XXVIII

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Camila Hastings

Rodé los ojos al escuchar su voz en el pasillo, preparándome mentalmente para no reaccionar más de la cuenta.

- Hola, Camilita - dijo Natanael al adentrarse en mi oficina, con ese tono tan despreocupado que normalmente me encantaba, pero que en este momento solo me irritaba más.

Murmuré un "hola" sin despegar la vista de la pantalla, aguantándome las ganas de decir algo más.

- ¿Es todo lo que me vas a decir? - preguntó incrédulo, cerrando la puerta tras el - llegué desde ayer, nomás me dices que estás ocupada, te estuve marcando para ir a desayunar juntos y me saludas con pinche "hola" todo aguado.

Me encogí de hombros, manteniendo mis ojos fijos en la pantalla.

- ¿No me extrañaste? - continuó parándose frente a mi escritorio.

- Estoy ocupada, Natanael - respondí neutral, evitando su mirada.

- No mames, Cami. Siempre te haces un huequito para mi - dijo inclinándose ligeramente - ¿qué traes?

- Nada - contesté rápidamente, abriendo un cajón y sacando unos documentos.

- ¿Nada? - repitió cruzándose de brazos.

Me encogí de hombros de nuevo, enfocándome en los papales.

- Hey, Camila, te hablo - dijo frustrado, rodeando el escritorio.

- ¿Qué quieres qué te diga? - pregunté dejando los papeles sobre el escritorio, mirándolo al fin.

- Lo que te estoy preguntado. ¿Qué chingados traes? Porque así no eres conmigo, siempre que llego de viaje me tratas bien bonito y ahorita nomás me estás mandando a la verga.

- ¿En serio quieres saber? - respondí levantándome de la silla y cruzándome de brazos - estoy cansada de tener que fingir que no veo todos los videos de ti con otras mujeres, cansada de fingir que no me importa y lo peor de todo es que tú estás muy bien con eso.

Su expresión cambió, y soltó un suspiro haciendo el ademán de acercarse, pero retrocedí apretando mis brazos contra mi pecho.

- Mi amor... - murmuró pasándose una mano por el cabello - tú sabes lo de nosotros sería así, Cami.

- Y tú sabes que yo no quería esto, Natanael - dije, tratando sonar firme, pero mi voz tembló un poco - tengo bastante tiempo aguantándome las ganas de decir algo como para que quieras arreglarlo nada más diciéndome eso.

El soltó un suspiro pesado, pasándose nuevamente la mano por el cabello, como si buscara las palabras correctas.

- No es que no me importe, Cami, pero... tú sabías cómo era esto desde un principio.

- Ya me dijiste esto, Natanael - hablé entre dientes - ¿en serio es todo lo que tienes que decir?

Él me miró fijamente, como si buscara algo en mi rostro, algo que no encontraba. Soltó otro suspiro, más frustrado que el anterior, y dio un paso hacia mí.

- ¿Qué quieres que te diga, Cami? - respondió, levantando las manos en un gesto de desesperación - esto es lo que soy, lo que siempre he sido.

Rodé los ojos negando con la cabeza, sintiendo la rabia invadirme.

- Pues si, no sé que estaba esperando que me dijeras.

Estrellas | Natanael Cano  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora