Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda Temporada

Señorita Sociable

- Gracias por traerme. - Dijo una vez que llegaron a la puerta de su habitación.

- Sabes que no es problema... Por cierto...

- ¿Si? - Ahora mismo, ella no podía ni mirarlo a los ojos.

- Fue muy tierno... - Sonrió.

- ¿Qué?

- Lo que intentabas hacer hoy... Fue tierno saber que ni siquiera sabías como hacerlo. - Soltó una risita y ella se sonrojó aún más. - Eres tú después de todo. Además, no hubiera permitido que lo hagas... No cuando creo que lo hiciste por tratar de complacerme. - Depositó un beso en su frente y luego le besó la mano. 

- No es así. - Giró el rostro para evitar que él la siguiera mirando.

- Vamos Hayden... Ve a dormir... Espero verte mañana...

Ella cerró los ojos con fuerza y se metió en su habitación rápidamente, cerrando la puerta detrás de ella.

(...)

- Profesor... - Me llamó, agitando su mano frente a mi rostro.

- ¿Qué sucede?

- ¿Qué pasa con usted? - Preguntó Samantha bebiendo de su café.

- Estoy frustrado. - Dije con ira, mientras revolvía mi cabello con desesperación.

- ¿Por qué? - La miré.

- Profesor... Yo podría ayudarle con su chica, si es eso lo que le preocupa.

- Pues si... - Solté finalmente. - Es exactamente lo que me preocupa.

- Dígame que pasó.

- En realidad nada. - Me crucé de brazos. - Yo la amo y ella me ama. - Sam torció el gesto y me miró. - Sólo que... No lo sé, ella quiere cambiar, pero, para mal...

- ¿Para mal? - Levantó una ceja.

- Ella era perfecta tal y como era antes. Era mi Señorita Inocencia y ahora... Ahora después de todo lo que nos pasó.

- ¿Qué sucedió?

- No me lo creerías...

- ¿Te enamoraste de ella en la universidad? 

- Trátame de usted Sam.

- Si, lo siento... - Se acomodó en su asiento y se encogió, de pronto podía recordar a mi niña haciendo exactamente lo mismo.

- No, en la universidad no...

- ¿Entonces?

- Ella es menor que tú.

- ¿Por cuánto?

- Si no me equivoco, ella ahora mismo debe de tener 21. - Sam comenzó a toser ya que se había atragantado con su malteada.

- ¿21?

- Me abandonó cuando cumplió 17... - Sonreí como un idiota.

No porque me había abandonado, sino que... La conocía, como la palma de mi mano, y fue tan idiota que no pude darme cuenta de que algo le estaba pasando, que algo le afectaba gravemente... Incluso la noche en que estuvimos juntos en mi auto... Debí saber que era su despedida...

- Profesor... ¿Ustedes?

- La conocí en un colegio, muy renombrado, del que sinceramente no quiero hablar, lo único bueno que me trajo ese empleo fue a ella, a Hayden.

- ¿Se llama Hayden?

- Si, así es. 

- Pero entonces...