- ¿Este?. - Dijo en cuanto la maquillista terminó. Pero, yo tengo mis propios asuntos y no le presté atención. - Hayden. - Me llamó.
- ¿Mande?. - Me sacó de mis pensamientos.
- ¿No me estabas prestando atención?. - Sonaba indignada.
- No, no es eso, es que ese maquillaje te queda tan bien que quedé maravillada. - Sonrió.
- Si, lo sé. - Se peinó el cabello con los dedos y yo me reí, vaya que es fácil de convencer. - Voy a enamorar aún más a Andy
Crack.
Volteé, y vi entre mis manos las dos mitades de un lápiz que antes había sido uno, lo había roto.
- Yo, voy por otro de estos. - Levanté el vaso con chocolate caliente que tenía al lado y ella solo asintió.
Agradecí que ella no se dio cuenta de la pequeña escena del lápiz, que estúpida, estúpida eres.
Caminé hasta mi oficina y en el camino me topé con Taylor.
- Te ves nerviosa.
- Estoy nerviosa. - Me senté en la silla del pasillo, silla en la cual tiempo atrás había estado Adam conmigo encima por una estúpida y ridícula caída.
- ¿Quieres que llame a un masajista?.
- Por como voy, mejor a un manicomio. - Rió.
- Tranquila, debes mantener la calma, no creo que nada más vaya a pasar y...
- Hayden. - Andy acababa de llegar y a Taylor se le escapó una risa.
- Olvida eso, soy pésimo dando consejos. - Se marchó.
- Taylor, no. - Quise detenerlo, pero, se fue, dejándome sola con mi aguja en un pajar.
¡Que gran amigo!, ¿No?, se quedará sin salario por esto.
- Hola, ¿Cómo está su grandísima majestad?. - ¿Qué rayos acabas de decir?. - Una leve sonrisa se formó en su rostro y sonrió.
- ¿Qué?, ¿Majestad?.
- Olvídalo, no sé de dónde ha salido eso. - Me pasé la mano por la frente, él rió.
- Vale, te he traído algo.
- ¿A mi?. - Me miró como si me estuviera saliendo barba de repente y luego asintió con la cabeza.
- Si, dije que te he traído algo, y si te he traído algo debe ser para ti, ¿Verdad?.
- Muy gracioso. - Le dije. - No tienes que hacerlo, muchas gracias. - Me puse de pie, dispuesta a entrar en mi oficina, y al hacerlo, tenía a Andrew detrás de mi.
- Debía hacerlo. - Me extendió la bolsa de papel y lo tomé.
- No debiste molestarte.
- No lo hice. - Saqué el libro que contenía la bolsa, "El Coleccionista de Lágrimas" de August Cury se veía maravilloso en esa edición especial.
- Esto... Es...
- Me lo dieron ayer, pero, recordé que cuando estabas en el colegio te encantaba ese libro, estará mejor en tus manos, que en las mías.
- Andy, esto es... Maravilloso. - Le miré. - Muchas gracias.
Me acerqué a él y sin pensarlo dos veces - cosa que debí hacer. - lo abracé, con fuerza, y él recibió mi abrazo.
Envolvió mi cintura con ese calor inconfundible, que hacía que no importa que, te sientas cómodo, tranquilo y seguro, escuché el latido de su corazón retumbar en mis oídos por largo tiempo, y sin embargo, nunca me había parecido tan hermoso como ahora. Me acarició el cabello con cuidado y puso a descansar su cabeza sobre la mía, cerré los ojos, perdiéndome en su aroma, en su respiración tranquila.
- Hace tiempo que no te abrazaba. - Dijo, con la voz más ronca de lo normal. - Había olvidado lo que se sentía.
- También yo... - Respondí, sin moverme ni un sólo centímetro de como estaba, había extrañado tanto estar entre sus brazos...
¿Qué?, no, tú no extrañaste nada, lo que faltaba, que te pusieras con tonterías a estas alturas de la vida.
- Si, bueno. - Empecé a soltarlo, a separarme de él.
Su mirada se volvió... Cálida como sus manos, y bonita como su rostro, levantó la mano e intentó pasar sus nudillos por mi mejilla, y en ese momento, me quité del todo de su abrazo.
- Fue un lindo detalle, muchas gracias. - Dije, guardando el libro de vuelta en la bolsa.
- No fue nada. - Dijo, mirando al suelo, levantó la vista bruscamente. - Hayden.
Se aproximó unos pasas hacia mi.
- Aquí estás. - Christina entró a mi oficina. - Oh, Andy, llegaste, y tarde para variar. - Le reclamó y Andy suspiró.
- Hay muchas cosas que hacer así que vamos, pongan de parte. - Dijo poniéndose al mando de un momento para otro.
- Si. - Miré a Andy. - Como tu digas Christina, vamos.
Elección del pastel, esto era un tema bastante complicado en la mayoría de matrimonios porque la pareja no se ponía de acuerdo, pero, en este estoy segura de que todo será más fácil, Christina dirá: "Quiero este", y Andy por supuesto aceptará porque en esta boda no tiene voz ni voto.
Mi celular empezó a vibrar.
De: Adam Jackson.
No dejo de pensar en ti.
Negué con la cabeza.
Para: Adam Jackson.
¿No tienes tarea que hacer?.
Enviar.
De: Adam Jackson.
Hay cosas más interesantes... Personas más interesantes... Tú.
Me mordí el labio.
Para: Adam Jackson.
¿Yo?.
Apoyé una mano en la mesa.
De: Adam Jackson.
Tú me distraes de mi tarea, deberías hacerte responsable.
Abrí mi boca a modo de protesta y asombro.
Para: Adam Jackson.
¿Disculpa?, yo no te estoy tapando los ojos ni te sostengo las manos, si no haces lo que tienes que hacer es por tu culpa.
Al frente de mi, las personas parecían moverse, si lo hicieron o no, no lo sé.
De: Adam Jackson.
Tú si sabes como ser una mata pasiones...
Bien, aquí es cuando yo me marcho, iba a guardar el celular y entonces volvió a vibrar, leí su mensaje.
De: Adam Jackson.
Quiero escuchar tu voz, lo necesito, sólo así podré volver a hacer la tarea.
Este muchacho...
Para: Adam Jackson.
¿Estás chantajeándome?.
Levanté una ceja.
De: Adam Jackson:
Jamás me atrevería, pero, si quiero que te des cuenta de que me haces muy feliz, y... Te necesito.
- Estás sonriendo demasiado. - Levanté la cabeza y me di cuenta de que Andy había estado mirándome desde hace rato. - ¿Con quién te mensajeas?.
- Con nadie. - Sonreí, y él entornó los ojos.
- Para hacerte sonreí de ese modo debe ser realmente bueno, no te veía sonreír así desde que estabas conmigo... - Dijo, llevándose un trozo de pastel a la boca y marchándose a la otra esquina de la habitación.
Todo me lo había dicho con una amargura insufrible metida en la garganta, y me miraba mal, estaba molesto.
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Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda Temporada
Fanfiction- Jamás creí que llegaría a referirme a ti a manera de sarcasmo Hayden... Ya no eres tú... - Sigo siendo yo... - Le grité molesta y frustrada. - No, no de la que me enamoré...