Señorita Contra la Pared II

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- ¿Qué? - Exclamé con más fuerza esta vez.

- Lo que escuchó. - Sonrió.

Ryan me miró, con los ojos rojos y envueltos en lágrimas.

- No lo hagas. - Susurró, casi sin emitir algún sonido. Por debajo de la mesa me estiró su mano y yo la tomé con fuerza, temblando. - Saldré de esto, de algún modo... - Continuó.

- Y... - Agaché la mirada. - ¿Qué pasa si no? - Lo miré, y Ryan cerró sus ojos con fuerza, sin derramar las lágrimas que tenía, lista para desbordarse.

- Pues, es muy simple. - Encendió un abano que había estado guardado en su bolsillo, le dio una larga calada y me miró con una sonrisa curvada hacia arriba, maquiavélica. - Él va preso.

- ¿Pero, que estupideces está diciendo? - Estampé mis manos con fuerza sobre la mesa y me puse de pie al tiempo.

- No son estupideces... - Señaló mi asiento. - Por favor, relájese Señorita Hunter.

- No tiene motivos para ir preso, no conseguirá nada con eso.

- Pues, puede que dinero de unas cuentas se haya desviado con una estafa mayoritaria, que podría poner en manos de Ryan. - Soltó, como si fuera la cosa más normal del mundo.

¿Cómo puede? ¿Cómo es posible que le haga esto a su propio hijo?.

- Es su hijo.

- Es mi empresa, no me rompí la espalda toda mi vida para que este malagradecido haga lo que le da la gana.

Miré a Ryan, y él negó con la cabeza, con rabia y dolor en su mirada.

- Escucha, ¿Hayden, no?. - Asentí. - O nuera. - Sonreí. - Cómo te diré próximamente. - Me guiñó un ojo. - O Ryan va a prisión, o te casas con él, nos brindas prestigio, y nosotros a ti, nos volvemos casi un imperio. - Se arregló la corbata. - Y Ryan puede irse y hacer lo que quiera con su vida.

Ryan volteó, después de mucho tiempo para mirar a su padre con los ojos abiertos.

- No, eso no estaba planeado, Hayden lo está diciendo para convencerte, no lo hagas.

- Cállate, Ryan. - Ordenó el mayor de los McKenna.

- Yo... - Agaché la mirada.

Tendría que olvidarme para siempre de Andy, y estar dispuesta a que Dominik me deteste por hacerle esto a nuestra familia... Nuestra Familia.

Había comenzado a pensar en "nuestra familia" desde que vi, como Dom corría a los brazos de su padre en cuanto lo miró en el umbral de la puerta, y como Andy lo había recibido, con los brazos abiertos y los ojos encharcados en lágrimas.

Y ahora tenía que despedirme del nuevo concepto que mi mente había creado...

Ryan me ha salvado de mi misma una y otra vez, y ahora yo debo hacer lo mismo por él, cueste lo que cueste, así me tenga que llevar al mundo entero entre las piernas por correr a salvarlo, lo haré, porque antes que nada, él ha estado para mi, y lo amo...

Pero, también amo a mi hijo, a mi pequeño Dominik...

Y también lo amo a él...

Y me temo que tendré que perderle, pero, hay sacrificios que una tiene que hacer, por la gente que se quiere.

- No es necesario que decidas ahora mismo Hayden, tienes tiempo, pero, mi paciencia es muy corta.

- Yo...

- Hayden. - Me detuvo Ryan, no dejándome contestar mi decisión.

- Tienes una semana Hayden. - Miró su reloj. - Tengo una junta importante, estás en tu casa, puedes quedarte si quieres, o puedes volver a la tuya, pero, y sabes cuáles son mis condiciones.

- Maldito. - Susurró entre dientes Tom, colocando su mano sobre mi rodilla, tratando de apoyarme.

Ni una grúa podría levantarme en estos momentos.

- Si te vas, Jim irá a recogerte en exactamente una semana, a la misma hora, si no, nos veremos aquí.

Y salió de la sala, sin más, Ryan derramó sus lágrimas y me puse de pie, para abrazarlo, y él me correspondió, con fuerza y calor.

- No puedes hacerlo.

- Es mi decisión.

- No te dejaré Hayden.

Se acercó Alice a mi lado, tomó mi mano, unos cuántos cabellos rubios se le habían pegado al rostro por todas las lágrimas que había derramado.

- Lo siento. - Dijo, mientras su nariz se arrugaba y volvía a llorar. - Todo esto es mi culpa.

Se arrojó a mis brazos y desconsolada, comenzó a llorar, como si nunca lo hubiera hecho y necesitara una pronta liberación, una mano acarició su cabello, era William, quien se acercó, y nos abrazó a los tres al tiempo. 

Tom y Jeremy se unieron al pequeño abrazo.

- Todo va a estar bien. - Nos dijo Tom a todos, y besó mi frente, justo en el crecimiento de mi cabello.

- ¿De verdad? - Miré a Ryan y él sólo agachó la mirada. - No lo creo.

- Lo siento. - Volvió a decir Alice.

- No es tu culpa. - Le acaricié la mejilla y Jeremy me miró.

- Lamento que todo esto te haya tenido que pasar a ti Hayden, porque... - Se le quebró la voz, el muchacho fuerte y que parecía que nada le afectaba se quebró, y yo con él. - ... De todas las personas en el mundo eres quien menos merecía algo como esto.

- No se trata de merecer o algo por el estilo, se trata de proteger... - Besé la frente de Ryan y él me sostuvo por mis mejillas. - No voy a dejarte solo Ryan, tú nunca lo hiciste conmigo.

- Hayden, no... Por favor, no puedes. - Sollozó, llorando sobre mi frente. 

- Ryan, dejaré todo, todo atrás para ayudarte, por ti soy capaz de cualquier cosa.

- No te lo permitiré. Nunca.

- Creo que... - William habló. - Deberíamos ir a descansar todos, ha sido un día muy duro. - Abrazó a su hermano, Ryan, y entonces invitó al resto a retirarse.

- Nos veremos en la cena.

Los cuatro Mckenna hijos se marcharon envueltos en una lúgubre atmósfera de tristeza, sé que a todos les duele, son hermanos después de todo, pero sé que, quién está destrozada es Alice.

- Hayden, vuelve a casa, sé feliz, vuelve a tu hogar y quédate ahí, quédate con Dominik, quédate... - Posó su mano suavemente sobre su rostro, quitándola con algo de frustración luego. - Quédate con Andy.


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¿Qué creen que pase? :'3 Ya casi terminamos.

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora