Ryan...
Mi corazón latió rápido en mi pecho y una ola de alivio me inundó.
- U-un momento, por favor, voy por mis cosas. - El hombre asintió.
Entré de vuelta a casa, y Andy estaba parado ahí, mirándome.
- ¿A dónde vas?
- Acaba de surgirme algo en el trabajo. - Mentí. - ¿Puedes recoger a Dominik?
- Si, ahora debo ir a clases. - Sonrió.
- Vale, gracias. - Le devolví la sonrisa, tomé mis llaves, mi celular y mi cartera
Abracé rápidamente a Andy, salí por la puerta y corrí a mi auto, abrí la cajuela y tomé un bolso, que contiene un cambio de ropa.
Mujer precavida vale x2.
- Estoy lista. - Exclamé.
El tipo me miró, y sentí que literalmente me encontraba frente a un poste.
No me dijo nada, solo se acercó al elegante vehículo y me abrió la puerta para que entrara en él, y así lo hice, entré.
Miré por la ventana, y sentí nostalgia al ver mi hogar, como si lo estuviera dejando para siempre, con miedo, como si...
... No pudiera volver jamás.
Cosas mías, no importa.
- Las bebidas y la comida están dispuestos para usted Señorita Hunter. - Se refería a las frutas, bebidas y botanas que estaban a mi alrededor.
- Si, disculpa... - Silencio.
- Jim.
- ¿Jim? - Es un nombre muy pequeño para este hombre enorme.
- ¿Hay algún inconveniente? - Me miró, bajando levemente sus lentes negros.
- No, claro que no.
- Me alegro. - Claro que si, se nota la felicidad rebosante en su rostro.
- Disculpa, ¿A dónde estamos ye...? - Y subió la ventanilla, para terminar la conversación.
Grosero.
El viaje fue algo largo, iba comiendo trozos de frutas y algunas botanas, comenzaba a ponerme nerviosa, porque hace rato que habíamos entrado a un camino de tierra, rodeado por nada más que árboles.
Estuve a punto de llamar a Ángel, enviar mi dirección y marcar al 911 para informar que me secuestraban, hasta que llegamos a aquel lugar, una mansión enorme, elegante y bonita, tenía un estilo bastante moderno, aunque conservaba vestigios de torres, parecido a un pequeño castillo.
Jim me llevó hasta la entrada principal, y en las escaleras pude reconocer a mi querido mejor amigo, Ryan estaba sentado ahí, con los codos apoyados en sus rodillas, y su cara entre sus manos.
El querido Jim no había terminado de detener el auto aún, y eso no me importo. Abrí la puerta y bajé como pude para correr hacia él, a pesar de que casi me caigo y muero en el intento.
- ¡Ryan! - Grité desde lejos.
Él levantó la vista y se levantó de golpe, al verme caminó hacia mi, lentamente, como si no pudiera creer que realmente estaba parada ahí.
Llegué hasta él y le salté encima, y él me correspondió, abrazándome con todas la fuerzas que su cuerpo tenía.
Y si que tenía fuerza, estaba por aplastarme.
- ¿Por qué viniste? - Me bajó y me miró a los ojos.
- ¿Q-qué? ¿De qué hablas? - La sonrisa se me borró del rostro.
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Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda Temporada
Fanfic- Jamás creí que llegaría a referirme a ti a manera de sarcasmo Hayden... Ya no eres tú... - Sigo siendo yo... - Le grité molesta y frustrada. - No, no de la que me enamoré...