Primera noche

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"Hola, mamá. ¿Qué tal? ¿Ya estáis cenando?" Me escurrí en el cuarto de baño para charlar con mi familia.

Creo que justo estaban cenando, porque sonaba que estaba terminando de masticar algo. "¡Cariño!" Exclamó. "Sí, justo estamos aquí tu padre, tu hermano y yo. ¿Qué tal? Después de tu mensaje diciendo que habíais llegado, la verdad es que no esperaba nada hasta el domingo."

"Ala, qué exagerada eres." Le reproché.

Escuché una silla removerse y las voces de mi padre y mi hermano alejarse. "Ya..." Decidió cambiar de tema. "¿Qué tal el parador? ¿Le tenemos mucho que envidiar?"

"Como hotel, yo diría que no mucho, pero tiene spa y está en un sitio de la sierra muy bonito. Mañana por la noche tenemos una cena con menú degustación, ahí juzgaremos su restaurante."

Mi madre se rió. "No saben el par de críticas culinarias que les han caído."

"No tienen ni idea de lo que se les viene encima." No pude más que reírme con ella.

Ella pareció dejarse caer en algún sitio antes de continuar. "Bueno, cuéntame, ¿qué habéis hecho hoy?"

"Pues no mucho, la verdad. Hemos llegado y ya empezaba a anochecer, así que después del check-in, hemos dado una vuelta por el pueblo y hemos picado algo en un bar con mirador. Es muy bonito el lugar." Le conté. "Mañana con la luz del día haremos algo más. Igual una pequeña rutilla o algo o nos meteremos en el spa, que también podemos acercarnos cuando queramos."

Mi madre iba haciendo ruiditos de apreciación, para indicar que estaba escuchando. "Qué planazo, ¿no?"

"Sí." Afirmé simplemente.

Ella sabía que había algo más. "Terremotillo..."

"Es muy fuerte." Susurré.

"¿El qué, cariño?"

"Que haya planeado todo esto durante días por mi. Para darme una sorpresa." Dije algo emocionada.

Podía oír su sonrisa desde el otro lado. "Claro que lo ha hecho todo por ti, cariño. Porque Ainhoa te quiere muchísimo. Igual que tú a ella."

"Eso también es muy fuerte." Dije entre risas, sacudiendo la cabeza. "Y tú, ¿qué? De compinche..."

"Tenía que mantener el secreto. Y estaba segura de que te iba a gustar." Añadió. "¿Qué tal ha ido esta mañana el desayuno?"

Me reí al recordarlo. "Pues casi me atraganto cuando me lo ha dicho. Pero es que yo ya tenía la mosca detrás de la oreja de que algo pasaba, porque encima el numerito que me habéis hecho al salir de casa..."

"Ya, bueno, pero es que sabíamos que ya no te íbamos a ver en todo el fin de semana." Refunfuñó.

Yo sacudí la cabeza. "Pues así estaba yo, sabiendo que pasaba algo y que no me lo estabais contando."

"Es que claro, tú también te pones siempre en lo peor." Me recriminó.

"Es que hasta ahora no me digas que no acertaba casi siempre."

"Ya, la verdad es que menuda rachita..." Me dio por fin la razón. "Pero ya está, estáis bien, estáis disfrutando de ese principio de la relación como es debido."

Me encogí, hundiendo mi cabeza entre mis hombros. "Chi."

"Entonces, explícame por qué no estás disfrutando de este viaje ahora mismo con tu novia. Que no quiero decir que por qué no te estás acostando con ella... bueno, también, pero..." Se enredó ella sola y no podía parar de reírme. "¡Que tú ya sabes lo que quiero decir!"

Ya nada volverá a ser como antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora