Estrellas | Natanael Cano

XXXVIII

Camila Hastings

Desperté con un fuerte dolor de cabeza, pero sabía que no era resaca. Anoche, después de regresar de casa de Erick mi mente no me dejó dormir.

Para mi sorpresa, tenía mensajes de Natanael:

"Buenos días, Millie
Puedo llevarte a desayunar?
Bueno, comer"

Me quedé mirando la pantalla durante unos segundos, sin saber qué responder. La idea de verlo después de lo de anoche me hacía sentir un nudo en el estómago.

Respiré hondo, dejando el celular sobre mi pecho mientras cerraba los ojos por un momento. El celular comenzó a vibrar, anunciando una llamada de el.

- ¿Bueno? - dije en voz baja.

- Hola, amor, ¿te desperté?

- No, ya estaba despierta.

- ¿Ya viste mis mensajes?

- Los vi... - respondí sin saber muy bien qué más decir.

- Entonces, ¿qué dices? ¿Salimos a comer? - dijo, su tono casi impaciente pero manteniendo esa calidez que siempre me hacía ceder - llevamos a los perros para que jueguen.

Desvié la mirada hacia Ollie, pensando en todo lo que había pasado anoche. Esa manera suya de invitarme, tan casual pero con un toque de ternura, me hizo sentir vulnerable.

- Vamos, Millie, no lo pienses tanto. Es solo una comida, un rato con los perros... y conmigo - añadió, su voz más baja en la última parte.

Suspiré y hablé rápido, antes de que pudiera arrepentirme.

- Está bien, me alistaré rápido.

- Ahorita salgo para allá, chula - respondió rápidamente, y pude imaginarlo sonriendo del otro lado de la línea.

Colgué sin responder, quedándome unos segundos con el celular en la mano antes de levantarme para alistarme.

Salí del baño encontrándomelo acostado en la cama con nuestros perros a su alrededor.

Me quedé en la puerta, mirándolo con incredulidad mientras secaba mi cabello con una toalla. Natanael levantó la vista, dedicándome una sonrisa despreocupada.

- Llegaste rápido - dije, intentando sonar indiferente, aunque mi tono lo traicionó un poco.

¿Cómo se supone que debemos actuar después de lo de ayer?

- Quería verte - contestó, acariciando la cabeza de Ollie - además, pensé que sería más divertido esperarte aquí.

Negué con la cabeza, pero no pude evitar una pequeña sonrisa. Caminé hacia el closet para cambiarme, sintiendo su mirada fija en mi.

- Me dijo Claudia que el Papito estaba bien guapo.

Reí levemente asomando la cabeza por la puerta.

- No mintió... ¿ella te abrió?

Claudia trabajaba aquí en mi casa desde hace muchos años, y constantemente hace preguntas sobre Natanael que no se cómo responder.

- Simón, ella y el Ollie.

Asentí para después terminar de cambiarme y alistarme rápido para no hacerlo esperar mucho, Natanael siempre tiene hambre.

- Ya estoy lista - dije tomando mi bolso.

El se levantó de la cama con rapidez, llegando frente a mi y antes de que pudiera reaccionar, me plantó un beso.