𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴ

𝘗𝘭𝘢𝘵𝘰𝘯𝘪𝘤

｡.｡:+* ﾟ ゜ﾟ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ﾟ ゜ﾟ *+:｡.｡

Sebastian caminaba con una reluciente sonrisa por el pasillo que lo dirigía a la habitación de su mejor amiga. La bolsa que cargaba traía las preciadas hamburguesas que ellos siempre disfrutaban comer juntos y sabía que eso provocaría una gran sonrisa en ella. Al acercarse más a su habitación, notó que su puerta estaba ligeramente entreabierta, podía escuchar una melodía que provenía desde adentro.

Se acercó con sigilo y se asomó discretamente, solamente pudo ver las espaldas de su mejor amiga ya que la chica parecía buscar algo en su alhajero mientras tatareaba la canción que su bocina hacia sonar.

Sonrió con malicia y abrió la puerta con sumo sigilo, para después cerrarla de la misma forma. Dejó la bolsa con la comida a un lado y se acercó silenciosamente a ella. La chica estaba tan sumergida en la canción que ni siquiera notaba su presencia ni el olor a comida.

Stan intentó no reír al estar ya muy cerca de sus espaldas.

—Hola tu...— susurró en su oreja tomando su cintura repentinamente.

La chica se sobresaltó y jadeó con sorpresa. Se giró con rapidez, el así pudo ver el miedo en sus ojos grises.

—¡Agh, Sebastian!— se quejó con molestia mientras que el rumano solo reía a carcajadas. —Eres un idiota.—

—Lo siento.— Stan se disculpó mientras reía, la chica rodó los ojos y lo golpeó juguetonamente.

—Tonto.—

—Este tonto trajo hamburguesas.— Stan presumió sonriente tomando la bolsa para mostrárselas.

Olivia mordió su labio observando la bolsa, podía casi percibir su sabor en su boca.

—Me encantaría comerme una pero, no puedo, Stan.— sonrió mientras se encogía de hombros.

El rumano frunció el ceño mientras se recostaba en la cama de la chica.

—¿Por que? No puedes negarte a una buena hamburguesa, es un crimen.— frunció el ceño mientras se recargaba en su brazo para poder comer su preciada hamburguesa.

—No es que no quiera, es solo que no puedo.— la chica mordió su labio con una gran sonrisa.

Sebastián frunció el ceño una vez más mientras masticaba el bocado en su boca.

—¿No puedes...?—

—Yo... tengo una cita.— la chica movió sus cejas con malicia más de nuevo sonrió ampliamente mientras mordía su labio, no quería chillar cual colegiala emocionada.

Sebastián solamente elevó las cejas. Estaba por preguntar pero Olivia se le adelantó.

—Patrick me invitó a comer.— anunció y esta vez le fue imposible no chillar con emoción.

La sonrisa extrañada en el rostro del rumano desapareció. No pudo evitar rodar los ojos con una ligera mueca de disgusto, la cual Olivia no notó ya que volvió a centrar su atención en prepararse para su cita.