Resaca emocional

605 61 12
                                    

Ainhoa se había quedado dormida en mis brazos y yo apenas había sido capaz de pegar ojo en toda la noche, guardando su sueño y asegurándome que a pesar de las vueltas, dormía lo más plácidamente posible y descansaba.

La alarma programada en su móvil la trajo de nuevo al mundo real. Pegó un manotazo en la mesilla hasta que hizo callar al aparato y me hizo reír, levantó su cabeza para mirarme y sonrió, con mucho sueño en sus ojos, pero también una enorme ilusión.

Quise asegurarme de que estaba bien, pero no había ni rastro de la Ainhoa que se rompió la noche anterior. Acaricié su mejilla y despejé los mechones de pelo alborotado que le caían sobre la cara y ella cerró los ojos, disfrutando del contacto.

Supuse que la noche había dado perspectiva a sus dudas y se habían ordenado sus pensamientos, pero era consciente que había mucho por ahondar y trabajar y estaba más decidida que nunca a estar ahí para ella.

"Buenos días." Croé, aclarándome el sueño y el desuso de la garganta antes de seguir. "¿Qué tal estás? ¿Mejor?"

Ella me devolvió el abrazo y volvió a enterrar sus ojos en mi cuello, resistiéndose a salir a la realidad. "Creo que sí. Lo siento por el numerito." Me pidió disculpas. "Y gracias por estar, por quedarte esta noche."

"No tienes nada de lo que disculparte y no hubiese querido estar en ningún otro sitio." Le recalqué, continuando mis caricias por su brazo.

No estaba muy conforme y le daba vergüenza, pero se iba a tener que aguantar. Optó por cambiar de tema. "¿Y tú? ¿Has dormido bien?"

"No mucho. Me he quedado despierta viendo que dormías, más o menos tranquila." Resopló, de nuevo avergonzada. "Y haciendo una lista de todas las cosas buenas que tienes, que me encantan de ti. ¿Quieres escucharlas?"

Creo que no imaginaba que le saliera con estas y no sabía qué contestarme, pero ayer estaba tan derrotada que no podía dejarlo pasar, me iba a tener que aguantar. "Tu fortaleza, porque has demostrado una y otra vez en la cocina y fuera de ella que eres una persona fuerte, capaz de luchar contra todo y contra todos. Tu resistencia, porque has aguantado lo inaguantable. Tu valentía, porque alzaste la voz y saliste de ahí de la mejor forma que supiste. Tu lealtad, porque cuando alguien entra en tu círculo de confianza, gana a una persona que está ahí para lo que se venga. Tu compasión, porque a pesar de todo siempre eres capaz de ponerte en la piel de la otra persona. Tu pasión, que se nota en todo lo que haces. Tu atención al detalle..."

"Vale, vale, vale..." Me cortó la perorata que estaba soltando de carrerilla, saliendo de mis brazos y poniendo las manos en alto. Mucho había durado. "Lo pillo."

Arqueé una ceja. "¿Estás segura? No he dormido mucho e igual me falla la argumentación, pero tengo más..."

"No, no, ya está bien." Se rió, acercándose de nuevo y acariciando mi mejilla. "Te quiero mucho."

"Y yo a ti." Le respondí. "Aparte del sofocón, ¿la sesión fue bien? ¿Te sientes cómoda con ella?"

Arrugó la nariz mientras pensaba. "Cómodo no va a ser, pero me da confianza."

El teléfono volvió a sonar sobre la mesilla y mientras que ella se giraba a pararlo, no pude evitar reírme. "Así que eres de esas personas que se ponen varias alarmas..."

"Por si acaso." Me explicó. "Pero normalmente me despierto con la primera."

"Mira, otra cosa más. Eres previsora." Me reí.

Ella sacudió la cabeza. "Mira, me voy a la ducha antes de que empieces otra vez." Se acercó a darme un beso antes de que pudiera replicarle. Le daba vergüenza, pero sus labios me decían que lo apreciaba. Su beso, lento y pausado, lleno de amor. "¿Por qué no aprovechas para dormir un poco más? Tú no entras hasta mucho más tarde..."

"Pues no te voy a decir que no..." Me dio otro beso, antes de escaparse a la ducha y yo me dejé caer en la cama, apoyándome en el lugar donde había estado su cabeza, impregnándome de su olor y con el sonido del agua cayendo y la voz de Ainhoa canturreando me relajé tanto, tanto...

Lo siento, éste me ha quedado muy corto, pero compensa con otros

Ya nada volverá a ser como antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora