Cuando terminamos la segunda ronda, miré el móvil y tenía un par de mensajes de Jon, uno preguntándome que dónde estaba y otro diciéndome que fuera a casa, que no me iba a creer lo que había pasado.
No le di mucha importancia, pensé que igual habían puesto a parir otra vez a la tía Clara y habían terminado discutiendo. Desde que mi abuelo se fue, es algo la recurrente en las cenas familiares. Entiendo que no es santo de la devoción de mi abuela, pero creo que ella no tiene la culpa y es una tía muy legal y muy buen apoyo para mi madre.
Ainhoa insistió en acompañarme esta vez ella a casa y aprovechamos el camino para simplemente pasear cogidas de la mano y continuar hablando de todo y de nada.
Había un tema que me quemaba, que sentía que podía destrozar el buen ambiente que teníamos esta noche, pero no podía dejarlo estar.
"Ainhoa, ¿te puedo decir una cosa?" Pregunté, tentativamente.
Ella me miró divertida. "Claro."
"Lo primero de todo, no quiero que te enfades. Pero me preocupa tu marido y siento que no sé nada y no sé cómo ayudarte." Dije atropelladamente.
Ella sacudió su cabeza. "Es que no te tienes que preocupar por eso, Luz, de verdad."
"¿Pero cómo no me voy a preocupar, Ainhoa? Me preocupa todo lo que te preocupe a ti." Le confesé.
Ella seguía negando, erre que erre. "Ya, pero es que no tiene que preocuparte porque son solo amenazas."
"Pues para ser solo amenazas, bien que te diste a la bebida cuando te llamó al hotel." Dios, qué bruta fui. "Perdón. Pero tiene que ser más serio cuando te preocupa así."
Se llevó la mano a la cara y se la pasó por la frente. "Él está en Madrid y no creo que vaya a venir a Vera a buscarme. Tarde o temprano, me dejará en paz... o eso espero."
"Pues ojalá. Pero, ¿de verdad que no puedes hacer nada? Podemos hablar con mi padre, quizás él..." Traté de insistir.
Ella volvió a negar. "Que no, Luz, créeme que no serviría de nada. Su familia es lo peor, al final saldría yo peor parada." Se paró en medio de la calle y me giró para que la mirara. "Por favor, confía en mí. Es mejor dejarlo estar."
Con la mano que me quedaba libre, acaricié su mejilla, mientras me lo pensaba. "Vale. Confío en ti, Ainhoa." Ella aprovechó el gesto para dejar caer su cara sobre mi mano y me inundó de ternura.
Suspiré.
"¿Te puedo decir yo una cosa?" Me preguntó de repente Ainhoa.
No sabía por dónde iba a salir ahora la pelirroja, pero era obvia la respuesta . "Claro."
"Me ha sorprendido que no te importara que todo el mundo nos viera juntas." Dijo mirando alrededor en la calle donde estábamos paradas, aunque había mucha menos gente que en el bar.
Fruncí el ceño, sin entenderlo. "¿Por qué tendría que esconderme? Si tienen algún problema, que no miren."
"No lo sé." Encogió los hombros. "También me ha sorprendido que te gustara la etiqueta, cuando llevamos tan poco..."
"¡Aah!" Por fin me di cuenta por qué derroteros iba. "Es que me costó al principio, porque era nuevo, pero ya tengo muy claro lo que siento por ti. Estoy segura de esto, Ainhoa."
Y su sonrisa me calentó el alma más que cualquier abrigo.
"¿A ti te molesta?" Reparé en que no había pensado si a ella le parecía mal.
Negó con una sonrisa. "En otro momento, quizás me hubiera gustado ser más discreta, pero ahora, no quiero que nos escondamos."
Continuamos el paseo y me aproveché en mi portal durante un buen rato, donde seguimos besándonos como dos adolescentes, pero ya que efectivamente me había saltado la cena del cumpleaños de mi abuela, tampoco quería llegar a casa a altas horas de la madrugada. Después de todo mi madre parece que acaba de superar las reservas que tenía sobre mi relación con Ainhoa, no es plan de hacer que se lo vuelva a cuestionar.
Mi novia se despidió con un último beso y prometió escribirme cuando llegara al hotel. Y yo subí preguntándome qué me iba a encontrar en casa.
Ni en el más extraño de los sueños que mi cabeza hubiera sido capaz de inventar, me hubiera imaginado que mi abuelo habría fingido su muerte y se habría fugado a Santo Domingo.
La noticia nos ha pillado a todos por sorpresa y en particular, Jon está rabioso. Me duele que mi hermano esté así con mi abuelo, pero ahora mismo ni siquiera yo sé qué siento al respecto.
Entre unas cosas y otras, me acosté tarde y he pasado la noche dando vueltas en la cama. Y esta mañana de camino al restaurante he podido comprobar que el cotilleo de mi relación con Ainhoa ha sido superado por el cotilleo de mi abuelo. Para una vez que no me importaba en absoluto que hablaran de mi...
Hasta Ainhoa y Paolo estaban hablando del tema cuando llegué. La pobre me mandó un mensaje cuando llegó al hotel y apenas le mandé un icono. Si nada de esto hubiera pasado, estoy segura de que me habría quedado hasta las tantas mandándome mensajes tontos con mi novia.
Paolo se escabulló en cuanto les pillé cotilleando sobre mi abuelo, pero Ainhoa se acercó a mí, tratando de asegurarse de que estoy bien. Aprecio mucho su apoyo, si es que es un cacho de pan, pero en ese momento solo quería una distracción y hacer como si fuera un día normal. Casi me dió la risa viéndola simular normalidad hablando de champiñones y salsa, si es que es más tonta... Me encanta.
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Ya nada volverá a ser como antes
Hayran KurguAlgo ha cambiado en Luz desde la llegada de Ainhoa al Hotel La Sierra. Una realización que le ha pillado de sorpresa y para la que solo tiene una certeza: ya nada volverá a ser como antes. Un recuento desde la perspectivas personales de las chicas d...