Fui a mi armario con lentitud, tenía todo el tiempo del mundo, ya que todavía es temprano y la feria comienza a las cuatro de la tarde, no me he vestido con nada de lo que había comprado últimamente para mi, todo para mi han sido, pantalones holgados, sudaderas y camisetas que me quedan muy grandes.
Es hora de vestirse como la dama que se supone que soy.
Tomé una falda negra, que de hecho tengo desde hace años, un suéter gris y medias, junto con un par de zapatos negros, mis uñas las pinte de rojo, y mi cabello, ¿Qué le puedo hacer? está corto, y no puedo ni hacerle algún peinado, pensándolo bien, extraño mi cabello largo. Aunque este no me queda mal, no puedo manejarlo, ni hacerle las locuras que me encantan.
Nota Mental, no volver a cortarnos el cabello.
Ya lista la ropa, me dirigí al baño, y me di un relajante baño, lo necesito, realmente lo necesito, después de tantas cosas que están pasando en los últimos días.
Cerré los ojos, dejándome llevar lentamente por la confortable sensación que me causaba el agua caliente de la bañera.
Abrí los ojos de golpe, una pesadilla, un mal sueño andante apareció cuando cerré los ojos, su rostro, su asquerosa cara, su sonrisa hórrida y su repulsiva mirada aparecieron en mi mente tan rápido como el flash de una cámara.
Dante había conseguido meterse a mi cabeza, había arruinado la vida de mi padre, la de mi madre, incluso la de Caroline, pero, no hará lo mismo con la mía, no señor. No lo dejaré.
Terminé de darme mi baño, ahora más relajada, el hecho de que haya estado sola tanto tiempo, me acostumbró de alguna manera a salir sola de los problemas, y está bien, el ser independiente, lo bueno es que, no estoy del todo sola.
Me vestí con la ropa que ya había elegido, y me miré al espejo, sólo usé un poco de delineador, nada más, me veía bien, o al menos eso creo, ¿Cómo sabes si realmente te ves bien? Digo, uno nunca puede estar seguro, según el libro, Maritornes era una mujer no muy agraciada, tuerta de un ojo y del otro no sano, pero el Quijote la encontraba muy bella.
¿Qué se puede decir?
Me miré al espejo y sonreí, hubiera sido muy lindo compartir esto con Ryan, definitivamente le traeré algo. Saqué mi celular y me tomé una fotografía, casi siempre Ryan me obliga a tomarlas, y naturalmente siempre son con él, no porque él necesite fotografías para redes sociales, sólo le gusta coleccionar momentos preciosos.
La guardé y se la envié, con un pequeño mensaje. "Espero que estés bien, razón de mi vida".
Guardé mi celular en mi bolsa, al igual que el dinero y mis llaves, salí de mi casa y comencé a caminar, en realidad no hay prisa, no deseo tomar un taxi o el autobús, solo, quiero disfrutar del tiempo que tengo para mi.
Que de seguro sería muy poco.
Han comenzado a llegar varias llamadas a mi celular, todas pidiendo que organice todo tipo de eventos, y la verdad, amo eso, me gusta mucho, hacer felices a las personas.
Las nubes en el cielo, comenzaban a disiparse, a esta hora comienzan a expandirse y luego desaparecen, entonces es cuando el cielo comienza a tornarse morado, con tonos violetas, naranjas y amarillos, el atardecer, como la luz se aferra a su vida antes de caer en la oscuridad.
Crucé la calle y llegué a la librería, hermosa, realmente bella, yo que creí que casi no habría nadie, y ahora me doy cuenta de que está repleta, caminé hacia adentro de la misma y aspiré el olor a libros nuevos, chocolate caliente, galletas y sueños por ser descubiertos, como el del muchacho que se sienta junto a la ventana y escribe en su libreta o en su laptop. O la chica que está en uno de los sillones del centro, dibujando un mundo nuevo para ella, y para todo aquel que vea su mente plasmada en el papel.
Había mucha gente, entrando, saliendo, moviéndose de anaquel en anaquel. Este, definitivamente, es el mejor día de mi vida este es mi sitio, mi centro. Es el lugar al que pertenezco, lástima que Ryan no está aquí para disfrutar de esto conmigo, de seguro ya estaría dando saltos por todos lados, sin saber que comprar y queriéndose llevar toda la librería en sus bolsillos.
Negué con la cabeza sonriendo, muy en el fondo, a parte de Ryan, hay otra persona en la que estoy pensando.
Cerré mis ojos e intenté olvidar sus preciosos ojos azules, su maravillosa sonrisa... O terminaría cayendo en un abismo sin salida. Saqué mi celular y tomé una foto, un momento que se perdió Ryan.
- Buenas tardes señorita, ¿La ayudo en algo? ¿Algún género literario o libro en especial?
- Buenas tardes, estoy viendo por el momento, gracias. - Sonreí y ella asintió.
Caminé escaleras arriba, me encanta ese tipo de escaleras, en espiral, le dan un aire de... ¿Elegancia? ¿Magia? No lo sé, pero es muy lindo, llegué al segundo piso, y caminé hasta llegar al borde de la baranda de cristal, desde arriba, todo se veía aún más mágico, en especial porque el estilo de la librería es tan acogedor, hogareño, todo esto es muy bello.
A Ryan le gustaría... Suspiré y saqué mi celular, tomé otra fotografía. - A Andrew también.
Sacudí mi cabeza lentamente esperando que su recuerdo se quite de mi cabeza, aunque sé que es imposible, vale la pena intentarlo.
Una mano en mi hombro me distrajo de mis pensamientos.
- Me gustan las fotografías que sabes tomar. - Su ronca voz, sus palabras se deslizaron como miel en su boca, tan dulce, tan peligroso y tan ronco.
Hablando del Rey de Roma.
- Andrew Biersack. - Volteé lentamente y él sonrió, inclinándose levemente ante mi, para tomar entre sus dedos mi cadena, con el adorno que él me había dado, mis alas plateadas, porque yo antes fui su ángel.
- Hayden Hunter. - Levantó una ceja, mirándome. - Se ve radiante, Señorita.
- Usted también Señor. - De repente pareciera que nadie más estaba en el lugar, él me miraba y yo lo miraba, después de tanto tiempo, volvió a ser Azul contra Celeste.
- ¿Le importa si la acompaño?
- Como desee. - Agaché la mirada y volteé.
- Espere. - Me tomó de la mano y me sonrió, entrelazó nuestros dedos. - Podemos seguir.
- Espere...
- Se ve linda sonrojada.
Y... Me hizo callar.
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Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda Temporada
Fanfiction- Jamás creí que llegaría a referirme a ti a manera de sarcasmo Hayden... Ya no eres tú... - Sigo siendo yo... - Le grité molesta y frustrada. - No, no de la que me enamoré...