𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴ

𝘍𝘰𝘳𝘨𝘪𝘷𝘦𝘯𝘦𝘴𝘴

｡.｡:+* ﾟ ゜ﾟ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ﾟ ゜ﾟ *+:｡.｡

—¿Olivia?—

—T-Te necesito...—

Olivia suspiró con pesadez al observar aquel vendaje en su muñeca izquierda. Ya habían pasado varios minutos y ella aún seguía sentada en aquella camilla de hospital. Ya estaba lista para irse, pero no podía hacerlo. Aún trataba de recobrar las fuerzas y la valentía para salir y dar la cara.

La puerta de la silenciosa habitación se abrió, aquella doctora que la atendió le sonrió cálidamente.

—Antes de que te vayas... quería darte esto.— le extendió un folleto aún con esa sonrisa.

Olivia frunció el ceño y lo tomó.

—Hay información sobre varios centros de ayuda y los números de unos muy buenos psicólogos.—

Olivia tragó con dificultad y observó unos segundos aquel folleto. No supo que responderle, se sentía demasiado incómoda, sentía que aquella doctora la percibía como alguna enferma mental.

Le agradeció con una pequeña sonrisa y guardó aquel folleto entre sus cosas.

—¿Lista para irte? Tu novio está afuera esperándote...—

Olivia suspiró. No tenía las fuerzas ni las ganas para negárselo así que solo asintió sin mucha emoción en su rostro. Sabía que estaba por sentirse expuesta y sin escapatoria, sería vista en ese estado tan deplorable por esos ojos... esos ojos que le hicieron sentir algo demasiado fuerte.

Tomó sus cosas y por fin salió de aquella habitación. Caminó por el extenso pasillo hasta que escuchó unas cuantas voces de las personas que se encontraban en la sala de espera. Allí lo vio, se encontraba firmando un par de papeles que aquella enfermera le extendía.

Tragó con dificultad y se acercó con pasos no muy seguros a él.

Elevó las cejas cuando se dió cuenta de su presencia. Se percató de que aquellos ojos que alguna vez le resultaron fascinantes, ahora ya no le provocaban absolutamente nada.

—Supongo que si era una emergencia.— Patrick murmuró al ver su aspecto.

Olivia no respondió, se moría de la vergüenza por dentro, pero aún no era capaz de mostrar emoción alguna.

Patrick suspiró.

—Vámonos, aborrezco los hospitales.—

Dicho y hecho, ambos dejaron aquel edificio que no era muy agradable de visitar. Subieron al auto de Jensen y para la suerte de ambos, esta vez el tráfico de Manhattan los atrapó.

El silencio era demasiado incómodo como para poder soportarlo. Olivia se sentía tan pequeña en toda situación, Patrick lucía radiante, incluso mejor que antes de que terminaran su relación. Mientras ella no se podía ni ver en un espejo.

—¿Que te pasó en el rostro y en el brazo?— Jensen preguntó mirando de reojo las notables heridas en su piel.

Aún la furia de su padre se encontraba impregnaba en su piel.