Señorita Enamorada

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- Andy, ¡Basta!. - Intentaba librarme de sus manos desde que le mostré mi atuendo para la reunión familiar de hoy, sería elegante así que él usaría traje, y yo...

Camisa blanca, falda tubo, lo bastante ceñida como para mostrar las curvas que había ganado con el embarazo y el peso que había perdido por el ejercicio, si, me veía increíble y ahora, por fin puedo aceptar este tipo de cosas.

 Mi falda tiene dos pequeñas aberturas en la parte del frente, y llevaré tacones, ondas en mi cabello y nada más que delineador y máscara de pestañas como maquillaje.

- No puedo... - Me libré de su agarre y casi corrí hacia donde estaban mis tacones, me los puse rápidamente y volteé, le sonreí.

- Debemos llegar temprano.

- De hecho estamos bastante bien de tiempo, además somos la pareja de honor, podemos llegar elegantemente tarde. - Sonrió, mordiéndose el labio al mirarme.

Él está vestido todo de negro, su traje, como su camisa, como sus zapatos, y se veía maravilloso, era un gusto que yo podía darme, el poder admirarlo en ese traje.

- Es que te ves tan sexy. - Agachó la cabeza y yo lo miré. - Pareces la profesora sexy que haría que yo aprenda con la práctica.

- Creí que el profesor eras tú. - Se mordió el labio. 

- Me imaginé algo aún mejor... Imagina una biblioteca sola, tu eres la bibliotecaria y yo el inocente chico que va en busca de un libro que tu consideras sexy y por eso vas a abusar de mi.

Estallé en risas al instante, pero ¿Que tonterías estaba diciendo?.

- Tu risa es maravillosa. - Me dijo.

- Es a causa tuya.

- Me dirigí al espejo y me coloqué unos pendientes que papá me había regalado ya hace mucho tiempo.

Y entonces sentí su presencia a mis espaldas.

- Andy. - Advertí. - Retrocedí, y ahí estaba su ya conocida erección, justo en mi trasero.

- Yo no estoy haciendo nada, eres tu quien se mueve.

- Quieto, debemos irnos.

- O venirnos. - Me dio la vuelta y me acorraló contra la cómoda.

- Andy... - Su respuesta fue aquel sonido parecido a un ronroneo, que simplemente me volvía loca, y él lo sabía.

Me tomó por la cintura y yo coloqué mis manos sobre las suyas.

- ¿Tienes idea de que tan difícil es quitarse esta ropa?. - Le dije.

- ¿Estás retándome?. - Respondió y yo sonreí.

Me puso más cerca su erección, y sus manos lentamente bajaron a mi trasero, lo apretó y agachó su cabeza, depositando besos en mi cuello.

- Andy, basta, tenemos que llegar... - Me besó, hundiendo su lengua en mi boca, así de brusco, así de placentero.

Sus manos, empezaron a recorrer mis piernas mientras que él se encorvaba ligeramente y de pronto... Me levantó la falda hasta la altura de la cintura.

- ¿No que era difícil?.

- ¡Andy!. - Grité y él volvió a besarme, para esta vez, subirme en la cómoda. Empezó a masturbarme por encima de la ropa interior y entre sus manos temblé.

- ¿Qué pasa nena?. - Sentí que sonrió sobre mi mejilla mientras mis manos se aferraban con fuerza a sus hombros.

- Tus manos...

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora