Señorita Décima

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Hoy tendrá lugar la prueba del traje para Andy. Sinceramente no me siento del todo lista para verlo hoy. 

No quiero. No tengo ganas.

Desperté a Dominik, quien parecía tener un sueño bastante bonito. Mi pequeño estaba sonriendo, abrazado a un pequeño oso de peluche que le regaló papá hace un par de años.

- Pequeñito. - Susurré, acariciando su cabello castaño. Se removió en su lugar y la sonrisa se le ensanchó, quería jugar a fingir que seguía dormido.

Así que le hice cosquillas y él se retorció entre mis brazos.

- ¡Mami! ¡No! - Dijo entre risas, se acercó a mi para abrazarme y yo besé su frente.

- ¿Cómo dormiste, angelito?

- Muy bien. - Me mostró su amplia sonrisa. - Ahora tengo que ir a la escuela. - Me soltó y se puso de pie, para luego irse al baño y empezar a ducharse.

¿Debería asustarme que sea tan independiente o debería hacerme feliz?

Supongo que tendré que pensarlo luego.

Mientras Dominik se bañaba yo me dediqué a hacer el desayuno, preparé hot cakes con fruta picada.

Saqué la leche del refrigerador y la serví en dos vasos. Enseguida escuché la carrera desde la habitación hasta la puerta de la cocina.

- Dom, no debes correr en las escaleras, te puedes tropezar. - Volteé.

Dominik no paraba de crecer, en esa carrera contra el tiempo, él estaba empezando a parecerse mucho a ese destino inalcanzable que yo me había permitido perder. Sus facciones, sus gestos... 

Dios, empieza a parecerse demasiado a su padre.

- Listo, mami. - Subió con cuidado a una de las sillas del pequeño comedor y no pude evitar sonreír.

¿Se puede estar feliz y triste al mismo tiempo? Quiero decir, claro que se puede, ahora mismo me siento así ¿Pero es normal?

Me senté para que desayunáramos juntos. Dominik me contaba todo lo que había hecho con Andy y como se había divertido jugando con Hamburguesa. Extrañaba mucho a mi cachorro, pero no le pediría a Andy que me permita tenerlo, me daría vergüenza tan sólo ver su cara.

- ¿Por qué sonríes mami? - Atrapada.

- ¿Qué? - Me coloqué la mano en el rostro, siento que me arde la cara, seguramente estoy ya toda roja.

- Estás sonriendo mucho. - Dijo él, sonriendo también. Parece cómplice de su padre.

- Es porque estoy contigo, mi amor. - Le lancé un beso volado y él lo atrapó entre sus manitos.

- Bueno. - Colocó el beso en su plato y siguió comiendo su desayuno hasta que dejó el plato limpio, luego se puso de pie y se paró entre mis piernas, me miró y ladeando levemente la cabeza, sonrió.

- ¿Qué haces? - Le sonreí.

- Anoche vi que papá te miraba así y tú sonreías. - ¿Qué? Abrí los ojos como si me hubieran golpeado en la cara. - Y yo quiero hacer lo mismo. - Extendió sus brazos y me rodeó con ellos.

- ¿Hacer lo mismo? - Lo abracé con fuerza.

- Hacer que sonrías siempre. - Definitivamente es cómplice de su padre.

- Tú ya me haces feliz, mi amor. Tú eres mi vida entera. - Apreté a Dominik contra mi pecho y él se acomodó mientras sonreía. - Cómo tú se va a llamar el mundo. - Le dije al oído y me abrazó con más fuerza.

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora