Al final Ainhoa me había convencido de que preparásemos la cena y tenerla lista para mis padres cuando llegaron de trabajar. Decía que era lo menos que podía hacer y estaba tan agradecida e ilusionada por la invitación que no podía decirle que no.
Esta vez iba a salir bien.
Antes de salir del hotel, nos pasamos un rato por el restaurante para agradecerle a Paolo su estratagema. No quería, pero me había sentido dolida con todos los trapos sucios que habían salido entre los compañeros y por el hecho de que nadie hubiera pestañeado a mi despido, después de tantos años. Más aún por él, después de tantas cosas que hemos vivido juntos.
Al final no le había dejado tan indiferente como aparentaba y había estado a punto de joderse su futuro por ello, a cambio de nada, si no hubiera sido porque mi padre había corrido un tupido velo, una vez más.
Al menos eso teníamos que reconocérselo.
Después, fuimos al supermercado para coger un par de cosas y caminamos de vuelta a casa, donde nos pusimos manos a la obra. Jon hasta salió de su madriguera al escucharnos a los dos y puso la mesa para todos mientras se frotaba las manos con la idea de una cena preparada por nosotras.
No iba a ser nada del otro mundo, algo simple para una cena de diario, pero en manos de Ainhoa sabía que iba a estar de rechupete.
Mi padre llegó poco después, feliz de vernos allí manos a la obra y hasta a Jon ayudando, y nos dejó un beso en el pelo a Jon y a mí, como de costumbre, antes de acercarse a Ainhoa. Con el mismo momentum, puso su mano en el hombro de mi novia y, cuando ésta paró momentáneamente lo que estaba haciendo y no extrañaba el gesto, se puso de puntillas para dejar un suave beso en la cabeza como había hecho con nosotros. Sin decir más, se marchó a la habitación a quitarse el uniforme y darse una ducha.
El gesto de mi padre con Ainhoa me calentaba el corazón y aunque ella continuaba con su tarea sin darle más importancia, la observaba por el rabillo del ojo radiante y con un nuevo brío en sus movimientos. Adoraba verla feliz.
"Hola, hola a todos." Mi madre llegó poco después, como un torbellino y hasta mi padre volvió a salir de la habitación aún con el pelo mojado y despeinado. Dejó las cosas en la entrada y vino a nuestro encuentro. "Qué bien me viene que hayas venido a cenar hoy, Ainhoa."
Yo me reí. "Y a cocinar la cena, también. Que papá nos ha hecho chantaje."
"Eh, yo encantada." Ainhoa aplacó mi comentario con una sonrisa terminando de poner unas aceitunas en la ensalada y dejándome sin armas para la discusión que pretendía empezar.
Mi padre se acercó a mi madre y la recibió con un beso, distrayéndola un segundo, pero enseguida volvió su efusividad. "Mañana volvéis a vuestros puestos."
Ainhoa y yo la miramos sin dar crédito. "¿Qué? Pero, ¿cómo?"
"Tu tía Marta se ha encarado con Andrés y le ha dicho que estaba haciendo todo esto por venganza hacia ella. Se lo ha reconocido y le ha propuesto que si os readmitía, ella dimitía."
No sabía por dónde empezar a preguntar y Ainhoa se me adelantó. "¿Marta ha dimitido por nosotras?"
"Sí. No es lo ideal, pero pensaremos algo." Reconoció mi madre. "Lo importante es que os van a readmitir a los tres y va a terminar la tiranía en el hotel." Terminó, sonriendo.
Ainhoa me miró de reojo, esperando mi reacción. Yo no sabía cómo hacerlo.
Mi tía se había quedado sin trabajo por la palabra de Andrés de que las cosas volvían a la normalidad, pero todavía podía hacer lo que quisiera para intentar hacerle daño. Y por otro lado, la normalidad para él seguía consistiendo en Blanca en la dirección y Paolo como chef, todavía desplazando a mi madre y a Ainhoa en los puestos que por derecho eran suyos.
Mi madre se percató de la mirada de Ainhoa sobre mi y la mía perdida sobre la encimera. Se acercó a nosotras y acarició el hombro de mi novia. "Esto tiene una pinta increíble, Ainhoa. ¿Por qué no os vais sentando a la mesa? Me lavo las manos y terminamos de llevar lo que falta." Entendió el mensaje y fue a sentarse a la mesa, donde mi padre y mi hermano le dieron la bienvenida con los brazos abiertos. "¿Qué es lo que te preocupa, terremotillo?"
"Todo." Suspiré. "¿Quién nos asegura que mañana Andrés nos readmita? ¿Que no nos salga con alguna otra jugarreta para cargarse el hotel desde dentro? ¿De ponernos los unos en contra de los otros?"
Mi madre me abrazó y me dejé caer sobre su hombro. "No podemos saberlo. Lo que sí podemos saber es que pase lo que pase, lucharemos todos juntos."
"¿Y la tía Marta?" Pregunté con vocecilla.
Se rió. "No creo que se note mucho su ausencia. Pero no descansaremos hasta que el hotel vuelva a ser de nuestra familia."
"Ala, mamá." Me reí.
Ella me empujó. "Es verdad. Si a ti misma se te hacía raro verla tanto por allí cuando intentaba tapar lo del ex de Ainhoa."
"Tienes razón." Acepté.
"Por cierto." Me empezó a decir, a la vez que cogía un poco de jabón y se lavaba las manos en el fregadero. "¿Vamos a tener por fin una cena familiar en condiciones?"
Me apoyé a su lado en la encimera, mirando hacia la mesa, donde ella reía mientras que Jon gesticulaba contándole a saber qué. "Eso parece."
"Ha tenido un gesto muy bonito. Se la ha jugado por ti."
Sonreí de lado, sacudiendo la cabeza. "Lo sé."
"Me encanta ver cómo os apoyáis la una a la otra. Cómo os queréis." Se apoyó a mi lado mientras se secaba las manos y chocó su hombro con el mío. "Estaba muy equivocada con vosotras al principio."
Me giré hacia ella, alzando las cejas. "La fama de impulsiva me la he ganado a pulso, supongo."
"Sí." Se rió. "Pero creo que esta vez diste en el clavo."
"Mamá, que se enfría." Llamó Jon desde la mesa.
Mi madre chocó de nuevo su hombro con el mío y se alejó, llevando una cesta con pan y la paleta de servir que estaban en la encimera. La seguí con la mirada hasta que se sentó y fue entonces cuando al levantar la vista, que me crucé con la suya.
Ainhoa me observaba, mientras escuchaba algo que mi familia hablaba. Sus cejas se elevaron en una pregunta silenciosa y mi única respuesta fue una sonrisa que pareció calmarla. Cogí la ensalada y me acerqué a todos ellos, sentándome en mi sitio y buscando su mano, para entrelazar nuestros dedos.
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Ya nada volverá a ser como antes
FanfictionAlgo ha cambiado en Luz desde la llegada de Ainhoa al Hotel La Sierra. Una realización que le ha pillado de sorpresa y para la que solo tiene una certeza: ya nada volverá a ser como antes. Un recuento desde la perspectivas personales de las chicas d...