Señorita Descontrolada

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Todo se había vuelto monótono desde aquel fatídico día. Tan aburrido, tan casual, ni siquiera papá podía animarme, porque él estaba igual o peor que yo, la búsqueda de Caroline... Se dio por vencido, no hay nada, nada de ella, ni siquiera el más mínimo rastro.

Ahora mismo lo único que estaba haciendo era buscar a Dante, quien no había dado señales, y eso estaba más que bien, aunque... Me siento observada, vigilada, tal vez sea paranoia y esté imaginando cosas. ¿Quién sabe?

- ¿Estás bien? - Entró a la habitación.

- Quiero estar sola. - Me volteé en la cama para darle la espalda.

- Es lo único que has dicho y hecho durante todo este tiempo. 

- Ryan entiéndeme. - Me senté.

- Entiendo que cada vez que ese tipo regresa a tu vida te deja mal, ¿No recuerdas lo que pasó hace tres años? - Me gritó.

- Eso no fue porque el regresó a mi vida, fue porque yo tuve que dejarlo. - Traté de aclarar.

- Da igual, se alejan el uno del otro porque simplemente se hacen daño.

- El dolor te hace sentir vivo. - Agaché la mirada. - Él me hacía sentir viva... 

- ¿Sabes qué? - Comenzó a caminar hacia afuera y yo me levanté y lo seguí. - Me largo de aquí. - Iba a detenerlo cuando abrió la puerta del departamento, y se hizo a un lado, dejándome ver a Wendy con los ojos llorosos.

- Hola. - Sonrió.

- Wen, ¿Qué te pasó?

- Nada. - Negó con la cabeza en un hilo de voz.

- ¿Cómo que nada? Tú nunca lloras. - La dejé pasar y los tres nos sentamos en el sofá.

- Es que peleamos.

- ¿Quiénes? - Ya sé.

- Andy es un idiota.

- Andy es un idiota. - Repetí y ella me miró.

- Fui al hotel donde se quedó por la boda y él estaba tan grosero, tan molesto... Él no, no era él.

La miré, ya tenía suficiente con el tema de Andrew Biersack.

- ¿Qué te hizo?

- Comenzó a gritar, y estaba arrojando cosas, simplemente... No es él. Y creo saber porque es... - Me miró y tomó mis manos.

- ¿Viste a la mujer con la que llegó a la boda? - Solté sus manos. - Ella ahora es su razón de ser, a mi que me deje tranquila.

- No iba a pedirte que vuelvas con él...

- ¿Entonces? 

- Sólo me gustaría que hables con él... Que lo perdonaras, un sabio dijo que un buen hombre no será capaz de vivir en paz sin el perdón de la persona a la que le hizo daño. - Se enjugó una lágrima que estaba por salir. - Pienso que necesitas eso.

- Wendy.

- Creo que tengo que irme. - Se levantó y salió del lugar rápidamente, Ryan me miró.

- No quiero decir "te lo dije". 

- Ryan, por favor. - Se sentó a mi lado y me abrazó mientras yo comenzaba a llorar. - Ayúdame, ayúdame a olvidarme de que lo amo... Sálvame de nuevo... - Rogué y sus ojos se cristalizaron, besó mi frente y me apretó un poco más en su abrazo. 

- Creo que es hora de volver a New York Hayden.

(...)

- Cuando lleguemos a casa comenzaremos a empacar, ¿Si? - Salimos del café, después de haber cenado, me tomó de la mano y besó mis nudillos, estaba haciendo mucho frío, de hecho el del clima predecía nieve...

- ¿Cuándo nos iremos? - Pregunté ya sin ganas, aunque no quiera, es simplemente la mejor opción.

- Si es posible, el domingo. - Hoy es Martes.

- Está bien.

Caminamos hasta la casa lentamente, sinceramente no tengo ganas ni siquiera de existir o respirar.

- Estaremos bien.

- Eso ya no sirve conmigo... - Negué con la cabeza. - No con todo lo que nos ha pasado...

- Te juro que vamos a estar bien Hayden.

- Ryan. - Lo detuve. - Sabes que no pasará.

Hizo una mueca con su boca y seguimos caminando, al llegar al edificio, subimos al ascensor en silencio, sé que quiere ayudarme, lo sé, pero... Es que... No puede, no puedes ayudar a alguien que no quiere ser ayudado, no puedes darle una escalera a alguien que no quiere escalar...

El ascensor se abrió y caminamos hasta la puerta, todo el pasillo estaba oscuro, por lo que pude ver que las luces de la casa están encendidas, Ryan iba a abrir la puerta.

- Espera. - Lo detuve susurrando, tomándolo por su mano.

- ¿Qué pasa?

- Creo que es mejor no entrar ahí... - Mi voz se quebró, y ese estúpido nudo en mi garganta comenzó a quemar, a ahogarme lentamente.

- ¿Por qué? - No hubo respuesta. - ¿Hayden?

- Porque... Habrá que decirle a papá que nos iremos, y... - Respiré para continuar. - Es probable que él me necesite aquí con él...

El mar se desbordó, y yo comencé a llorar mientras él rápidamente me tomaba entre sus brazos.

- Hayden... Por favor... - Besó mi cabeza y me miró a los ojos.

- No nos iremos si no quieres.

- Quiero estar con mi papá. - Sollocé, quejándome como una niña pequeña.

Como la niña que nunca se me había permitido ser.

- Es que este lugar te hace mal. 

- Sólo quiero estar con él... Él también está sufriendo, no puedo dejarlo solo, no en este momento. - Mis lágrimas simplemente no paraban de caer.

- Creo que es mejor que hablemos...

- Ryan... - Lo abracé con fuerza. - No quiero que te vayas... No quiero que me dejes... - Lo miré a los ojos. - Pero tampoco te lo voy a impedir, si tú quieres irte...

- No.

- ...Puedes...

- Hayden no.

- Si no quieres estar aquí no te obligaré a quedarte... Jamás te haría algo así.

- Y yo tampoco a ti, No voy a dejarte sola... Jamás.

- Ryan... - Me besó la frente y me abrazó con más fuerza.

- Voy a sacarte del agujero en el que estás metida, Hayden, cuésteme lo que me cueste, te sacaré de todo esto...

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora