Estrellas | Natanael Cano

XIV

Camila Hastings

Sentí sus manos deslizarse hasta mis glúteos dando un ligero apretón que me hizo gemir por la sorpresa. Hizo su agarre aún más fuerte mientras bajaba sus besos a mi cuello.

- Me mamas, Camila - murmuró regresando a mis labios.

Cuando le di el beso no pensé que llegaríamos a este punto, pero no pensaba detenerlo, provocó demasiadas sensaciones en mí en tan solo unos minutos.

Comenzó a retroceder aún besándonos, tomándome firmemente por la cintura y me sobresalté al escuchar la puerta ser azotada. Me recostó en la cama y se posicionó encima de mí, suspiré ladeando la cabeza cuando bajó sus besos a mi cuello mientras sentía sus manos colarse por debajo de mi blusa haciéndome estremecer.

Se separó unos centímetros tomando los bordes de mi blusa y deslizándola por mi cabeza. Relamió sus labios mirando mis pechos fijamente y, sintiéndome demasiado expuesta, quité su camiseta con su ayuda.

Dizque pa' andar iguales

Regresó a mi cuello bajando lentamente hasta el inicio de mis pechos y sentí su mano en mi espalda desabrochando mi brassier. Al lograrlo, me lo quitó con rapidez y, sin perder tiempo, introdujo uno de mis pechos a su boca mientras apretaba con su mano el otro.

- Ya te puedo pedir perdón bien por el chingazo - dijo subiendo la mirada con una sonrisa de lado, sin dejar de masajear mis pechos a su antojo.

Reí sin poder evitarlo, sintiendo el calor subir a mis mejillas.

- Te habías tardado - susurré mirándolo enterrar su rostro en ellos de nuevo.

Cuando terminó de darle atención a mis pechos, regresó a mis labios mientras desabrochaba mi pantalón con desesperación. Se levantó de la cama y tomó mi pantalón despojándome de la prenda para después quitarse el suyo.

- ¿Bóxers de los CT? - pregunté mirándolo con una ceja alzada.

El rió regresando a la cama.

- Están chilos, ¿no? - replicó con una sonrisa de lado mientras me tomaba de la cadera y me subía a horcajadas de el.

Sin dejarme responder, me besó con fuerza moviendo sus manos hacia mis glúteos y pegándome a el. Gemí sobre sus labios por el contacto, comenzando a moverme un poco. Suspiró echando su cabeza hacia atrás, masajeando mis glúteos a su antojo.

- ¿Si quieres? - preguntó con voz suave, mirándome fijamente a los ojos.

- Nata - murmuré con una pequeña risa, apoyando mis manos en su pecho para verlo - te hubiera detenido hace mucho, ¿no crees?

El rió asintiendo con la cabeza antes de besarme de nuevo y, en un movimiento rápido, quedó sobre mi. Sentí su mano deslizarse lentamente por mi abdomen hasta llegar hasta mi ropa interior. Introdujo su mano con suavidad comenzando a tocar aquella zona tan delicada y los gemidos de mi parte no se hicieron esperar.

Su rostro quedó a unos centímetros del mío, mirándome con una sonrisa triunfal.

- Música para mis oídos - dijo con una voz ronca que me hizo sentir escalofríos.

Rodé los ojos tomándolo por la nuca para besarlo de nuevo y gemí sobre sus labios cuando introdujo un dedo. Bajó hasta mi cuello comenzando a succionar y morder a su antojo mientras añadía un dedo más.

Dejó un corto beso en mis labios antes de levantarse de la cama y tomar su pantalón del suelo, sacando un condón de el, dejándolo sobre la cama.

- Ven, preciosa - dijo mientras bajaba su bóxer.