Camila Hastings- Entonces esto es para el informe de mañana - dijo Mario levantando unos papeles - y está es la información del de la próxima semana.
Asentí con la cabeza mientras los tomaba y los acomodaba en mi escritorio.
- El resto de la información te la traeré cuando esté lista, ¿si?
- Si, Mario, gra... - dejé mis palabras en el aire cuando la puerta se abrió.
Miré hacia ella esperando ver a cualquier otra persona menos a Natanael, quien entró con pasos seguros sentándose en el sillón.
No lo había visto hace una semana, que fue nuestra última conversación, ¿y ahora se aparece así?
Lo miré con el ceño fruncido para después concentrarme en Mario de nuevo, quien se veía un poco confundido.
- Gracias, Mario - continué dándole una pequeña sonrisa, intentando borrar la tensión que se sentía en el aire.
Sentía la mirada de Natanael sobre mí y eso solo aumentaba mis nervios.
- De nada, Cami - dijo regresándome la sonrisa - te veo a las dos para comer.
- Si, Mario, nos vemos - respondí mientras lo veía avanzar a la salida.
Me levanté de mi silla, parándome al lado de mi escritorio cruzada de brazos.
- ¿Qué haces aquí? - pregunté seria - no puedes entrar así, Natanael.
Me observó desde el sillón con la misma expresión que yo tenía. Su mirada se desvió hacia la puerta, que ya estaba cerrada antes de regresar a mí.
- ¿Y qué? ¿Ya andan? - soltó con tono cortante.
- ¿Eso a ti qué, Natanael?
- Nomás pregunto.
- No te importa - respondí con firmeza - estoy soltera y puedo hacer lo que yo quiera, es parte de mi libertad.
Su mandíbula se tensó aún más con mis palabras, su expresión mostrando una mezcla de enojo y frustración.
- Bájale de huevos, morra - habló entre dientes levantándose del sillón.
- ¿Por qué, Natanael? - pregunté con ironía - ¿ahora no puedo decir la verdad?
El se acercó un paso más, como si estuviera buscando una reacción y sus ojos brillaban con una intensidad que no había visto antes. Aún así, me obligué a mantenerme firme en mi lugar.
- Soy tu jefe, no me puedes hablar así.
Reí con amargura sacudiendo la cabeza mientras sentía cómo la irritación crecía dentro de mí.
- No, Natanael, por suerte no eres mi jefe y te puedo hablar como yo quiera.
Me miró con los ojos entrecerrados y su mandíbula se apretó aún más.
- Si lo soy, Camila - dijo, y su voz se volvió más grave - y también soy el jefe de ese pendejo.- ¿Y? ¿Qué vas a hacer? - repliqué con burla - ¿despedirnos?
Natanael se acercó un paso más quedando frente a mí, y pude sentir la tensión a punto de estallar.
- Si quiero, sí - contestó con total firmeza, como si realmente creyera que podía hacer algo tan drástico solo porque se le ocurría.
- ¿Tan desesperado estás por demostrar que tienes poder? - pregunté ladeando la cabeza, sin perder la burla en mi voz. Lo que decía era completamente absurdo.
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Estrellas | Natanael Cano
FanfictionBebecita, dime qué pasó Si cometí un error Y es que no puedo vivir sin tu calor Y ya no quiero ser el mismo que era yo - 🌟 - Bebecita, ¿qué pasó? ¿Qué ya se te olvidaron las cosas que pasamos? Pero yo me he aferrado - 🌟 - Es que yo sin ti No sé...