𝘗𝘳𝘰𝘵𝘦𝘤𝘵𝘰𝘳

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。.。:+* ゚ ゜゚ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ゚ ゜゚ *+:。.。


Sebastian se aseguró de que la menor estuviera cómoda, ya habían pasado unos veinte minutos, Olivia seguía dormida sobre su cama, por el momento nada la molestaba o la agobiaba. La cubrió con sus sábanas cuidando no despertarla y ya que la chica estuvo completamente cómoda, se acercó a ella inclinándose para besar su mejilla. Al alejarse de ella, le fue imposible no sonreír con tristeza, como anhelaba observarla de esa forma siempre, tranquila sin que nada pudiera molestarla. Era lo único que quería, la idea de meterla en una burbuja para que nada pudiera hacerle daño no parecía descabellada después de todo.

Suspiró y salió de la habitación sigilosamente para dejarla descansar. Al salir se encontró con Katherine quien miraba las fotografías en su estante mientras sostenía una taza entre sus manos.

—¿Sigue dormida?— la rubia le preguntó observando como el rumano cerraba la puerta con sigilo.

Sebastian asintió con una ligera sonrisa.

—Lamento que la primera vez que te invite a mi casa, sea en estas circunstancias.— suspiró con pesadez mientras movía ligeramente su cabeza ya que su cuello le dolía por tanto estrés que sufrió momentos antes.

—No te preocupes, no me molesta ayudarlos, y menos a ti.— Katherine le dedicó una dulce sonrisa que sin duda lo hizo suspirar con un sonrojo en sus mejillas. Intentó no reír para no avergonzarlo más y volvió a prestar atención a las fotos en el mueble. —Además, me entretuve un poco observándolas...— señaló.

Sebastian se acerco, colocándose a su lado para mirar las fotos igualmente. A pesar del cansancio, pudo sonreír. Había algunas fotos con sus padres cuando era un niño, un joven y adulto acompañado con su madre y su padre, pero había más fotos de él acompañado de la menor de los hermanos Harrison. Se podía saber que llevan conociéndose por años ya que en aquellas fotos se podía notar su evolución, desde el primer día en el que se conocieron fueron inseparables. Sebastián recordaba a la perfección aquel día.

—Liv siempre ha sido muy bonita.— Katherine señaló sonriente una foto donde ambos aún eran un par de niños que posaban sonrientes.

El rumano sonrió estando completamente de acuerdo con ella. Ser su mejor amigo no le impedía reconocer la notoria belleza que Olivia siempre irradió.

—Recuerdo con una extraña perfección el día en el que nos conocimos.— confesó una pequeña risa sin dejar de ver la sonrisa de la pequeña Olivia en aquella foto. —Yo era solo un niño. Recién nos habíamos mudado y mis padres tenían una reunión con sus amigos de la universidad, los padres de Olivia. No quería ir pero... me obligaron. Estaba muy aburrido porque no había nadie de mi edad, nadie quería jugar con un niño, hasta que la encontré a ella.—

Katherine lo escuchó atentamente aunque admiraba en secreto la sonrisa que Stan tenía en su rostro.

—Olivia estaba escondida en el jardín, había manchas de lodo en su vestido y lloraba por alguna razón. Le pregunté que hacía allí y porque lloraba, pero no me respondió. Después supe que estaba llorando porque no encontraba su muñeca favorita entre el lodo...—

—¿Y el pequeño Sebastián salió al rescate?— Katherine preguntó con una sonrisa divertida, el rumano rió.

—Me manché de lodo y obtuve un buen regaño pero valió la pena ver como Olivia dejaba de llorar cuando le di su muñeca.— Stan asintió con una risa. —Desde ese día... no nos hemos separado, nunca.—

𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora