𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴ

𝘉𝘭𝘰𝘯𝘥𝘦

｡.｡:+* ﾟ ゜ﾟ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ﾟ ゜ﾟ *+:｡.｡

Olivia terminó de peinar sus cabellos castaños mientras se miraba al espejo. Se arregló como todas las mañanas hacia, sus cabellos castaños oscuros sueltos y el mismo maquillaje ligero. Pero aunque era lo mismo que usaba desde hace años, no se sentía igual. Últimamente no se sentía igual.

Al no sentir que realmente llamaba la atención de alguien en sus años de estudiante, llegó a pensar que quizá no era tan bonita como Sebastián y su familia le hicieron creer. Estaba bien con ello, incluso llegó a aceptarlo. Pero cuando Patrick llegó con sus elogios y cumplidos constantes, esa idea se esfumó de su mente durante los tres largos años que duró su relación.
Pero como tanto temía, jamás fue suficiente para que Patrick la amara, y de nuevo esos miedos e inseguridades que desarrolló cuando solo era una niña llegaban a ella.

Comenzaba a acostumbrarse a no sentir que realmente era alguien interesante, alguien atractiva que merecía tener a alguien como los demás.

Mordió su labio con fuerza y dejó de mirarse en el espejo, últimamente no soportaba verse a si misma y recordar los miles de defectos que tenía.

Tomó un profundo respiro antes de salir de su habitación. Se confundió al no encontrarse con su mejor amigo, el solía despertarse primero.

—Seb, ¿Estas bien? Se nos hará tarde...— llamó su atención mientras tocaba su puerta.

No recibió respuesta.

Un tanto preocupada, abrió sigilosamente su puerta. Al hacerlo se encontró con el, extrañamente Sebastián se encontraba profundamente dormido.

Frunció el ceño bastante extrañada. Ya que sabía que era tarde, se acercó con la intención de despertarlo.

—Seb...— lo sacudió ligeramente para evitar asustarlo. —Seb, despierta, llegaremos tarde y papá me matará...—

El rumano frunció el ceño y se quejó entre sueños al ser despertado tan de repente. Pasó sus manos por su rostro y entrecerró los ojos por la repentina luz en su rostro.

—¿Que pasó? ¿Te quedaste dormido?— Olivia sonrió ligeramente mientras se sentaba frente suyo.

El rumano se enderezó y la miró aún un poco confundido, despertó de un sueño bastante profundo y no entendía muy bien que pasaba.
Por ello no notó que la sonrisa en el rostro de la chica desapareció al ver su semblante, se le notaba tan cansado y sus ojos estaban ligeramente hinchados.

—Seb...— jadeó y rápidamente tomó su rostro entre sus manos. Tocó sus mejillas y frente. —¿Estas bien? ¿Estas enfermo?—

—No...— Sebastian negó con el ceño fruncido.

—¿Seguro? Es que...—

—¿Que hora es?— Sebastián miró a sus alrededores con el ceño fruncido.

—Casi las ocho y media. ¿Seguro que estas bien? No sueles despertarte tarde.— Olivia insistió, notaba algo diferente en su mirada azulada.

Sebastián la miró y al hacerlo por supuesto que entendió lo que había pasado. Anoche ni siquiera descansó por no poder dejar de llorar, incluso sus ojos le ardían y por supuesto que se sentía extremadamente cansado.