Señorita Acosada

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Toqué la puerta y tomé la mano de Andy.

- Si sigues apretándome la mano así, vas a terminar por sacármela.

Lo miré y me di cuenta de que era verdad, lo solté.

- Lo siento, estoy nerviosa.

- No te preocupes mi amor. - Me tomó por las mejillas. - Todo irá bien.

Posó sus labios sobre los míos lentamente, realmente amo a este hombre, tan solo con unas palabras me hace sentir así de segura de mi misma, él es la razón de que yo esté en pie.

La puerta se abrió y nos separamos.

- Hayden... - Miró a Andy. - Creí que vendrías sola. - Se frotó las manos nerviosa y me abrazó.

- Hola. - Dije sin saber como llamarla.

- ¿Qué hace tu profesor aquí? - Lo miró. - ¿Y por qué se estaban besando?

- Él es mi novio.

Mi madre, como la recordaba era eso, tan sólo un recuerdo, ahora está diferente, su cabello está desarreglado y muy dañado, tiene muchas arrugas cubiertas con muchas capas de maquillaje, está literalmente esquelética, ¿Qué le pasó?

- Pasen. - Dijo sin más y entramos.

Nos sentamos en los sofás, la casa está exactamente igual que antes, ¿Qué ha estado haciendo en mi ausencia?

- ¿Dónde estuviste?

- New York.

- ¿Por qué te fuiste tan lejos? ¿Por qué me dejaste sin explicación?

- Tú me abandonaste primero, Linda. - Me miró. - Y me fui porque allí, encontré un mejor lugar donde, y con quién vivir.

- Yo no...

- No cielo... Ella no te abandonó.

Su voz me puso la piel de gallina y me heló la sangre con tan sólo la primera sílaba.

No, por favor, él no.

Me aferré al brazo de Andy y me apegué a él, su presencia pasó detrás de nosotros, hasta su sombra, su sola figura ya se veía perversa y tenebrosa.

Cerré mis ojos y temblé, no había nada que hacer, realmente era él, estaba ahí, ella lo había traído de vuelta y había dejado que estemos en la misma habitación.

- Heidi, preciosa, cuanto tiempo.

- Cariño, es Hayden. - Corrigió mamá, y él la miró de mala manera mientras encendía un cigarrillo.

- Hayden. - Torció los ojos.

- ¿Qué hace él aquí? - Dije. Él sonrió, mirándome de pies a cabeza.

Andy dio un aplauso justo frente a su rostro, haciendo que deje de mirarme y se fijara en él.

- ¿Qué se supone que haces? - Le habló bruscamente Dante, Andy se había dado cuenta de que el muy idiota había estado mirándome.

- Había un insecto rondando a mi novia. - Sonrió tranquilo, podría decir que triunfante.

- Linda, creo que es momento de servir la cena.

- Si, ya voy...

- Muévete. - Susurró mientras la empujaba ligeramente hacia la cocina.

- ¿Estás bien? - Me preguntó Andy.

- No, no puede ser... - Ella había vuelto con él. - No puedo estar bien.

- ¿Quieres que vaya a...? - De pronto escuchamos un ruido, un sonido seco de un golpe, un golpe en algún tipo de piel, mamá.

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora