Señorita de Piedra

594 58 13
                                    

Han pasado tres meses, que simplemente me han parecido eternos, tan largos que... He vuelto a sentirme como me sentía cuando abandoné a Andy, cuando... Ryan aún vivía.

- ¿Señorita Hunter?.

- Ah, ¿Si?.

- ¿Podemos proceder?.

- Claro. - Asentí.

Mark McKenna se había encargado de divulgar que sus hijos estaban conmigo porque planeaban quitarle la parte de la herencia de Ryan para quedársela, y que yo, los había puesto en contra suya.

Sin embargo, al presentar las pruebas, el testimonio de Alice y sus hermanos y varias documentos y notas de retiro de dinero en el exterior, el caso se abrió y el juicio comenzó.

- Señoría, quiero decirle que esto es ridículo, quiero decir... Mis hijos han estado siempre conmigo, hasta que esa mujer llegó, además, estoy de luto, me parece una falta de respeto.

- De hecho, a mi también me encantaría saber, ¿Por qué ahora?, ¿Por qué no antes? Si estos problemas vienen desde hace mucho.

- Porque... Señoría llegamos a un punto crítico, un punto en el que no hay retroceso porque no se puede salir. Su hermano, y mi mejor amigo durante 7 años, casi 8 falleció, y que en paz descanse, y no falleció por alguna enfermedad, ni nada por el estilo, falleció porque tomó la decisión de quitarse la vida, a causa de este hombre.

- Por favor, él pudo elegir, pudo haber superado lo que sea que pasara y...

- Objeción, una persona que se suicida, lo hace porque está en un callejón sin salida, callejón al que usted lo llevó.

- Orden. - Nos gritó el juez.

(...)

Todo, parece estar pasando tan rápido, y a la vez tan lento.

- Te amo, Hayden. - Dijo él, tomando mis manos en las suyas.

- Y yo te amo a ti, mucho, demasiado Andy. - Sonreímos en medio del aula de clases.

- Te amo más de lo que nunca podré gritar. - Dijo él, levantando una de sus manos para enredarla en mi cabello.

Me removí un poco y sentí algo blando debajo de mi.

- ¿A-Andy?. - Susurré. - Tus manos...

Y entonces abrí los ojos, y me di cuenta de porqué se sentía tan diferente el toque de sus manos, era un sueño, y quien despeinaba mi cabello para despertarme es nada más y nada menos que Kyle Andersen.

- No, pero, es lindo verte.

- ¿Qué haces aquí?. - Dije, mirándolo, aún adormilada.

- Vine a visitarte y a ver cómo estabas.

- Pues estoy bien. - Sonreí.

- Tu amiga Wendy me dijo que no has comido en días.

- Te mintió.

- Tu semblante no me dice lo mismo, cuando mamá lo escuchó se puso en marcha y te horneó varios dulces.

- ¿Enserio?. - Dorothy, que tierna mujer.

- Si, y vas a comer ahora mismo, quieras o no.

- Kyle.

- Voy a traerte la comida y un tenedor.

- Kyle. - Volví a llamarlo.

- No hay pero que valga.

- ¿Puedes prestarme atención?.

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora