Señorita Contra la Pared III

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Desperté, después de una media hora de sueño. Fue total y completamente desesperante el hecho de que no haya podido dormir ni siquiera un poco.

Me dirigí a la cocina, después de haberme metido en casi todas las habitaciones de la casa, para buscarla.

Me serví un poco de cereal y Yogurt de Mora, me senté en la mesa y empecé a comer... Este lugar, es simplemente demasiado grande, entiendo que son siete las personas que residen aquí, los cinco Mckenna hijos, y sus padres, no sé si la gente que trabaja en esta casa también viva aquí.

- Buenos días. - Se agachó para verme, porque tenía la mirada en mi plato.

- Bu-buenos días. - Le miré y él sonrió.

- Lo lamento, no quería interrumpirte.

- No, no te preocupes.

- ¿Lograste dormir? - Negué con la cabeza. - Si, te entiendo, esta casa tiene eso...

- ¿Eso qué?

- Esa vibra que no te deja en paz. - Sonrió, apoyándose sobre la barra.

- Parece ser que sus padres la atraen. - Nos miramos al tiempo. - Quiero decir, yo no...

- No, no te preocupes, he escuchado peores cosas de ellos...  De mis hermanos y de mi, por supuesto. - Me guiñó un ojo. - Creo que eres demasiado linda como para decir algo malo de alguien. 

Se volteó y sirvió café en una taza, café que no me había dado cuenta que había puesto a preparar.

- Claro que puedo decir cosas malas. - Me miró.

- No lo creo.

- Si puedo.

- Vale. - Dejó la taza sobre la mesa y se sentó.

- ¿No vas a decir nada más?

- No, de hecho sólo trataba de distraerte un poco de los problemas que hay aquí. - Me miró. - Alice suele ser quien ilumina esta casa, porque es una niña preciosa, es radiante y... Ahora papá también le quitó eso...

- ¿Se lo quitó?

- Lo mismo que contigo, la comprometió, o más bien, básicamente la vendió al mejor postor.

- Ese tipo es un monstruo.

- Pasado mañana va a conocer a su prometido, que prácticamente le dobla la edad.

- Pueden denunciar a su padre, eso cuenta como prostitución, lo de Ryan...

- Lo de Ryan y Jeremy... 

- Lo de Ryan y Jeremy. - De lo cuál yo no sabía. - ... Cuenta como fraude, extorsión, chantaje.

- Lo sabemos. - Asintió con pesar. - Pero, es nuestro padre... Hay líneas que no podemos cruzar, además, ¿A quién le creería el mundo? ¿Al empresario multimillonario que se ha esforzado por levantar un imperio durante toda su vida para él y su familia, o a los hijos que él se ha encargado de hacer parecer que son los más ingratos y maleducados del mundo?

- Me tienen a mi de testigo.

- ¿Cómo te creerían?

- Mi moral es intachable.

- Papá se encargaría de ensuciar tu nombre con sólo chasquear los dedos.

- Pero, no es justo que les haga esto, está arruinando sus vidas.

- Hayden, entiende. - Me tomó ambas manos. - Él no es alguien a quien podamos enfrentarnos.

- ¿Crees que no? 

- No, es algo que no se puede hacer.

- Bien, repítete eso unas diez veces hasta que te lo creas.

- Hey, ¿Qué pasa aquí? - Tom entró a la cocina.

- Nada importante. - Me puse de pie y me marché del lugar, dejándolos a ambos con la palabra en la boca, volví a mi habitación, me hice un ovillo entre las sábanas, quería volver a tratar de dormir...

Mas no logro encontrar mi punto de equilibrio, mi posición perfecta, creo que si no pude dormir antes, ahora menos.

- Por favor... - Me senté y envolví con mis brazos mis piernas. - Lo siento...

Susurré para mi misma, pero, sabía perfectamente que esas palabras iban directamente al corazón del hombre de ojos azules y cabello negro, padre de su hijo, y en especial, a su hijo.

- Lo siento, lo lamento tanto. - Dejé caer mi cabeza sobre mis rodillas y la lluvia de lágrimas, junto con la desesperación comenzó a invadirme, al igual que el deseo de destrozar cuantas cosas se aparezcan a mi paso.

El sabor a sal invadió mi boca, junto con el dolor en mi tráquea, tenía un nudo, un enorme dudo en la garganta, colosal... Duele, realmente duele, y esto no lo había vuelto a sentir desde que, básicamente dejé a Andy, teniendo a Dominik en mi vientre...

Desde que tuve que dejar a mi mundo, y ahora tendría que volver a hacerlo, y esta vez... Estoy segura de que será para siempre.

Levanté la cabeza, tratando de calmarme a mi y a mi respiración, pero, todo a mi alrededor parecía derrumbarse, todo a mi alrededor avanzaba, mientras yo estaba estancada en el mismo dilema de siempre, desde que tengo 16 años.

Andy Biersack.

Sacudí la cabeza, tratando de que su imagen y absolutamente todos sus recuerdos salieran de mi cabeza, imposible.

- Perdóname... - Me cubrí los ojos con las manos. - Yo no planeé nada de esto, yo no pedí esto... Lo siento, lo siento... Perdón.

Mi pequeño, mi pequeño Dominik, a él también le haría daño con esto, y estaba dispuesta a esto, pero, no puedo dejar a Ryan de lado, no a él...

Nunca a él.

Nunca podría dejarlo solo.

- Rayos... - Farfullé, coloqué mi mano sobre mi boca, evitando hacer ruido con mis sollozos. - Andy... - Me pasé los dedos por el cabello, tirando lentamente de él. - Perdóname por esto.

Una rendija de luz se filtró por la puerta que lentamente era abierta, dejándome ver al que alguna vez había sido mi chico, mi mejor amigo, Ryan. Ahora tenía ojeras y lágrimas secas bajo sus ojos, estaba demacrado, tanto o más desgastado que yo, pero, claro que esto le estaba afectando.

Caminó hacia mi y yo retiré las sábanas de la cama para que pueda acostarse a mi lado, y así lo hizo, entonces lo cobijé, y nos abrazamos.

- Quería salvarte... - Susurró, confidencial, como si fuera sólo para nosotros dos. - ... No traerte a una mansión frívola e insignificante... No era mi intención arrastrarte a una vida de mierda.

- Ryan...

- Sólo debía decírtelo. - Me miró. - Sólo quiero que sepas que yo te quiero, y voy a hacer todo lo posible para que puedas recuperar tu vida.

- Ryan, te ayudaré, aunque de eso dependa mi vida.

- ¿En realidad crees que te dejaré?

- No te estoy pidiendo permiso.

- Ni yo te estoy preguntando.

- Ryan. - Me abrazó con fuerza. 

- Hayden... Te amo, no... No te permitiré que hagas esto, no dejaré que arruines tu vida por mi.

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Estoy pensando en abrir un chat :v ¿Qué opinan ustedes? xd avísenme si les agrada la idea ;v


Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora