𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴ

𝘏𝘪𝘴 𝘴𝘩𝘢𝘥𝘰𝘸

｡.｡:+* ﾟ ゜ﾟ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ﾟ ゜ﾟ *+:｡.｡

—Por dios, debí creerle a Sebastian cuando dijo que eras una diosa en la cocina.— Steph murmuró mientras limpiaba los costados de su boca con su servilleta.

—¿Les gustó?— Olivia rió levemente mientras recogía los platos de los tres.

—Me encantó.— la rubia le dedicó una genuina sonrisa.

—Estuvo delicioso, amor. Gracias.— Sebastián tomó su mano para acercarla a el, Olivia sonrió y se inclinó, así el pudo besar su mejilla cariñosamente antes de que dejara los platos en la cocina.

—Steph... Seb y yo queremos decirte algo.— Olivia asintió con una sonrisa.

Sebastián asintió y le extendió su mano a la chica, Olivia la tomó y así el pudo acercarla para que pudiera sentarse sobre su regazo ya que aún el seguía sentado en la mesa.

—¿Que?— Steph sonrió con confusión y los observó mirarse y sonreírse entre ellos.

—Bueno... nos encanta tenerte aquí, eres amiga de Seb y ahora también eres la mía.— Olivia asintió con una genuina sonrisa. —Pero se que a veces es incómodo estar aquí con nosotros y quizá tú quieras tener tu propio espacio, así que... Seb y yo decidimos vivir aquí juntos, y mi departamento ahora está en venta así que... ¿Que opinas? ¿Lo quieres?—

Steph no pudo responder por varios segundos, parecía bastante sorprendida mientras miraba las sonrisas de ambos.

—¿Que...? ¿De verdad?—

—Si.— Olivia rió levemente. —Está aquí cerca, está en una buena zona, es espacioso y mis muebles aún están ahí, puedes quedártelos o venderlos, como quieras.— la chica se encogió de hombros.

Nuevamente la rubia se mantuvo sin habla mientras sus ojos observan a ambos, bastante sorprendida.

—Solo di que si, rubia. Estoy harto de tenerte aquí, quiero privacidad con mi chica.— el rumano elevó una ceja con una sonrisa burlona.

Steph se mantuvo en silencio por unos segundos hasta que de repente se levantó de golpe y se acercó a ellos.

—¡Los amo tanto!— habló con total emoción y no le importó nada más, tomó el rostro de cada uno entre sus manos para besar la mejilla de cada uno. —¡A ti te amo tanto!— no dudó en abrazar a la chica quien rió. —Gracias por esto, les prometo que pronto me mudaré, de todos modos ya quería irme, no me dejaban dormir con el chirrido de su colchón.—

La sonrisa en el rostro de la ojigris desapareció y un intenso sonrojo en sus mejillas pudo aparecer. Sebastián solo pudo sonreír maliciosamente y besó su hombro.

—Bueno, muchas gracias por la comida y por esta excelente noticia...— la rubia asintió gustosa. —Pero, Seb y yo tenemos que irnos, tenemos cosas que hacer.

—¿Que? Pero...— Olivia no pudo preguntar, Sebastián se levantó de su asiento aún con ella sobre su regazo.

—Tardaremos un poco pero regresaré más tarde para la deliciosa cena que se que harás.—