Un beso.
- Andy... - Jadeé.
La desesperación que parecía tener, por tenerme entre sus brazos.
- Hayden. - Sus manos fueron a mi nuca, acercándome un poco más a él.
El cielo estrellado sobre nuestras coronas.
- Creo que debemos ir al auto. - Dijo deteniéndose, al instante, mirándome, intimidándome.
- Pero, yo aún no quiero irme. - Lo abracé por su cintura.
- Nadie ha dicho que nos iremos. - Me levantó el rostro, tomándome por mi barbilla. - Le aseguro que esta noche no saldremos de aquí.
Mis piernas flaquearon, son unas traidoras. Andrew se dio cuenta, y entonces me cargó en sus brazos, como a una princesa, y me sentí... Indescriptiblemente bien, solamente con un toque suyo.
Me bajó, única y solamente cuando estuvimos a un lado del auto. Se arrimó a la puerta y me miró.
- ¿Me quiere?
- Lo amo.
- ¿Cuánto me ama?
- Más de lo que alguien podría amar a alguien o algo en su vida, creo que gracias a usted, superé ese límite. - Sonrió.
- ¿Me desea? - ¿Qué rayos?
- ¿Qué?
- Responda. - Sonrió cruzándose de brazos.
- Si.
- Perdón, no la escuché.
- Que si. - Repetí, y él rió, suavemente.
- ¿Cuánto?
- Tanto como usted me desea a mi. - Su boca se abrió y sus ojos brillaron, entonces se aclaró la voz.
- Eso es mucho, demasiado diría yo. - Miró al suelo, y en un par de pasos, yo estaba de frente a él, lo suficientemente cerca como para sentir su respiración mezclarse con la mía.
- ¿Por qué me sigue tratando de "usted"?
- Porque decirle "Tú" es algo a lo que no logro acostumbrarme, me suena sucio.
- ¿Tú crees?
- Aunque en sus labios todo es demasiado bueno. - Sonreí.
- A otras chicas no las tratas por "Usted"
- Eso es porque usted no es "Otras chicas" usted es Hayden Hunter. - Sorpresivamente me tomó por mi cintura y me apegó a él, me quejé, porque por alguna razón mis costillas dolieron, pero, él pareció no notarlo, y agradezco por eso.
Si no, él hubiera parado.
- ¿Y eso que tiene de diferente?
- Todo, Hayden aún no entiende el gran honor, que es tener a Andrew Biersack rendido a sus pies.
- Trae el ego muy alto. - Dije sobre sus labios, cuando él se acercó.
- Tengo a la chica más bella del planeta, tengo al amor de mi vida conmigo, Hayden Hunter, ¿Cómo no tener el ego alto, cuándo te tengo en mi vida?
Una mano, rápida, se movió a mi cabello, y por él, me tomó y me acercó a él, sus besos, su sabor, la pasión y el amor con que hacía todo esto, simplemente perfecto.
Comencé a jugar con el cabello de su nuca, y él sonrió.
- No haga eso, por ahora no, por favor.
- ¿Por qué no? - Dejó su frente sobre la mía.
- Porque...
- ¿Por qué?
- Porque no. - Me acerqué a sus labios y tiré del inferior, que ahora mismo estaba muy rosado por la intensidad de nuestros besos. Al tiempo que tiré con algo de fuerza de su cabello.
Ahora sé porque me pidió cordura en un momento como este.
Cuando realicé mi acto, él me tomó firmemente de las caderas, y arremetió contra mi cuerpo, estaba... Creo que el realmente me deseaba.
Jadeó.
- Hay que detenernos.
- ¿Por qué? - ¿Por qué estoy preguntando?
- Porque si continuamos... Podría lastimarla... - Acarició mis costillas con lentitud y cuidado. - Es mejor que vayamos a casa.
Pero, no fuimos a casa, Andy condujo hasta el hotel donde se había estado quedando, y entramos a su habitación.
- Ahora, creo que podremos dormir, después de llamar a papá y...
- ¿Dormir? - Lo miré.
- Si, dormir. - Recalqué, y él sonrió.
- No, nadie va a dormir. - Me acorraló contra la pared.
- Andy, dijiste que no... - El suelo bajo mis pies dejó de sentirse, y tuve que enrollar mis piernas alrededor de su cintura.
- Cambié de opinión.
- ¿Por qué?
- Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hicimos el amor Hayden.
- Ay, por Dios. - Cubrí mi rostro con mis manos, avergonzada.
- No tiene nada de malo. - Besó mi cuello. - Hacerle el amor, hacerla mía, tener la certeza de que nadie más va a hacerle sentir lo mismo que siente conmigo.
Esa corriente, esa corriente fría recorrió mi espalda completa, y me hizo temblar.
- Andy...
- Di mi nombre...
- Pero...
- Cómo es debido.
Comenzó a caminar conmigo hasta la habitación. Me recostó sobre la cama y él se ubicó entre mis piernas.
- Andrew... - Me levantó y abrió las piernas de par en par.
- Dígame que me ama.
- Lo amo. - Sonrió.
- Hayden, te amo... - Sonrió mientras me besaba. - Nunca me cansaré de decírtelo.
- Y yo no me cansaré de escucharlo.
- Eres todo y más de lo que merezco y puedo pedir. - Peinó mi cabello hacia atrás.
Lo tomé por sus mejillas y lo acerqué a mi, besándonos, comencé a desabotonar su camisa. Así como el buscaba como quitarme el vestido.
- Seré muy cuidadoso, lo prometo. - Besó mis clavículas.
Me acomodé como pude, e hice que Andy se sentara sobre la cama, me senté en sus piernas.
- Espera, Hayden, tus heridas.
- Dices, que serás cuidadoso, entonces...
- En esa posición, podrías lastimarte...
- Y tu me cuidarás, así que no tengo nada que perder. - Sonrió, inmensamente, y sin preguntarme, o pensarlo dos veces me quitó el vestido, me miró un par de segundos con los labios entreabiertos.
- Eres perfecta.
- Claro que no.
- Claro que si. - Tomó mis caderas, y comenzó a guiar mi vaivén sobre él, ya estaba duro, muy duro, y con cada movimiento que causaba fricción ante nuestros cuerpos, él jadeaba un poco, y apretaba más mi cuerpo contra el suyo.
- Necesito estar dentro de ti. - Acunó mis pechos entre sus manos y yo cerré los ojos.
- No, no. - Sostuvo mi rostro. - Necesito... Más bien... Requiero que esta vez estés atenta a todo, necesito que me mires todo el tiempo y te grabes todo esto, para que recuerdes siempre de cerca, lo que es hacer el amor, aunque bueno... De ahora en adelante no te faltará, porque no volveré a dejar que te me escapes Hayden... Ya no puedes huir de mi.
- Nunca huiría de ti... Andy... - Besé sus labios con lentitud. - Entonces, muéstrame lo que es el amor...
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Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda Temporada
Fanfiction- Jamás creí que llegaría a referirme a ti a manera de sarcasmo Hayden... Ya no eres tú... - Sigo siendo yo... - Le grité molesta y frustrada. - No, no de la que me enamoré...