Me había perdido en ella, en su cuerpo, en su esencia, desde hace ya mucho tiempo, no sé cuánto en realidad, y vaya que valió la pena.
Seguía moviéndome dentro y fuera de ella, rápidamente, hundió sus dedos en mi cabello y tiró de él, giró sobre mi y comenzó a moverse, sostuve sus caderas con fuerza y apreté los dientes.
Estar dentro de ella es más que delicioso, estar con ella es simplemente el paraíso. Me senté, quedando frente a frente con ella y la besé, como si no pudiera volver a besarla jamás, como siempre hago. Peinó mi cabello y lo jaló al final, en mi nuca, haciéndome jadear y estremecerme.
Subí y bajé mis caderas para hacer más profundos y rápidos sus sentones, tembló y su boca se abrió dejándome escuchar un sonoro, agudo y delicioso gemido, la empujé sobre la cama, ella había llegado al orgasmo, subí sus piernas a mis hombros.
Entré de nuevo, con fuerza en ella y con profundos embistes, la llené de mi y llegué a mi liberación.
- Lo que me has hecho es... - Susurré, cuando pude recuperar mi respiración. - Vaya...
La abracé y ella a mi, su respiración estaba muy agitada y ella estaba completamente sonrojada.
- Te amo. - Susurró en un hilo de voz. - No sabes cuánto te amo Andy. - Se incorporó lentamente y se levantó hasta poder abrazarme.
- Mi amor... - La abracé, acariciando su cabello. - Te amo, tanto o más de lo que tu a mi.
- Imposible. - Me miró, tiene sus preciosos ojos cristalizados.
- ¿Estás...?
- Bésame, ¿Si? Por favor... - Rogó y la miré.
Cumplí su petición.
Estar a su lado... Ha sido lo más hermoso que me ha pasado en la vida...
Nos dormimos juntos, con ella entre mis brazos. El mejor descanso que he tenido hasta la fecha.
(...)
Me levanté para preparar la cena para ambos, ahora mismo estoy friendo un poco de carne.
- Hola. - Sentí sus brazos enrollándose en mi cintura. Está recién despertada.
- Hola princesa. - Quité la carne de la sartén y la coloqué en un plato aparte.
- Huele delicioso.
- Lo sé, yo lo estoy preparando. - Sonreí.
- Presumido. - Me sacó la lengua, tan infantil y bella como siempre.
- Siéntate. - Besé su frente. - Ya casi está listo.
Comencé a servir la comida en dos platos, también dejé comida para Caroline e Ithan, cuando lleguen.
Puse su plato frente a ella en la mesa. Suspiró.
- Papá cocina igual de bien que tu. - Sonrió.
- Lo sé, ya he comido aquí y es glorioso...
Nos quedamos en silencio mientras comíamos, una duda no dejaba de dar vueltas en mi cabeza, y a pesar de que no debería prestarle atención, aquí está...
- Hayden.
- ¿Si?
- ¿Por qué?
- ¿Por que, qué?
- ¿Por qué lo hiciste?
- ¿Hacer qué?
- Lo que hiciste hoy... - Me senté junto a ella en la mesa. - ... Ya lo sabes...
Sonrió y se relamió los labios, no pude evitar recordarla hace un par de horas y me estremecí, no es momento de pensar en ello.
- ¿Y si te digo, que simplemente tenía ganas?
- No te creería. - Afirmé, ella no es así.
- ¿Quería experimentar? - Negué con la cabeza.
- Ya dime la verdad.
Se cruzó de brazos lentamente y se recogió en su asiento, ¿Qué sucede?
- Sólo... Quería hacerlo... Más bien. - Levantó su mirada, buscando la mía. - Necesitaba hacerlo.
- ¿Por qué?
- Porque te amo Andy.
- Comienzas a preocuparme. - Rió y tomó mi mano entre las suyas, tiene las manos cálidas, por primera vez.
Besó mis nudillos y me miró.
- Porque te amo y porque tengo miedo. - Afirmó.
- ¿Miedo a qué?
- A que alguien me arrebate lo que por derecho es tuyo...
- Hayden.
- Quería darte todo de mi, para que nadie más pudiera obtenerlo.
¿De qué rayos...? Ah, es eso...
- Hayden... Yo no... - Me interrumpió.
- Sólo quería hacerlo, porque... Seamos sinceros, te faltan pocos días aquí, tienes que volver a Boston, y yo me quedaré unos cuantos días más, en ese tiempo... Estaré sola, porque ni papá ni Caroline estarán conmigo a cada instante, y es posible que ese hombre intente algo.
Me quedé frío, inmóvil.
Es una tonta.
- Tu has sido mi primera vez en todo, sólo quería que lo sigas siendo... - Una lágrima rodó por su mejilla, tan fugaz como lo son sus sonrisas. - No quiero que Dante tenga lo que te pertenece a ti.
Su voz se quebró, al igual que algo dentro de mi. Esa idea, me resultaba aterradora, completamente horrible, ella no puede estar pensando siquiera en eso.
Esto definitivamente es lo más puro y tierno que ha hecho, pero al mismo tiempo también es lo más estúpido... Dante, ese asqueroso y horrible hombre no va a ponerle ni siquiera un dedo encima, y de eso me aseguraré personalmente. No va a tocar lo que es mío.
La abracé, con todas mis fuerzas y se quejó, pero lo recibió y comenzó a llorar, desconsoladamente, como si... Como si estuviera muriendo, por dentro tal vez debía de haberlo hecho...
- Hayden... - La separé de mi y ella me miró. - Voy a protegerte con mi vida, no me interesa volver siquiera a Boston, no lo vale si la que está en peligro eres tú. - Iba a abrir la boca para decir algo, pero, el timbre fue tocado, y con pesar se levantó para abrir la puerta.
Pasé mis manos por mi cara, frustrado, ahora... Llevé una mano a mi cabello y la otra se dirigió a mi boca. - Ahora mismo no sé que hacer, estoy perdido y estoy frustrado.
Ella no va a dejar que me quede, su padre no podrá estar sobre ella todo el tiempo, como tampoco lo estará Caroline, Robert no podría hacerlo porque debe cuidar de su familia. No hay nadie a quien pueda recurrir.
Sus ojos como sus actos pasaron por mi mente, es descabellado y totalmente tonto si realmente me atrevo a dejarla en manos ajenas a su conciencia, en especial si es en manos de él... Del que se supone es... Mi mejor amigo.
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Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda Temporada
Fanfiction- Jamás creí que llegaría a referirme a ti a manera de sarcasmo Hayden... Ya no eres tú... - Sigo siendo yo... - Le grité molesta y frustrada. - No, no de la que me enamoré...