Me daba una vergüenza tremenda salir a la mañana siguiente de la habitación de Luz, sabiendo que toda la familia estaba en la casa, pero no había conseguido convencer a mi novia para que me dejara esconderme debajo de la cama hasta que el último se fuera de allí. Decía que eso solo nos haría llegar demasiado tarde al hotel y ella se había ido a la ducha para ir adelantando.
Mi novia.
Volvía a pronunciarlo, a saborear las palabras, sin temor a que el espejismo se disolviera en el aire.
Anoche cuando Luz dijo que quería recuperarme después de la tregua de todo el día, me agarré con uñas y dientes. Quería volver a estar en su vida, quería ser lo que me dejara ser, pero estar cerca de ella, de su calidez.
Y cuando vi que no estaba muy conforme con simplemente hacer un buen equipo, me tiré en plancha. La besé. La besé como llevaba deseando hacer cada minuto desde que salió aquella mañana de mi habitación después de pasar la noche juntas. La besé como tenía esperanzas que me permitiera hacer a partir de ahora.
Cuando sentí sus brazos rodearme y apretarme, sus labios corresponderme, quise llorar.
Perdimos la noción del tiempo entre besos y arrumacos en nuestra burbuja y cuando nos dimos cuenta, sus padres ya se habían ido del hotel. No quería que la noche se acabara y sentía que había mucho aún por decir, todo en realidad, porque nos habíamos entretenido besándonos, así que le dije que la acompañaría a casa.
Aunque no estaba muy de acuerdo con que luego yo me tuviera que volver, siendo tan tarde, aceptó. Ella tampoco quería que la noche terminara.
Aprovechamos el paseo para continuar hablando. Me contó por fin en detalle la estupidez que había cometido al irse a Madrid y cómo se había enfrentado a Hugo, lo que me envió a un estado de pánico que solo se calmó cuando me recordó que estaba en coma y no podía hacernos nada. Después, me pidió que le contara yo de nuevo todo lo que había pasado y ahora, con el temor en 'pause' de que volviera a aparecer, ya que hasta donde sabíamos seguía fuera de combate, conseguí abrirme un poco y explicarle cómo había llegado a donde había llegado mi relación con él y cómo había vivido todo lo que había pasado.
La conversación no tuvo nada que ver con aquella que me sonsacó obligada después de que la soltaran porque Marta se había entregado: me abrí en canal y ella estaba allí para sostenerme.
Al llegar a su puerta, estábamos las dos tan emocionalmente agotadas que cuando me pidió que me quedara a dormir con ella y no volviera a hacer el largo paseo de vuelta al hotel sola, no podía negarme. Caí en sus brazos y me quedé profundamente dormida enseguida arrullada con los latidos de su corazón y sus cosquillas en mi espalda.
Alguien tocó a la puerta de la habitación de Luz y yo me escurrí en la cama, tapándome la cabeza con la sábana, a pesar de que estaba perfectamente vestida con un pijama que Luz me había prestado y que sorprendentemente me quedaba bastante decente para lo pequeñita que era ella (un poco corto, quizás).
Volvieron a insistir, un poco más fuerte, por si no había escuchado antes. "¿Ainhoa? Me ha dicho Luz que estabas despierta. ¿Quieres café?"
Salí de la cama y fui descalza hasta la puerta. Me atusé un poco el pelo, sin saber cómo estaría de la almohada y abrí.
"Buenos días, Jon." El rubio estaba legañoso y en pijama en la puerta, sorbiendo tranquilamente de su taza.
Me tendió una para mí. "Es café solo, porque no sé cómo lo tomas. Acabo de hacer una cafetera y a Luz le gusta siempre tomarse la primera taza, pero te la he puesto a ti." Sonrió amable. "Pero que si prefieres colacao como yo o lo que sea, hay de todo en la cocina."
"Muchas gracias, Jon. Eres un sol." Le acepté la taza de café y cerré los ojos con su aroma.
Él sonrió satisfecho. "Oye, que ya que veo que estás decente y tal, ¿te importa que entre a la habitación de mi hermana? Es que me quedé dormido con música en los inalámbricos, que me los puse cuando os escuché llegar por si acaso, y los tengo secos de batería. A ver si los suyos tienen algo para ponerme un podcast de camino al insti."
"Eeh, pero nosotras no... Quiero decir que no habríamos venido aquí si..." No sabía cómo decirlo sin sonar mal y me estaba poniendo muy nerviosa. Lógicamente, la familia de Luz sabía que su hija tenía relaciones sexuales pero no quería que pensasen que habíamos venido a acostarnos pared con pared con ellos. Aunque tampoco había nada malo en ello. Buff, es que era mucho lío. Y Jon estaba ahí de pie, con total normalidad, mientras que yo no sabía dónde meterme. "Que no estuvimos juntas anoche. Bueno, juntas sí, pero juntas, juntas no. Vamos, que solo dormir."
Contuvo una risa a mi costa. "Ya, pero no me arriesgo, que luego tengo colección de traumitas. ¿Puedo, entonces?"
"Venga, pasa pasa." Me di por vencida. "Yo voy a echarme un poquito de leche en el café..."
Salí por el pasillo y escuché las voces de Javier y Silvia en su habitación y el sonido de la ducha donde estaba Luz, aventurándome a la cocina a por un poco de leche para mi café. Abrí la nevera y por deformación profesional, hice un barrido de su contenido.
¿Y si...?
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Ya nada volverá a ser como antes
FanfictionAlgo ha cambiado en Luz desde la llegada de Ainhoa al Hotel La Sierra. Una realización que le ha pillado de sorpresa y para la que solo tiene una certeza: ya nada volverá a ser como antes. Un recuento desde la perspectivas personales de las chicas d...