Natanael CanoMiraba a Camila avanzar por el pasillo debatiéndome si ir con ella o no. Desde que sucedió lo de su oficina he intentado hablar con ella. Cada intento ha sido inútil: me ignora, y cuando no puede evitar hablar conmigo, su tono es cortante, frío, como si quisiera dejar claro que entre nosotros no hay nada más que trabajo.
La vi detenerse en seco, sacar su celular del bolsillo de su pantalón y al mirarlo, su expresión cambió en un instante.
Fruncí el ceño al ver cómo su rostro se tensaba. Su mirada se clavó en la pantalla, y aunque estaba a unos metros, pude notar cómo su respiración se aceleraba.
Sin pensarlo, caminé hacia ella. No me importó que probablemente no quisiera verme. Algo andaba mal, y yo no podía quedarme quieto.
- Camila, ¿estás bien? - pregunté con cautela al llegar a su lado.
Ella no respondió. Sus ojos estaban vidriosos aún fijos en la pantalla.
- Cami, mírame - insistí, suavizando mi tono.
Pero ella seguía inmóvil, sus hombros temblando ligeramente. Tomé su mano y la llevé hacia una de las habitaciones vacías del piso.
Ella no puso mucha resistencia, probablemente porque no tenía fuerzas para pelear conmigo en ese momento. Cerré la puerta detrás de nosotros y la solté, pero me mantuve cerca, esperando a que hablara.
- ¿Qué pasó? - pregunté, manteniendo mi voz lo más calmada posible.
Camila se quedó de pie, mirando al suelo, sus manos temblando mientras aún sujetaban el celular.
- No es nada - murmuró, pero su tono débil decía todo lo contrario.
Di un paso más cerca, inclinándome un poco para estar a su altura. Sus ojos finalmente se encontraron con los míos, y lo vi: el dolor, la angustia, y algo más.
- ¿Qué pasó, mi amor? - repetí suavemente.
Sin decir nada, me extendió su celular y rodeó mi torso con su brazos escondiendo su cabeza en mi pecho. Lo tomé, asegurándome de abrazarla firmemente con mi otro brazo. Bajé la mirada hacia la pantalla, donde había un hilo de twitter.
Hablaban de su vida, de sus padres biológicos, lo que le hicieron, de cómo salió de una familia abusiva, y fue adoptada por los Hastings. Resaltaban su trabajo en la empresa, en cómo logró superar esos obstáculos y ahora tiene una vida completamente diferente.
Sin embargo, al deslizarme hacia los comentarios, había opiniones encontradas. Cada palabra me hacía sentir un mezcla de enojo y tristeza. Por un lado, había personas admirándola, reconociendo lo mucho que había logrado. Pero por otro, estaban esos comentarios minimizando todo su esfuerzo, asegurando que solo era por su apellido.
Me quedé un momento en silencio, sin saber qué decir. Nunca habíamos hablado de esto, no me atrevía a mencionarlo por miedo a incomodarla.
Guardé su celular en mi bolsillo y acaricié su cabello con la mano libre.
- Ellos no saben lo que dicen, Cami - murmuré contra su cabello - no saben nada de ti, no tienen derecho a opinar.
Ella no dijo nada, pero su respiración estaba entrecortada, como si intentara contener las lágrimas.
- Camila, mírame, por favor - dije inclinándome un poco para intentar buscar sus ojos.
- No es eso - susurró apenas audible, aferrándose más a mi - no me importa lo que digan, yo sé que no es cierto.

ESTÁS LEYENDO
Estrellas | Natanael Cano
FanfictionBebecita, dime qué pasó Si cometí un error Y es que no puedo vivir sin tu calor Y ya no quiero ser el mismo que era yo - 🌟 - Bebecita, ¿qué pasó? ¿Qué ya se te olvidaron las cosas que pasamos? Pero yo me he aferrado - 🌟 - Es que yo sin ti No sé...