Dimisión

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Me había despertado temprano por inercia, pero no tenía que ir al trabajo porque desde ayer, yo no tenia trabajo.

Sabía que era una privilegiada porque mi primer y único trabajo serio había sido en el hotel de mi familia. Después de estudiar en la escuela culinaria, había entrado a formar parte del equipo de cocina y no hubo más que hablar. En mi defensa diré que prácticamente me había criado al calor de sus fogones y no se me daba nada mal.

Así que ahora que me veía en la tesitura de tener que buscar un nuevo trabajo, no sabía por donde empezar. Aparte de que no terminaba de creérmelo.

Me arrastré fuera de la cama y rescaté el móvil de la mesilla, donde lo había tirado de cualquier modo la noche anterior antes de encerrarme en mi habitación y tirarme en la cama a repasar lo que había pasado, llorar y gritar de rabia a mi almohada hasta caer rendida.

Ignoré todos los mensajes y me fui directamente a la conversación con Ainhoa, que era la única que me podía animar.

"Acabo de terminar, ha sido horrible sin ti."

"¿Estás despierta? Puedo ir a verte"

"Voy a echar de menos dormir contigo esta noche"

"Te quiero"

Era un amor.

Me daba pena no haber podido contestarle a los mensajes, pero ahora tenía todo el tiempo del mundo para ella. Salí de la habitación pensando en que podría ir a buscarla al hotel tras su turno y quizás podríamos hacer algo.

Mi familia estaba ya desayunando, por lo que aparqué el móvil, aún pensando en mi respuesta y en qué podía hacer. Me apetecía hacer algo por ella, un detalle bonito, como los que ella se había currado. Se lo merecía.

Mi padre intentaba mantener el buen humor durante el desayuno, pero entre mi despido y mi tía en el hospital con riesgo para el bebé, nos había mirado un tuerto. La puerta sonó y como yo estaba más cerca, me acerqué a abrir. Pensé que sería Martínez, como tantas otras mañanas, así que me sorprendí al verla a ella.

"Hola." Me salió.

Ella respondió con una sonrisa antes de juntar nuestros labios. "Hola."

La invité a entrar con un gesto y antes de que pudiera preguntarle por esta visita sorpresa, mi familia se adelantó. "¡Ainhoa! ¿Un cafelito?" Preguntó mi padre.

"Pero, ¿no tendrías que estar ahora con los desayunos? ¿Ha pasado algo?" Mi madre se acercó algo más preocupada. Ahora que lo decía sí que era raro que estuviera aquí a estas horas.

La veía nerviosa y eso no me gustaba nada. "Sí... Pero nada, es que venía a decirte que, siento que Marta este en el hospital."

"Ya." No se lo creía ni ella como para que se lo creyera mi madre, que tenía experiencia en pillarme las trolas a mi. Y algunas habían sido muy buenas a veces, eh.

Ella insistió, pero estábamos todos esperando al verdadero motivo de la visita. No porque creyésemos que de verdad no lo sentía, sino porque no justificaba su visita en este momento. "De verdad, espero que se recupere pronto."

"Ya, pero no hacía falta que vinieras, me puedes llamar, ¿no? O mandar un mensaje." Señaló mi madre lo obvio.

Empezó a hacer ese gestito con las manos, ése tan suyo que hacía cuando se ponía nerviosa. "Ya, es que, quería decirte otra cosa y bueno, prefería decirtelo en persona." Ahora sí que cruzó su mirada con la mía y me temí lo peor.

"Que... que... que me voy del restaurante." Dijo por fin del tirón.

¿¡Pero qué estaba diciendo?!?

Al menos mi madre podía formular palabras coherentes en voz alta, no como yo. "Vale, vale..."

"Ya, lo sé, que te hago una faena, pero es que... lo que le han hecho a Luz y José Antonio es que no, no tiene nombre." Es que era tan buena y tan mona...

Ahora no podía formular palabras porque estaba ocupada derritiéndome, así que mi madre siguió. "Vale, que a ver, que lo entiendo, y me parece un gesto muy noble hacia ellos..."

"No es por ellos solo, eh, osea que también es por mi." Reconoció. No sólo era un acto de protesta, que pudiera traerle más problemas a su estabilidad y lo que había construido aquí. Lo había pensado bien. "Es que desde que tú no estás de jefa, con las condiciones de mierda que tenemos y todo, pues no sé... solo merecía la pena porque estaba Luz." Ay, que mona. "Pero que yo no quiero estar ya más."

Me miró, preguntando con sus ojos qué pensaba de todo esto y yo solo quería tirarme a sus brazos, pero mi madre interrumpió. "Yo voy a volver a hablar con Andrés para que os readmitan, de verdad. Una última vez."

"Vale, pero de verdad, si no aceptan a Luz, yo me voy." Aceptó.

Creí que por fin era mi momento, pero no, le tocaba a mí hermano. "Oye Ainhoa, tú no tendrás una hermana más joven, ¿no? Así como de mi edad."

"Mm, no."

Le mataba. Y mis padres riéndole la gracia. "No le hagas caso, que es que esa muy gracioso él. Ven aquí..."

Tiré de ella y me agarré a su cintura, abrazándola fuerte como había querido hacerlo antes.

"Entonces, ¿un café?" Volvió a preguntar mi padre.

Ella me miraba desde su altura y se mordía el labio. "No, Javier, gracias. Si no voy a dimitir ya, debería volver antes de que me despidan." Mi madre asintió, todavía pensando en cómo evitar que todo lo que había creado se viniera abajo. "¿Te veo luego?"

"Sí. Creo que tengo un mensaje de José Antonio para pasarnos luego juntos a por nuestras cosas." Me puse de puntillas y volví a besarla, más tranquilamente, transmitiéndole mínimamente dadas las circunstancias todo lo que sentía. "Te quiero." Susurré.

Ella se llevó la mano a la boca, tocándose los labios que esbozaban una sonrisa. "Y yo a ti." Respondió rápido y algo nerviosa, mirando de reojo a los espectadores que no se esforzaban por disimular nada. "Hasta luego, familia."

"Adiós, Ainhoa." Contestaron casi a la vez.

Se los tenía ganadísimos.

Después de unos días intensos, creo que puedo coger de nuevo ritmo para escribir, pero para no agobiarme (tener tiempo para trabajar, vivir, escribir y leer, que también me gusta porque hay fics increíbles), lo dejaré en 4 capis a la semana: lunes, miércoles, viernes y domingo.
Gracias por estar 🤗

Ya nada volverá a ser como antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora