Seguía en mi habitación, abrazándome las rodillas y mirando a un punto infinito, esperando a que Sara me llamara y todo esto se aclarara. Luz se había ido a su turno, pero me había dejado el desasosiego de pensar que su prima no haría lo correcto. Era una niña, al fin y al cabo, ella todavía se podía permitir estos errores, pero yo, con todos los que tenía acumulados, ya no.
Un golpe seco sonó en la puerta y me acerqué rápido a abrir. "Paolo..."
"Hola, Ainhoa." Le sentaba bien la chaquetilla blanca, pero no sabía que estaba haciendo en mi puerta. "Me envía Blanca. Me ha pedido que te diga que ya está todo aclarado y que mañana te incorpores a tu turno habitual."
Fruncí el ceño. "¿Y ya está? Pero, ¿qué ha pasado?"
"Solo me dijo eso, pero antes la vi salir con Clara y Sara del despacho de Andrés. Igual eso te dice algo."
Asentí. "Sí, supongo que ha hecho lo correcto." Sonreí y noté que él seguía perdido, pero no era mi lugar contarlo.
"Aunque no lo creas, me alegro que ya no estés despedida, Ainhoa." Dijo con un saludo mientras se iba hacia la cocina. Supuse que todavía estaba dolido por la discusión que tuvimos por los pasillos, pero sabía que decía la verdad.
Cerré la puerta y no sabía muy bien qué hacer. Cogí el móvil, pero Luz lo tendría guardado en el vestuario, así que no me servía.
Lo que sí tenía era un mensaje de Fina, preguntándome si queríamos tomar algo esa noche.
Me cambié de ropa y me pasé por la cocina, asomándome por la puerta, intentando no llamar mucho la atención. Pero según aparecí, vi a Luz levantar la mirada, como si sintiera la mía sobre ella.
Le sonreí y le hice un gesto, escondiéndome de nuevo en el pasillo. Pero no había pasado ni un minuto cuando ella dio la vuelta para encontrarme.
"¿Qué haces aquí? ¿Qué ha pasado? ¿Has hablado con Sara?" Me acribilló a preguntas.
Yo me reí y pasé mis brazos alrededor de su cuello, pegándola a mi. "Tu prima lo ha contado todo y Paolo se ha acercado hace un rato a decirme que mañana vuelva a mi turno."
Sentí su suspiro, a la vez que apretaba su agarre sobre mi espalda baja. "Menos mal, amor." Se separó de mí y me dio un beso tranquilo. "¿Has hablado con ella?"
"No. Al parecer, ha venido al hotel y se ha reunido con Andrés y con su madre. Creo que se ha ido a casa castigada. Quiero hablar con Clara..."
Pasó sus manos por mis brazos, no sabía si el gesto la calmaba más a ella que a mí. "Creo que estaba fuera en la terraza con mi madre."
"Genial." Le sonreí. "Oye... Que esta mañana me he encontrado con Fina y me ha preguntado si nos apetecía quedar un día para tomar algo. Como amigas. Se ve que aquí en Vera no conoce a mucha gente."
Resopló. "Esa chica necesita todo el contacto con una persona normal que pueda encontrar. Trabajar una jornada completa con Arturo debe ser demoledor..." Me reí con su exageración.
"Pues me ha escrito que si nos apetece esta noche. No le he contestado todavía, lo acabo de ver." Le expliqué.
Cerró los ojitos y arrugó la nariz antes de negar con la cabeza. "Pues tú estás libre, así que si te apetece... Yo estoy cansadísima, en cuanto termine el turno me voy a meter en la cama y adiós al mundo."
"Me quedo contigo entonces." Le propuse, no me importaba velar su sueño igual que ella veló el mío. Además, quedar con Fina sin ella, me chirriaba internamente.
"No hace falta, mi amor. Solo voy a dormir." Me puso los morritos y no sabía cómo resistirme. "Además, es que sí que me parece que te apetece el plan. Tenías carita de ilusión."
¿Por qué me conocía tan bien? "Bueno, sí, pero lo puedo posponer a otro día que podamos las dos."
"O, podéis quedar hoy y echar un rato de risas y yo me apunto a la siguiente." Fue ella quien me lo propuso.
Necesitaba asegurarme. "¿Estás segura?"
"Claro." Dijo con normalidad.
Esto me resultaba muy extraño. "No quiero molestarte. Solo vamos a tomar algo y charlar."
"Lo sé, ¿por qué me iba a molestar?" Me preguntó y sabía que estaba siendo totalmente sincera.
Si estaba segura, por lo menos haría que no se molestase. "Prometo escribirte en cuanto vuelva al hotel."
"Si me vas a dejar un mensajito romántico para cuando me despierte, encantada." Sonrió enamorada y me la quería comer. "Pero me temo que me vas a pillar KO en la cama, no voy a poder contestar en el momento. Realmente no sé cómo estoy de pie ahora mismo..."
No quería insistir, pero quería que estuviera segura. "Bueno, pero así sabes cuánto tiempo estuvimos y a qué hora volví."
"Pero, mi amor, no necesito saber dónde estás a todas horas." Ella no entendía nada y su ceño fruncido también me lo decía. "Confío en ti."
Cerré los ojos, inspirando hondo. Creo que esa sería otra cosa que tendría que comentar con mi psicóloga. "Vale..."
"Chicas, disculpen, pero Luz necesito que vuelvas a la cocina. Está a punto de comenzar el servicio." Nos interrumpió Paolo.
"Pásalo bien, mi amor." Me besó con ternura. "Mañana te veo y me cuentas qué tal con Clara y con Fina, ¿vale?"
Me derretí. "Vale. Ten cuidado con los cuchillos y el sueño. Descansa, cariño."
La observé hasta que se perdió por la puerta de la cocina y volví a darme cuenta de la suerte que tenía.
Salí de allí y me dirigí a la entrada, por si por casualidad encontraba aún a Clara.
Al salir del hotel, me encontré a las hermanas justo entrando. Marta me saludó y Silvia... Silvia dejó un beso cariñoso en mi hombro como recibimiento, lo que ya me dejó helada.
Clara también quería hablar conmigo y sus palabras me remataron.
"Yo siento muchísimo haber pensado mal de ti, Ainhoa." Se disculpó.
Me encogí de hombros, mi pasado me perseguía. "Ya, estoy acostumbrada a que piensen mal de mi."
"Pues no deberías." Me regañó. "Me parece que eres muy buena persona y que eres una valiente. Y sobre todo, agradezco lo bien que has gestionado todo lo de mi hija." Me quedé literalmente con la boca abierta. "Así que eso es lo que quería decirte, que gracias. Gracias."
Me eché a sus brazos. Me salió del alma. A pesar de todos mis errores y mis defectos, la gente de Vera me regalaba palabras tan bonitas...
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Ya nada volverá a ser como antes
FanfictionAlgo ha cambiado en Luz desde la llegada de Ainhoa al Hotel La Sierra. Una realización que le ha pillado de sorpresa y para la que solo tiene una certeza: ya nada volverá a ser como antes. Un recuento desde la perspectivas personales de las chicas d...