Ahora va a resultar que soy la reina de las declaraciones en Vera: otra vez me he vuelto a venir arriba y he proclamado a los cuatro vientos que Luz es mi novia.
Al menos esta vez ya lo habíamos hablado y estábamos las dos en la misma página. Pero no sé qué me pasa que no puedo parar de llamarla mi novia delante de todo el mundo. Voy a ir por la vida así a partir de ahora:
Hola, soy Ainhoa Arminza, soy alcohólica, soy la jefa de cocina del restaurante del Hotel La Sierra y Luz Romaña es mi novia.
Estoy tontísima, pero de verdad que parece que no puedo evitarlo.
Si me había decepcionado un poco que el cotilleo del día fuera el abuelo de Luz y no nosotras, ya me he encargado de arreglarlo: se lo he declarado justo a la fuente de los cotilleos del pueblo.
Las Cucas han tomado buena nota mientras que yo me he dado cuenta de que he metido la pata hasta el fondo y, tras el shock, he buscado la mirada de Luz. ¿Qué me está pasando? Si yo siempre he sido muy reflexiva y para nada impulsiva, ¿se me está pegando de ella?
Y a todo esto, Luz mirándome con una mezcla de ternura, orgullo y... también estaba completamente muerta de la risa.
Las Cucas han salido por fin de la cocina, corriendo a sus sitios en primera fila para la rueda de prensa del abuelo de Luz y yo me he llevado la mano a la cara, a ver si con un poquito de suerte desaparecía.
La morena ha roto en carcajadas aún a mi lado y tiró de mi mano, para verme la cara. "Pero Ainhoa..."
"Ya lo sé, que la he liado. Es que no puedo parar de decirle a la gente que eres mi novia o algo." Eso hizo que simplemente continuara riéndose. "Luz..." La reproché algo enfurruñada.
Respiró hondo, tratando de sosegarse y me acarició la cara. "Mi novia..." Rió de nuevo, inclinándose a besar mis labios, que hacían puchero al seguir siendo objeto de sus chistes. "Me encantas." Declaró, haciendo que por fin sonriera.
"Y tú a mí." Le susurré.
Luz miró por encima de mi hombro, viendo al equipo observarlas mientras en teoría recogían el servicio de comida y empezaban con la preparación del de cenas. "Será mejor que me vaya. No quiero estar aquí para el circo que ha montado el alcalde."
Suspiré. "Sí, y como te quedes un rato más, no te dejo irte."
"¿Tanto me vas a echar de menos?" Rió, y seguiría haciendo el tonto todo lo que fuera necesario para seguir viéndola reír.
Asentí con aires dramáticos. "Probablemente más."
Echó una mirada más por encima de mi hombro y debió ver que aparentemente ya no nos prestaban atención, porque se acercó rápidamente y me dio un beso fugaz. "Luego hablamos."
Se marchó de allí y me quedé observando la puerta como un pasmarote hasta que sentí una presencia detrás de mí.
"Perdona, Paolo, estaba en babia. Dime, ¿qué necesitas?" Sacudí la cabeza para volver al trabajo y eliminar la distracción.
"Entonces, ¿ustedes dos son novias?" Me sorprendió preguntando. "No he podido evitar escucharlas antes."
Me mordí los labios mientras pensaba qué responder. Al fin y al cabo era el ex y amigo de Luz, y aunque yo estuviera enterada de lo que les pasó, quizá debería decírselo ella, pero me estaba preguntando a mí... "Em, esto... Sí. Lo hablamos ayer y... sí."
Él agachó la cabeza y no sabía si pedirle perdón o qué hacer. Tampoco es que yo tenga la culpa, pero entiendo que es un mal trago. "Me alegro por ustedes, de verdad." Acabó diciendo. "Se las ve muy felices."
"Gracias, Paolo. Yo... Lo siento."
"Ya, no te preocupes, jefa. Ella no sentía igual por mi." Dio un paso atrás, cortando la conversación. "Y siento lo que pasó con el diario. No era mi intención invadir tu intimidad."
"Lo sé." Le confirmé, aunque el recuerdo de eso me dolió.
"Voy a cogerme mi descanso ahora, ¿vale? Enseguida vuelvo."
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Ya nada volverá a ser como antes
FanficAlgo ha cambiado en Luz desde la llegada de Ainhoa al Hotel La Sierra. Una realización que le ha pillado de sorpresa y para la que solo tiene una certeza: ya nada volverá a ser como antes. Un recuento desde la perspectivas personales de las chicas d...