Volví a la mansión McKenna a las 12:00 P.M, la madre de Jim había venido para preparar el almuerzo, una mujer más baja que yo, corpulenta y pelirroja, la saludé y al pasar por la sala me fijé en que estaban tomando fotografías, Tom y Will observaban tras cámaras con el mismo tipo de ropa, así que supongo que ya pasó su turno o está por pasar.
Ryan advirtió mi presencia y me miró mientras posaba, hay algo raro en él, sin embargo, no logro saber qué es.
Jeremy apareció, con un traje color vino y una camisa y corbata negra.
- Hola. - Dijo, con un vaso que contenía una bebida ámbar entre sus dedos. - ¿Estás bien?.
- Bien, no es la palabra.
- Si, conozco la sensación, es la magia de ser un McKenna. - Se terminó su bebida en un trago.
- Lo siento. - Le coloqué la mano en el hombro.
- ¿Por qué?.
- Por todo lo que han tenido que pasar, todo lo que les ha tocado vivir, me he dado cuenta, al conocer a cada uno de ustedes... Que son como niños pequeños, y es porque... Han pasado por mucho, y... Nunca se les ha permitido... - Rayos, Hayden continua sin desmoronarte por favor. - Nunca se les ha permitido vivir como se debe.
- Nos parecemos en eso Hayden.
- ¿Qué?.
- Siempre estás tratando de solucionarle la vida a alguien, creo que nunca piensas lo suficiente en ti, ¿Me entiendes?, creo que no has vivido apropiadamente, con tus sueños y ambiciones... Por eso.
- Jeremy. - Apareció el Sr. McKenna en frente de nosotros. - Oh, Hayden, creí que llegarías más tarde. Pero, ya que todos estamos aquí, ¿Qué tal si hacemos la reunión ahora mismo?. - Sonrió y yo lo miré mal. - Espero que hayas elegido bien, nuerita, porque sino, deberás visitar a mi hijo en una prisión de alta seguridad.
Mierda...
- Diles a tus hermanos que los quiero en la sala de juntas en una hora. - Jeremy no asintió, no hizo nada, sólo se fue del lugar.
- Y tú, querida, ve a arreglarte, ponte bonita que hoy es un día especial. - Me acarició la mejilla. - Te daré la mejor boda que hubieras querido tener. - Sonrió. - Y tus hijos llevarán el apellido McKenna, deberías estar agradecida.
Le di una cachetada que le giró el rostro y le dejó la marca de mis dedos y anillos en el rostro.
- Yo ya tengo un hijo y el apellido que tiene es Biersack. - Me miró, con ironía en el rostro, a punto de reír.
- ¿Un hijo?, genial. - Se acercó a mi rostro, sonriente, y dejó la distancia entre nosotros del tamaño de un borrador. - Me golpeaste, si fueras mala serías la mujer perfecta para mi, pero, eres un desperdicio.
- ¿Qué dijiste?. - Ryan estaba a nuestro lado.
- Lo que escuchaste, evidentemente. - Le sonrió y se marchó diciendo que nos esperaba en el salón.
- Hayden, ¿Te hizo algo?. - Me sostuvo suavemente por los hombros.
- No, estoy bien. - Lo abracé.
- Debemos ir, ¿No?. - Asintió.
- Adelántate Hayden, yo... - Se pasó los dedos por el cabello. - Te veré allá, ¿Quieres llevar esto contigo?.
Entró a la sala y regresó rápidamente con una carpeta, que casi parecía que no llevaba nada.
- ¿Qué es esto?.
- Documentos Hayden.
- Está bien. - Me di la vuelta.
- Hayden. - Me llamó y regresé con él.
- ¿Si?.
- Quiero, que no importa que, nunca olvides que te amo, ¿Si?.
- No tendría porque olvidarlo, yo también te amo. - Nos abrazamos.
- Te amo mucho Hayden, como no tienes idea. - Dijo, sosteniéndome por mis mejillas y entonces, me besó en la frente, con toda la sinceridad que le hacía falta a mi vida, con toda la sinceridad y el amor que nunca, nunca antes había sentido.
- Ryan... - Le tomé la mano.
- Ve... Te veré allá.
- Está bien. - Di unos pasos y nuestras manos se fueron alejando una de la otra, lentamente, como si doliera dejarse ir.
Lo solté y él a mi.
Comencé a caminar con dirección a la sala de reuniones, me siento, rara, mal, me siento asfixiada, sórdida, casi moribunda, y es por toda esta situación.
Andy no quiere volver a verme, y no lo culpo. Y... En estos momentos estoy casi seguro de que lo mejor es, dejarlo ir, con una persona como yo, conmigo en su vida, esta no va a mejorar, será mejor que me aleje de él.
Ryan me necesita, al pensar en él, me di cuenta de que estaba actuando muy raro últimamente, quiero decir, más de lo normal, estoy asustada, muy preocupada por él, no quiero, enserio no quiero que esto... Lo afecte más de lo necesario.
Entré al salón y allí ya estaban el Sr. McKenna, Alice, Tom, y Jeremy, los únicos que faltaban eran Will y Ryan.
Los minutos pasaron, con exactitud, media hora.
William llegó, pidiendo perdón por haberse tardado tanto, tenía el cabello alborotado porque después de la sesión, se había ido a cambiar.
Una hora ha pasado desde aquello, el Sr. McKenna está a punto de salirse de sus cabales, y los McKenna hijos, están tranquilos, excepto Alice, quien de vez en cuando tiene conversaciones entre susurros y voces bajas con su padre.
- Maldita sea, ¿Dónde se metió ese mocoso?. - Gritó enfurecido, dejé de sostener la carpeta entre mis manos y la dejé sobre la gran y larga mesa, la abrí.
- ... Dijo que vendría en un rato cuando yo llegué. - Dijo Jeremy.
- Pues, no está aquí.
Me siento, un tanto extraña, me duele el pecho y siento que no puedo respirar bien. Es como si mis pulmones exclamaran: Hoy no nena, hoy no.
- Estoy comenzando a fastidiarme, si no llega en cinco minutos voy a...
Abrí la carpeta para distraerme un poco, leyendo documentos sin sentido, no habían más que dos páginas.
" New York, 1 de Noviembre del 2018.
Ryan McKenna III.
Con este documento quiero dejar claro que la causa de mi muerte no fue más que por el chantaje y extorsión del soberano del imperio McKenna, lastimosamente mi padre... - ¿Qué?. - Mark Vincent McKenna... ".
Maldita sea, Ryan, ¿Qué hiciste?.
Me puse de pie rápidamente.
- Hayden, ¿A dónde vas?. - Will preguntó, y al no obtener respuesta, corrió detrás de mi. - ¡Hayden!.
Ryan, por favor, por favor tú no.
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Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda Temporada
Fiksi Penggemar- Jamás creí que llegaría a referirme a ti a manera de sarcasmo Hayden... Ya no eres tú... - Sigo siendo yo... - Le grité molesta y frustrada. - No, no de la que me enamoré...