Señorita Condescendiente

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- Ve a descansar... - La abracé y ella lloró en mi hombro.

La herí y la hice llorar.

- Hayden, yo no...

- Tranquila. - Mi voz se quebró. - Lo arreglaremos luego. Ve y duerme.

Asintió con la cabeza.

- Adiós Hayden. - Se fue a la habitación, las fotos ya no estaban.

Quiero confiar en ella, y no puedo creer que sea mala. Ella tendrá el beneficio de la duda, sólo el tiempo dirá si me equivoco o no.

- ¿Está todo bien?

- No. - Me abrazó. - Mejor elige mi ropa, tengo que salir y no sé que ponerme.

- Yo me encargo, linda.

(...)

Llegué en la noche con Ryan, y fuimos a la habitación, entonces salió mi padre de su habitación.

- Papá, ¿Cómo estás?

- Bien. Cariño necesito salir.

- ¿A dónde...?

- No preguntes... - Y salió corriendo.

- Tal vez olvidó algo en el trabajo. - Dijo Ryan antes de que se comenzaran a formar ideas raras en mi cabeza.

- Mejor ven...

Nos acostamos en la cama. Frente a frente.

- ¿Aún no te has cansado de mi?

- ¿Cómo me dices eso?

- He pasado llorándote toda una vida. Y aún sigues cuidando de mi. - Mi voz se quebró.

- No llores. - Besó mi frente.

- Es que ha pasado tanto...

- Hayden.

- Abrázame por favor... - Pedí.

Todo estaba saliendo mal, yo no lo pedí, ¿Por qué a las personas que les gusta hacer daño les va mejor que a las otras?

No he hecho nada, y el Karma se las está cobrando contra mi, sin ninguna razón.

- Siempre estaré aquí...

- Ryan... - Lo abracé. - Gracias... No sabes cuanto te quiero...

- Lo sé, pequeña lo sé. Amo tu alma, tu forma de sentir, lo que sea Hayden, podemos salir adelante.

- No... No se puede. - Me tomó por mis mejillas, haciendo que lo mire a los ojos.

- Hayden, vamos a estar bien.

- He escuchado eso tantas veces... Ya no puedo creer en la misma mentira.

Y seguí llorando, lloré en sus brazos hasta quedarme dormida.

Literalmente... He perdido la cuenta de cuantas veces he llorado hasta quedarme dormida.

El tiempo comenzó a volar, las horas ya no eran nada, los días se pasaban frente a mis ojos, las semanas parecían jugar conmigo y los meses parecían querer irse de mis manos.

Uno no se da cuenta, que tanto tiempo ha pasado, hasta que tiempo después un acontecimiento te hace reaccionar. Para mi fueron dos, y el primero, el más feliz y más hermoso... Adrianna entró en labor de parto, y vamos al hospital ahora mismo para apoyarla.

- ¿Cómo estás? - Le pregunté a Rob, una vez que estuvimos en la sala de espera, estaba sudando frío, temblaba, estaba pálido, me dio ternura verlo así.

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora