Señorita Juzgada

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- Mark Vincent McKenna, ¿Cómo se declara?. - Sonrió.

- Inocente, obvio.

El juez negó con la cabeza.

- ¿Alguna otra prueba que debamos ver Abogado Mathew?. - Le dijo a mi amigo, sentado a mi lado.

- Si. - Lo miré, y él se puso de pie, después de un inaudible: Tranquila.

Caminó con un par de papeles en sus manos y se los entregó al juez.

- En sus manos están las pruebas de ADN aplicadas a los restos del cigoto abortado, producto de una... Y no sólo de una, de varias... - Enfatizó. - ... Violaciones del acusado hacia su hija adoptiva. - Alice estaba sentada entre los espectadores y comenzó a llorar. Como podrá ver es positivo, tanto para el ADN del acusado, como para el de la joven.

- Objeción, ¿Cómo sabemos que no lo falsificó?.

- Denegada, ¿Abogado?

- El Doctor Maxwell está aquí con nosotros. - Se puso de pie. - Podemos llamarlo como testigo, e incluso volver a practicar las pruebas en frente de algún delegado para que usted comprueba que es verídico.

- No es necesario, el doctor ha trabajado aquí por ya mucho tiempo. - Se acomodó.

- El otro documento es un registro de los retiros monetarios... - El rostro del Sr McKenna se arrugó. - ... Practicados en una cuenta en el exterior con el seudónimo de Allan Martin, logramos dar con estas gracias a la colaboración de un hombre que quiero usar como mi testigo.

- Muy bien.

- Llamo al estrado a William McKenna. - Sorprendida miré hacia atrás y William comenzó a caminar hacia nosotros.

Contó todo, que él sabía... O al menos sospechaba el hecho de que su padre haya estado metido en negocios sucios, no sólo de robo o extorsión, entregó pruebas también de que había tenido que ver con el tránsito de estupefacientes, colaborando con un convicto llamado Alex Argüello, conocido también como Dante.

Ese par de ratas eran la misma calaña.

- ¿No va a confesar?. - Repitió el juez y Mark negó con la cabeza. - Señor, todas las pruebas lo declaran culpable, no hay manera de salir de esto, gracias a gente como usted, el mundo se ha vuelto lo que es, ladrones en las calles que se excusan al decir que no hay trabajo cuando lo único que quieren es la vida fácil, tal y cómo usted. - Le acusó.

- No voy a confesar.

- ¿Cómo se declara?.

- Inocente. - La mujer del jurado se puso de pie.

- Con las pruebas presentes y los testigos, Señor Juez declaramos culpable al Sr. Mark Vincent McKenna.

- Por todos sus crímenes, lo sentencio a cadena perpetua en una cárcel de máxima seguridad, y no saldrá de allí nunca, eso se lo aseguro. - El martillazo anunció que la decisión estaba tomada.

No había vuelta atrás.

Volteó hacia mi y en ese momento se puso de pie y comenzó a correr para sostenerme por el cuello y colocarme contra la mesa.

- Estás muerta, muerta, ¿Me oyes?. - Empecé a toser al instante, y los guardias lo separaron de mi. - Muerta.

Comenzaron a arrastrarlo.

- ¡Te mataré aunque sea lo último que haga!. - Gritó, mientras que su rostro comenzaba a enrojecer.

- Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga puede ser usado en su contra. - Le comenzaron a decir.

- No creo que quiera más cargos en su nombre, total, va para la cárcel. - Se marcharon.

Tom y William corrieron hacia mi, para abrazarme, con fuerza, empezaron a besarme, el rostro, el cabello, sonreían y lloraban al tiempo, noté que Alice también estaba llorando, y Jeremy la mantenía en pie.

- Lo lograste. - Me dijo Jeremy, besándome la frente.

- Lo logramos. - Les sonreí.

El juez se acercó a nosotros y tras intercambiar varias palabras, nos dijo que debíamos ir a verlo a él y al jefe de policía Adam Jensen para discutir sobre un programa de protección a testigos... De nuevo volvía a estar en la misma posición, sonreí.

- Lo hiciste... - Me dijeron al oído y volteé, William hablaba con el Juez así que no podía ser él. - Gracias. 

Me di la vuelta por completo.

Ryan sonreía de una manera hermosa, vestido con un traje blanco salió por la enorme puerta.

- Discúlpenme un momento. - Corrí, llegué a la puerta, sin embargo, en metros y metros de pasillo no había nadie, ni un sólo rastro, excepto... Excepto el pequeño peluche de Winnie Pooh, perteneciente a Dominik, este descansaba en el suelo y me acerqué a tomarlo, olía claramente al perfume de Ryan y sonreí.

Lo hicimos. - Cerré los ojos y una lágrima cayó sobre el muñeco.

Después de eso, el destino de todos los McKenna y el mío se separaron, supe que la madre McKenna fue a prisión por complicidad, pero, ella había ido a una cárcel de mujeres nada más, en cuánto a los legados...

Devolvimos todo el dinero de las cuentas que tenía Mark McKenna en el exterior, la fortuna que tenía, fue dividida en partes iguales para los cuatro, se había quedado sin un centavo y todos sus bienes habían pasado a sus hijos, que habían olvidado que alguna vez tuvieron una madre tan desquiciada como esa, y un padre tan repugnante.

En cuánto a Alice, se marchó junto a Jeremy. Vendieron todas las propiedades que les pertenecían y se fueron a viajar por el mundo, después de todo, lo que les sobra ahora, es dinero, y si necesitaran algo, yo estoy aquí para ayudar.

William y yo nos encargamos del proceso de cremación de los restos de Ryan, William quería llevarlo a Hawai para esparcir sus cenizas o ponerlas junto con un árbol.

Ryan siempre quiso ir a Hawai, nunca pudo, pero allí se quedaría por siempre, por eso, William regresaría a Hill Chapel, para darle a Ryan una última vista del lugar en el que todos crecimos y vivimos la mayoría del tiempo, y luego, se irían.

Tom... Es el que más me sorprende, la lanzó una soga a Wendy y la amarró bien, pensar que consiguió enamorar a la mujer más despiadada y loca del mundo, y Wendy, por su parte, está soñada, loca de amor, nunca vi a una pareja tan más estable y compatible, y deseo de todo corazón que siempre sigan así...

Sin embargo, las cosas no han sido fáciles para mi el último año que pasó, digo, si... Hemos avanzado mucho con Kyle, y estamos bien, me he acostumbrado más a la idea de que Dom debe pasar tiempo con su padre, y estoy más consciente de ello.

Estoy en contacto con mucha gente, la mayoría del tiempo, el trabajo mantiene mi cabeza ocupada, pero, aunque quiera, y realmente trate, creo que hay heridas que ni siquiera la eternidad más larga consigue curar.

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora