XXXI

795 123 31
                                    


Camila Hastings

- Natanael - lo llamé removiéndolo por el hombro.

Soltó un quejido hundiéndose más en la cama.

- Rubén, despierta.

Soltó un quejido más fuerte, escondiendo el rostro en la almohada como si quisiera evitarme por completo y sentí cómo la irritación subía aún más.

- Que te despiertes, Rubén - dije en un tono más firme.

Finalmente, abrió los ojos lentamente, mirándome con expresión de fastidio mezclada con sueño.

- Cami, ¿qué vergas traes? - habló con voz ronca.

- ¿Qué hago en tus historias, Natanael?

Parpadeó un par de veces, todavía confundido. Luego, su rostro se iluminó con una sonrisa despreocupada.

- ¿Qué tiene? Me gustó.

- ¿Qué tiene? - repetí incrédula - ¿qué parte de que no quiero que nadie sepa no entendiste?

- Amor - murmuró tallando su rostro - es solo una foto, no significa nada.

- No me preguntaste nada, Natanael - respondí con frustración.

- Andaba pedo y se me hizo fácil, Cami, perdón.

Negué con la cabeza, viendo que todavía tenía esa expresión relajada que me sacaba de quicio.

- Todo se te hace fácil, ¿no?

Suspiró, dejando caer la cabeza hacia atrás en la almohada.

- La voy a borrar - dijo tomando su celular - no tienes que hacer tanto pedo por eso.

Fruncí el ceño, sintiendo cómo la rabia crecía aún más.

- Si, Natanael, ahora soy una exagerada.

El ignoró mi comentario aún concentrado en su celular.

- Ya, Cami - habló sin mirarme, con un suspiro pesado - la borro y ya, problema resuelto... listo, ¿feliz? ¿Puedo dormirme otra vez?

- ¿Feliz? - repetí, con un tono que lo hizo levantar la mirada - ¿de verdad crees que con borrar la foto se arregla todo? Tiene horas ahí, Rubén.

Dejó el celular a un lado, mirándome con cansancio.

- Millie, no es para tanto. Ya borré la foto, ¿qué chingados quieres que haga?

- Que respetes lo que te digo, Natanael - dije, el enojo desbordándose de mis palabras - una sola cosa te pedí y te vale verga.

- No es que me valga verga, Cami - replicó, con un tono más serio - es solo una foto, no entiendo por qué te molesta tanto.

Rodé los ojos aún más furiosa.

- Ya duérmete, Rubén - hablé dándole la espalda y cubriéndome toda.

Lo escuché suspirar pesadamente antes de sentir cómo se acercaba a mí, rodeándome con sus brazos.

- Ya, mi amor - murmuró contra mi cabello - no quiero que estés enojada.

Me tensé de inmediato bajo su tacto y aparté sus brazos.

- Quítate, Natanael.

- Mmm, que la verga - murmuró mientras se alejaba.

Estrellas | Natanael Cano  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora