𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴ

𝘕𝘪𝘨𝘩𝘵𝘮𝘢𝘳𝘦𝘴

｡.｡:+* ﾟ ゜ﾟ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ﾟ ゜ﾟ *+:｡.｡

La joven Olivia escribía con tanta facilidad mientras una melodía se reproducía en el viejo pero aún funcional tocadiscos. La tinta fluía con facilidad sobre la hoja conforme ella movía su mano ágilmente mientras su elegante letra se impregnaba en otra de las muchas hojas llenas en su cuaderno.
Recientemente descubrió que con aquellas historias que se imaginaba, se olvidaba de todo. Era un pequeño escape que no entendía del todo, pero adoraba infinitamente.

No entendía como es que una simple hoja y tinta podrían hacerla olvidar la soledad, la tristeza y culpa que constantemente abrazaba su corazón.

Pero como la mayoría de las veces, aquel momento mágico y pacifico, no duraba mucho.

La dulce melodía fue interrumpida cuando alguien abrió la puerta de su habitación de golpe. Se sobresaltó y se giró con rapidez, encontrándose con sus hermanos mayores.
Tragó con dificultad y se levantó con rapidez, tratando de ocultar su cuaderno con discreción.

—Maggie, Scott...— jadeó y trató de sonreír. —Hola.—

—¿Que tanto haces estando aquí sola todo el día? ¿No te hará daño, Liv?— Margaret se cruzó de brazos y la miró de pies a cabeza.

—¿Daño? No... no entiendo.— la joven frunció el ceño, lo cual le pareció gracioso a ambos ya que rieron entre ellos.

—Si. Todo el maldito día estás metida aquí como una desquiciada, escuchando esta mierda...— Scott quitó el vinilo con brusquedad, mirándolo un momento para después arrojarlo lejos.

—¡No!— Olivia abrió los ojos y rápidamente corrió a donde su vinilo había caído, lo tomó entre sus manos cuidadosamente.

—Oh, ¿Que tenemos aquí?—

Olivia giró su rostro con rapidez, abriendo los ojos al ver como su hermana mayor tomaba su preciado cuaderno.

—Maggie, no...— se levantó y trató de quitárselo, pero Margaret lo alejó de ella.

Le dedicó una mirada que sin duda asustó a su hermana menor. Olivia, por instinto, retrocedió sumamente asustada por su hermana.

Margaret abrió su cuaderno y cuando comenzó a leer todas esas páginas llenas, Olivia no pudo más, cerró sus ojos para evitar ver como sus historias tan privadas ahora eran leídas por alguien más.

—¿Que...? ¿Que carajo es esto?— Margaret rió incrédula mientras seguía hojeando el cuaderno. —¿Esto es tuyo, niña?—

Olivia asintió cabizbaja.

Scott le arrebató el cuaderno y también leyó algunas de esas páginas.

—¿Que se supone que es esto? ¿Un libro para niños sin dibujos?— su hermano cuestionó.

Claramente ninguno se tomó el tiempo de admirar el talento de su joven hermana con tan solo doce años.

—¿Podrían... P-Podrían dármelo? Por favor, no le diré nada a mamá y papá...— suplicó y trató de acercarse a ambos aún algo temerosa.