Un recopilado de aquéllos vehículos usados antes, durante y después del primer conflicto de escala mundial, de igual modo una explicación a aquellos vehículos opacados por otros más reconocibles.
La contienda en Francia se estancaba a lo largo de una interminable línea de trincheras, dejando muy atrás aquella campaña de movimientos que se pretendía pelear. En todo éso se busco el poder llevar la artillería hacía las parte del frente, sobre todo artillería pesada dónde sería más requerida.
La salida se encontró en la instalación de pistolas en el chasis del tractor terminado, pero luego simplemente no existía un diseño suficientemente confiable. Entonces se decidió desarrollar sobre la base del chasis existente para desarrollar uno nuevo, con una suspensión reforzada, capaz de soportar la propia masa del arma y la fuerza de retroceso cuando se dispara.
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Así que con esto en mente se desarrollaron dos versiones del cañón autopropulsado pesado. El primero fue una especie de "tríplex", que preveía la instalación de cañones y morteros de calibre de 194 a 280 milímetros en un chasis con orugas con una plataforma abierta sin protección de armadura. Sin embargo, los "cañones autopropulsados" tenían controles que estaban ubicados frente al casco.
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La segunda opción era un arma prototipo montada en un chasis con orugas, un cañón de 220 milímetros (Canon de 220 mm L Mle1917 Schneider), pero sin blindaje o con un escudo blindado opcional. Las funciones de retroceso fueron realizadas por un carro inclinado; bajo la influencia de las fuerzas de retroceso, el arma retrocediendo hacia atrás en "cuesta arriba", desde donde se deslizó nuevamente a su lugar por su propio peso. El cañón autopropulsado estaba equipado con un motor de gasolina Duesenberg de 6 cilindros con una potencia de 225 caballos de fuerza. La parte de frente, dónde se instaló el arma, estaba protegida por placas de blindaje con un espesor de (aproximadamente) hasta 6 a 8 milímetros. Actualmente, estos vehículos se denominan "cañones autopropulsados Schneider del modelo 1918", aunque pueden ocurrir otras designaciones, según al autor que se haga referencia.
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Los dos prototipos se construyeron recién en 1918, cuando la guerra dejó de ser posicional. Sin embargo, los cañones autopropulsados mostraron características bastante aceptables. Podían desarrollar una velocidad máxima de hasta 5 a 7 kilómetros por hora y se movían con bastante rapidez sobre terreno accidentado. Pero después del final de la guerra, se abandonó la construcción en serie de estas máquinas.
Aparentemente, el único ejemplo de un cañón autopropulsado de 220 mm en el período de entreguerras terminó en un almacén, donde fue capturado por las tropas alemanas en el verano de 1940. Dado que en ese momento este diseño ya no era de gran interés, el arma autopropulsada se desguazó.
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