Señorita Soleada

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Habían pasado varias semanas ya desde que empezamos a planear la boda, y a pesar de que planearla para otras personas era un sueño hecho realidad, una maravilla, en la mía, no sabía que hacer en absoluto.

Arreglamos que la boda se celebrará en un jardín maravilloso, adornado con utilería de madera y luces doradas, era hermoso, en realidad se veía bastante natural y mágico, justo como ambos queríamos.

En la recepción se serviría una entrada de Bolitas de Camarón en Salsa Blanca, el plato fuerte sería Cordon Bleu con distintas porciones, y el postre sería un Malvavisco de Helado con detalles y un crocante de caramelo y nueces con salsa de frambuesa. Claro que se cortaría el pastel más tarde y se serviría para todos, el sabor que elegimos fue Terciopelo Rojo cubierto con crema batida y detalles de Fondant y parte de la crema en ciertas partes, se veía maravilloso, tan pulcro y celestial, pero cuando lo cortemos estaría una sorpresa carmesí aguardando.

Y podría decir más, mucho más, decoraciones, bebidas, canapés, de todo, pero absolutamente todo eso estaba resuelto, incluso el traje que usaría Andy, un traje que le queda a la medida, mandado a hacer para él, le quedaba realmente maravilloso. Lo único que faltaba era...

Mi vestido.

Y es que había visto a tantas novias enloquecer por sus vestidos, incluso posponer o cancelar sus bodas, porque "sin un vestido perfecto no hay boda perfecta", así que mandaban todo a la basura y dejaban a todos con los moños puestos.

Claro que yo no sería así de obsesiva, pero claro que me asustaba no saber que elegir, entre tantos diseños, cortes y telas, estaba realmente nerviosa, no quiero equivocarme.

Las damas querían ayudar, pero como decirles que quiero para que me ayuden a buscar, si yo misma no lo sabía.

Me cubrí el rostro con las manos y pronto alguien colocó las suyas sobre mis hombros.

- ¿Qué ocurre dentro de esa cabecita tuya? - Dijo abrazándome por la espalda.

- Nada en especial. - Contesté.

- ¿Segura? - Me soltó y giró mi silla para que quedase frente a él.

- Segura. - Asentí.

- Está bien. - Me extendió su mano y yo la tomé, tiró de ella para que pudiese levantarme y seguirlo.

- ¿A dónde vamos?

- Quiero que salgamos a pasear.

- ¿A dónde?

- Ya veremos, no tengo algo planeado en realidad, sólo quiero salir con ustedes. - Sonreí.

- Está bien. - Agaché la mirada. - Entonces voy a alistar a Dominik.

- Ya está listo, mientras tu estabas aquí adentro le dije que saldríamos y ha ido corriendo a vestirse. - Reí.

- Es muy lindo.

- Lo criaste bien.

- Lo criamos bien, también es parte de ti, todo...

Sonrió, tomándome por mis mejillas.

- Recuerdo, cada día de mi vida junto a ti Hayden, cada día, desde el día uno, cuando te conocí, cuando me esforzaba por no demostrar que me gustabas tanto como me gustabas, en especial cuando te sonrojabas, y vaya que en mi presencia pasas la mayoría del tiempo así, no entiendo porqué, pero es perfecto.

- Andy.

- ¿Si?

- Ven. 

Hice que caminara conmigo hacia el primer piso, donde acababan de llegar las cajas de mi mudanza, así es, hoy Dominik y yo nos mudábamos con Andy... Al fin.

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora