- ¡Ah!, espera... Andy, suave... - Me encontraba contra el sofá, con Andy tomándome por las caderas, haciendo todo lo que quería conmigo.
- Podría. - Se agachó y mordió mi oreja mientras tiraba de mi cabello. - Pero, no quiero. - Una nalgada me dejó un escozor, que enseguida envió señales de alerta a mi cuerpo entero. - Soy muy egoísta.
Puedo jurar, que en este momento, está sonriendo.
El sonido de un teléfono celular hizo que se detenga bruscamente, dándome un ligero suspiro, antes de que siga haciéndome suya.
- Oh vaya, esto me encantará. - Dijo con voz burlona.
- ¿Qué?
- Hay una nueva profesora en el colegio, y está detrás de mi, ¿Quieres que le dejemos en claro algo?. - Dijo colocando el celular en frente de mi.
La pantalla del celular mostraba el nombre del contacto, Christina Hayes, mostraba a una mujer de cabello castaño, bastante bonita.
- ¿Qué?. - Contestó y sonrió.
Susurró sobre mi oído un ligero: "Oops".
- ¿Hola?, ¿Andrew?. - Una voz bastante madura. - ¿Hola?.
- Quiero hacer que te escuche. - Acarició mis piernas hasta llegar a mi feminidad. - Para que sepa a quien pertenezco. - Dijo en un hilo de voz, sobre mi oído.
Negué con la cabeza y cubrí mi boca con mis manos, dejó el celular en frente de mi.
Me dio una fuerte embestida, acompañada de una nalgada que me obligó a dejar mi silencio a un lado, solté un gemido sonoro. Me tomó con fuera por el cabello y comenzó a darme, duro, sin piedad, con toda la lujuria que podía embargar su cuerpo.
Se apegó a mi y tomó mis pechos entre sus manos, comenzó a pellizcarme, a besarme, estaba haciéndome... Pedazos.
Lamento decir que no me molestaba, estaba disfrutándolo junto con él, estaba disfrutándolo A ÉL. No paraba de gemir, de jadear en su nombre, en especial por el motivo por el que me había hecho hacer esto.
"Quiero hacer que te escuche, para que sepa a quién pertenezco". Esas palabras me atravesaron como él estaba haciendo con mi cuerpo en este momento, me sentí tan feliz, tan plena con lo que acababa de decir, con sus palabras.
- Dios... - Dijo en el teléfono y colgó de pronto.
- Andy... Y-ya. - Me agarré con fuerza de la piel del sofá.
- Nena. - Me apretó la cintura y gimió. - Me vengo.
Me mordí el labio, incluso en un momento como este, en el que me había hecho tocar el cielo con cada toque de sus manos en mi cuerpo, sentía esa ternura infantil en su actitud y en su voz.
Me recogí el cabello y lo lancé a un lado de mi cuello.
- Mierda... - Oí que susurró. - Así te ves tan perfecta, tan sexy... - Me tomó por mis hombros y me incorporó, mi espalda se pegó a su pecho y me besó, girando mi rostro. - Voy a llenarte de mi.
Advirtió y lo cumplió, al momento sentí, cuando empezó a entrar y a salir suavemente de mi, como me había llenado con su esencia.
- Andy...
- Perdón. - Dijo con las pupilas totalmente dilatadas.
- Hay pañuelos de papel en el escritorio. - Andy salió de mi con lentitud y me miró.
- Es tan rico estar dentro de ti, que ya no quiero estar afuera. - Me reí, con fuerza, mientras el buscaba los pañuelos que le había mencionado. - Listo.
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Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda Temporada
Fanfiction- Jamás creí que llegaría a referirme a ti a manera de sarcasmo Hayden... Ya no eres tú... - Sigo siendo yo... - Le grité molesta y frustrada. - No, no de la que me enamoré...