Señorita Fantasmal

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- No tuve oportunidad de agradecerte por los libros. - Dije, cuando nos hubimos sentado en una mesa apartada en un restaurante de comida rápida.

- No te preocupes, sólo los vi y pensé en ti.

- Quiero agradecerte también por Dominik.

- ¿Por qué?.

- Porque... Han pasado muchas cosas últimamente y es lindo ver que puede emocionarse y sonreír de la manera tan pura en que lo hace a pesar de todo. - Lo miré.

- ¿De quién habrá aprendido?. - Me dijo, y me fijé en que no me quitaba la mirada de encima.

Agaché la mirada y mi mente se puso en blanco, no, no me gusta que me miren de esa manera, hace que baje la guardia, que me invadan los nervios.

El camarero llegó y pidió nuestra orden, nunca he venido así que elegí algo al azar, pero Kyle me sugirió algo que dijo que era mucho mejor y... Bueno, él terminó eligiendo por los dos.

- Bueno, lo importante es que, haces que sonría y eso es lindo. - Le dije. - Aunque haces que sonría con dulces pero, lo haces. - Él rió. - Además, le agradas, él no... Te trataría como te trata si no fuera así.

- No tienes que agradecerme por nada de eso, Dominik es un niño increíble y, de seguro Andy hace eso mejor que yo.

- Ah, es que ese es uno de los factores que debe de afectarle, Andy y yo ya no estamos juntos. - Su mirada se dirigió hacia mi rápidamente y me miró, sorprendido. - En realidad, nunca volvimos, claro que él no lo sabe, pero, tarde o temprano debe de darse cuenta.

Kyle, sin derecho y sin permiso se estiró por encima de la mesa y tomándome por mis mejillas, junto con los suyos, mis labios. Abrí los ojos sorprendida y él me soltó.

- Lo siento. - Dijo en cuánto nos separamos. - Pero, me emocioné.

- No hay cuidado. - Miré mis manos, y los anillos que entre mis dedos se encontraban.

El camarero trajo la comida y las bebidas.

- ¿Se le perdió algo?. - De pronto escuché que dijo Kyle, y el camarero asustado, dejó de mirarme.

¿Qué acaba de pasar?

- No, perdone señor, buen provecho.

Se retiró a paso rápido y Kyle me miró.

- Espero que te guste lo que pedí para ti.

- Si, no te preocupes debe estar delicioso. - Dije, soltando las palabras que probablemente venían desde mi estómago, porque yo no las estaba pensando.

Su beso me había dejado desubicada.

Andy estaba en mi cabeza, impreso en mi alma, en mi mente y en mi corazón, pero, ahora él tiene una novia y yo no puedo seguir pensando en él, sin embargo, no quiero herir a Kyle, porque yo no lo amo, no quiero dañarle.

- ¿Hayden?. - Me llamó, por quinta vez consecutiva, creo.

Mordí mi labio instintivamente, para no romper a llorar.

- Siento lo del beso.

- No, no te preocupes por eso.

- ¿Estás bien?. - Me acarició la mejilla y acunó mi cara en su mano, como papá suele hacer, y sólo por eso - prefiero pensar - es que lo encontré reconfortante.

- Si, debo estarlo. - Sonreí.

- Bueno, se recostó en su silla y esperó a que yo empezara a comer.

La primer papa fue a mi boca y entonces juro que visité el paraíso, es total y simplemente exquisita.

Se me hace agua la boca.

- Ojalá te hubiera tomado una fotografía. - Dijo Kyle, riendo.

- ¿Qué?, ¿Por qué?. - Sonreí.

- Porque, parecía que hubieses tocado el cielo.

- Tal vez lo hice. - Le dije y seguí comiendo.

Más tarde, después de que acabamos de comer - y tardamos mucho por el hecho de que no parábamos de reírnos y bromear - salimos del restaurante y subimos de vuelta a su auto.

- Todo estuvo muy rico, delicioso, muchas gracias por traerme. - Le sonreí.

- Y tú no querías salir. - Reí.

- Pues, gracias por sacarme de mi encierro. - Sonrió.

- ¿Por qué no trajimos a Dominik?. - Se me arrugó el corazón. - Esto le hubiera encantado.

- Lo que pasa es que... Andy quiere verlo y pasar su respectivo tiempo con él, custodia compartida, creo que en esto fuimos bastante razonables y no necesitamos ir a una corte.

Me encogí de hombros.

- Hayden... - Me tomó la mano y yo volteé para mirarlo.

- Kyle.

- Yo... Q-quiero que... - El sonido de su celular interrumpió la marcha de sus palabras, sacó su celular con algo de... No sé, ¿Alivio?.

- ¿Hola?... ¿Hoy?, pero... Si, entiendo, entiendo, no hay problema. - Colgó.

- ¿Qué pasó?. - Parece haber cambiado de humor.

- Adelantaron la práctica.

- ¿Cuándo?.

- Hoy.

- Oh vaya. - Hice una mueca.

- Si no tienes nada que hacer, ¿Quieres ir conmigo?.

- ¿Puedo ir?.

- Claro.

- ¿Seguro?.

- Si, las novias de mis compañeros... - Me miró. - Quiero decir, no digo que seas mi novia, bueno, podrías, no es que no quiera.

- Kyle. - Sonreí y le acaricié el cabello de la nuca.

- Está bien. - Sonreí.

- ¿Irás?. - Sonrió, de una manera muy bonita

- Claro, ¿Por qué no?.

- Me alegraría mucho. - Sonrió.

Arrancó y comenzó a conducir, por caminos que nunca había visto, y bueno, en verdad yo no frecuento lugares de deportes, no tendría porqué conocerlos.

Al llegar, noté que ya habían varios autos estacionados, bajamos y Kyle me condujo hacia el interior del lugar, me encontré con un campo enorme, bastante bien cuidado, y en una de las hileras de escaleras estaban los compañeros de Kyle.

- Viejo. - Se abrazaron.

- ¿Cómo estás Pete?. - Sonrió.

- ¿Con lo del brazo? Mejor, ya puedo jugar y volver a los entrenamientos.

- Genial, contigo de seguro ganaremos. - El grupo sonrió.

- ¿Quién es tu chica?. - Preguntó un hombre de cabello rubio, alto, recordándome a Thor, pero, sin barba.

- No es mi chica. - Me miró a los ojos y por algún motivo ambos sonreímos. - Amigos, ella es Hayden Hunter.

- ¿Hayden Hunter?. - Una de las mujeres se levantó de un brinco y caminó hacia mi.

- Si, soy yo. - Me tomó efusiva por la mano y comenzó a decirme que Pete y ella estaban próximos a casarse y que les encantaría que yo organizara la boda.

Vi un rostro, femenino muy bonito, al otro lado de la euforia del momento, un rostro de mi infancia... ¿Es... es ella?.

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora