Señorita Residente

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- Hayden, cariño. - Saludó al otro lado de la computadora, extrañaba a mi mejor amigo.

- Hola. - Sonreí.

- ¿Qué pasa? ¿No te alegras de verme?

- Sabes que si. - Acomodé mi cabello hacia atrás. - Es sólo que estoy cansada.

- Tus ojos están pequeños. ¿Lloraste?

- No, acabo de despertar. - No voy a preocuparle cuando él a penas llegó a casa.

- Está bien, ¿Cómo ha ido todo, preciosa? ¿Qué tal todo con Andy?

- Va muy bien, es la primera vez que puedo decir que estamos perfectamente bien.

- Bueno, no cantes victoria princesa.

- ¿Eh? ¿Por qué?

- Sólo no quiero que salgas lastimada de nuevo, sé que lo amas, y por lo que sé, él también te ama mucho, pero... No quiero que te ilusiones tan pronto.

- Ryan.

- Antes también se amaban y todo salió mal. - Bueno, tenía razón, él tenía un punto.

- Está bien, tendré cuidado.

- Sólo quiero tu bienestar.

- Lo sé. - Sonreí. - ¿Y Hanna?

- ¿Hanna? - Preguntó él.

- Hanna, la última chica con la que fuiste a tu viaje.

- Ah, si, ella. - Rió, y se sacudió el cabello. - Nada, ya obtuve lo que quería. - Hice un ruido de asco.

- Ya te acostaste con ella. - Se encogió de hombros. - Eres horrible. - Soltó una bella carcajada que hace rato no escuchaba. - Deberías dejar de jugar con las chicas.

- Oh vamos, no puedes prohibirme algo así.

- Alguien podría jugar conmigo, piensa en eso, no te gustaría que alguien haga eso conmigo.

- No, Hayden, te equivocas...

- ¿Por qué?

- Las chicas como tú... Tienen valores, los chicos sabemos con quien podemos jugar, con quienes podemos meternos sin tener nada serio, si, amo a las chicas, y amo llevarlas a la cama... Porque no son material para novia.

- No entiendo.

- ¿Recuerdas que me contaste sobre... Kevin?

- Kyle. - Reí y él también.

- Él. - Bostezó. - Terminó con su novia, y la chica al parecer no era buena, y luego te buscó a ti, los hombres tenemos una debilidad por las niñas bien, porque son difíciles y toman tiempo, nos cuesta poder conquistarlas o estar con ellas.

- Okay.

- Por eso digo, que tu no eres una mujer con quien se pueda jugar, el que intente hacerlo se enamorará pequeña. Eres material de novia, no de un agarre de una noche. - Sonreí, a veces dice cosas tan lindas.

- Entonces, ¿Estás esperando por una niña bien?

- Así es. - Sonrió. - Pero cómo tu ya no hay, princesa, todas son, no lo sé... Tan mundanas. - Reí.

- Tal vez no has buscado en el lugar adecuado.

- ¿Y en dónde deberías buscar?

- En tu corazón. - Le sonreí y el rió.

- Ya extrañaba tu actitud y tus respuestas infantiles. - Acunó su cara en su mano.

- Yo te extrañaba a ti. - Sonreí.

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora