Llegamos a casa, básicamente huí, no quiero estar más en esa situación, corrí sin despedirme ni darle explicaciones, subí al ascensor y esperé pacientemente, junto con una mujer y su gato.
Abrí la puerta, las luces están apagadas, miré mi celular y tenía un mensaje de papá, diciendo que iría a cenar con Caroline, al menos alguien está feliz y enamorado. Dejé al león en el sofá, y luego fui a mi habitación, abrí la puerta, y tropecé, con una maleta negra, que creo que pesaba el doble que yo, su celular está sobre la cama, y hay un olor a cigarrillo.
La pantalla se iluminó, un número al que identificaba como Sam. La rubia de la foto me parece conocida, pero, ¿Dónde? Miré por el ventanal que daba al balcón, y lo vi ahí parado, de espaldas y encorvado.
Caminé lentamente hasta él, y me paré a su lado. Ni siquiera pudo girar la cabeza para mirarme, sólo se mantuvo ahí, quieto, sin semblante alguno, con el brillo en sus ojos tenue, y con un cigarrillo en su boca, quise sacárselo de la boca, pero, como está la situación...
Creo que tal vez lo necesita.
- Así que... Ya hiciste tus maletas.
- Si. - Cortante y frío.
- ¿Cuándo te vas?
- ¿Te emociona que me vaya? - Pregunto, sonriendo con amargura, sólo lo miré. - Pasado mañana.
- Creí que tendrías más tiempo.
- Tengo clases particulares con las cuales debo cumplir.
Y entonces recordé, aquella rubia es con la que él se estaba besando aquella vez en la universidad, su estudiante, la próxima Señorita a sus órdenes.
- ¿En serio? - Dije entre dientes, tampoco me miró, y esta vez lo empujé y le quité el cigarrillo, pisándolo en el suelo, me miró enojado y lleno de ira.
- ¿Qué te sucede?
- Metes a Alec a esta casa, como si fuera lo más lindo que puedes hacer, te enojas conmigo sin motivo alguno, y luego dices que tienes trabajo cuando es claro que te vas a ir a seguir conquistando a tus estudiantes.
- No sé de que me hablas. - Dijo, sacudiendo su cabello, entré a la habitación, tomé su celular y se lo arrojé, él lo miró.
- ¿No sabes? ¿Por qué una estudiante tendría que tener tu número?
- Consultas personales.
- ¿Acaso te escuchas? - Grité desesperada. - Vas a irte para estar con ella, mientras yo me quedo atrás, ¿Tienes idea de cuanto he tratado de evitar a Kyle por ti? - Encendió un nuevo cigarrillo.
- Hayden... - Dijo, molesto. - Ya estoy cansado.
- ¿De qué?
- Estoy cansado de este lugar, de esta situación, de este tema y de ti.
Mis rodillas flaquearon, acababa de matarme.
Este es el hombre que amo.
- Dices que me amas, pero, ¿Te vas con ese niñato? Si tanto quieres estar con él, pues ya, vete con él, no trates de hacerte la víctima diciendo que lo has estado evitando por mi, si realmente me amas, eso no debería costarte.
- Así como a ti no te costó nada, meterte con esa mujer. - Mi rostro estaba húmedo, y el viento frío que soplaba en la noche lo hacía aún más doloroso.
- Como quieras. - Le dio una última calada a su cigarrillo, mientras miraba al cielo. - Mañana saldré y Alec vendrá por ti, espero que estés lista cuando llegue, claro, eso si no quieres ir a hacerle ojitos a ese amigo tuyo. - Dejó escapar el humo en mi rostro.
El Karma es una perra, y te la hará pagar caro...
Llevo llorando desde que llegué a casa en la madrugada, me metí a la ducha, me vestí con unos jeans entubados, y un suéter negro de lana, la mañana estaba muy fría, dejé mi cabello al natural y me maquillé los ojos, lo necesito, o saldré con ojeras y ojos hinchados y rojos.
Pase por la sala y mi león, no estaba, busqué por todos lados, nada.
Fui a la cocina y me lo encontré desayunando, vestido, bañado y perfumado, me miró... Nada, no sentí absolutamente nada.
Caminé hacia la nevera.
- Tu papá llamó, dijo que se quedarán en un hotel, hasta en la tarde.
- ¿Por qué no me llamó a mi?
- Supongo que ya me tiene confianza.
Silencio incómodo.
- Alec vendrá en un par de minutos.
- No quiero a ese hombre aquí.
- ¿Te gustaría más si fuera Kyle? - Se cruzó de brazos y me miró.
- Si tu estás cansado de mi, yo estoy harta de ti.
Su celular sobre la mesa comenzó a vibrar, Sam, Sam, querida Sam.
- Creo que si la conversación fuera con ella, te gustaría más.
Caminé a mi habitación, entré, no hay nada de él, todo está en las maletas, que ya hizo... Se va, y estará con ella.
- Tenemos que hablar. - Escuché detrás de mi y limpié mis lágrimas al instante, sin dañar el rímel y el delineador.
- Escucho. - No me volteé.
- Siéntate. - Se sentó en la cama y miró a su lado.
No, esta vez no. Di unos pasos y me senté en el suelo, contra la pared.
- Hayden. - Mi nombre en sus labios quemaba como ácido. - Lo siento, no era... No era realmente lo que quería decir... Pero lo dije, porque humanamente, cuando estamos enfadados decimos cosas que no queremos, y me... Me desquicia el hecho de que quieras estar con él, aunque sólo signifique salir... Y creo que eso está mal, porque tu eres libre y eso... Y, rayos... Por favor, no llores... - Sollozó. - No sabes lo horrible que es saber que te hago daño. Que te estoy hiriendo.
Realmente quería arrojarme a sus brazos, decirle que nada había pasado y que todo sigue igual que antes, pero no puedo, estoy dañada, derrumbada, me llevó al abismo con tal sólo un par de palabras.
- Y como... - Sus ojos se cristalizaron y su voz se quebró. - Sé que estoy siendo tóxico para ti y sé que te estoy arruinando y créeme que esto duele, me está matando, pero si tengo que elegir tu bienestar o el mío, siempre te elegiré a ti, porque eres mi prioridad, Hayden siempre lo haré.
Miró sus manos, estaba nervioso.
- Mierda, esto es muy difícil. - Está a punto de clavarme un cuchillo. - Yo...
Cerré mis ojos esperando la apuñalada final.
- Hayden, debemos terminar... - Sollozó y limpió su rostro. - No puedo seguir haciéndote esto.
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Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda Temporada
Fanfic- Jamás creí que llegaría a referirme a ti a manera de sarcasmo Hayden... Ya no eres tú... - Sigo siendo yo... - Le grité molesta y frustrada. - No, no de la que me enamoré...