- Wendy, realmente te agradezco. - Le dije en cuanto entramos a mi oficina, me senté en mi silla.
- No hay problema. - Se sentó frente a mi escritorio. - Pero, creo que debes disculparte con la maestra de Dominik, ella recogió el desastre de la biblioteca.
- Ay, no. - Me palmeé la frente, exagerando.
- Parece que se divirtieron mucho anoche. - Se burló Wendy, mientras que yo cubría mi rostro con mis manos, muerta de vergüenza.
- Escucha, yo necesito tu ayuda.
- ¿En qué?.
- Andy me dijo que debíamos vernos dentro de cierto tiempo, pero... No tengo ni idea de el lugar en dónde me citó.
- ¿Dónde?.
- Sólo me dijo, el lugar de siempre.
- Hayden, ¿El lugar de siempre?, ¿Qué lugar frecuentan juntos o...?. - La puerta se abrió de un golpe, causando un estrépito.
- ... No me interesa. - Christina.
- Señorita, intenté detenerla y... - Mi asistente.
- No te preocupes. - Le sonreí. - Por favor vuelve al mostrador.
- Claro. - Agachó la mirada, se marchó, y cerró las puertas detrás de ella.
- Eres una perra miserable. - Me gritó Christina.
- Escucha, sé que estás molesta... - Me puse de pie.
- ¿Molesta?, Hayden quiero arrancarte la cabeza. - Me dijo, con sus ojos llenos de furia. - Estoy segura de que a todo el mundo le encantará saber la clase de prostituta barata que eres, ¿Cómo pudiste meterte en mi matrimonio?.
- De hecho, fuiste tú quién se metió. - No va a insultarme, no en mi oficina, no en mi territorio. - Andy era mío mucho antes de que lo conocieras.
- Y aún no era un matrimonio. - Wendy se puso de pie. - Ustedes no estaban casados, Andy se comprometió contigo para olvidarse de Hayden, y no le funcionó, básicamente te usó.
- Cierra la boca.
- Y tú cierra las piernas. - Le gritó, molesta, Christina no sabe en que se metió al responderle a Wendy.
Mis ojos se abrieron a tope.
- Andy no te ama, y ese no es su problema, no podías obligarlo a que se quede contigo cuando a quién ama es a Hayden, por amor de Dios, tienen un hijo y...
- Wendy. - Le llamé.
- ... Siempre que están juntos notas el amor en el aire...
- Wendy. - Repetí.
- ... Además, ¿Sabes quién tiene la virginidad de Hayden?. - Me golpeé la cara, esta vez con fuerza. - Andy.
A Christina se le abrieron los ojos, y mirando a diferentes lugares abrió su boca, volteó su mirada a mi.
- La perra con quien Andy tenía relaciones la vez que le llamé, era contigo.
Wendy me miró.
- Pero, que escondidito te lo tenías. - Cerré los ojos con fuerza.
- ¡Eres una zorra!. - Me gritó antes de intentar abalanzarse sobre mi, no pudo, Wendy no la dejó, ella enseguida la tomó por el cabello y la dominó como si de una gatita se tratara, mientras lo único que yo pude hacer fue retroceder.
- No vas a tocarla. - Me miró. - ¿Qué esperas, una invitación?, llama a seguridad.
- Ah, si. - Reaccioné. - Claro. - Dije, presionando el botón del teléfono que alertaba a los guardias.
Se la llevaron, si, claro que me sentí mal, noté que ella está totalmente enamorada de Andy, sin embargo, no es el amor de su vida, es el mío, bien, yo... No, quiero decir...
Suspiré.
Mi cabeza estaba vuelta un caos, ¿Que fue lo que acaba de pasar?, ¿Cómo es que fui capaz de destruirle sus sueños a esa mujer?.
No, no fui yo... Fue Andy, pero, él lo hizo por mi, o tal vez no y sólo lo hizo por él.
... ¿O lo hizo por ambos?.
- Tienes que ir a casa a descansar.
- No quiero. - Me pasé las manos por el rostro. - Prefiero estar aquí, distraída, con algo más que Andy en mi cabeza.
- ¿Ya sabes que vas a hacer?. - Cruzó las piernas.
- No tengo ni idea. - Me puse la mano en la frente.
- Mira, no sé si influya esto, espero que si y dejen de hacer tanto drama para estar juntos. - Sonreí. - En todo este tiempo que ha pasado, Andy ha estado detrás de ti siempre, pisándote los talones, buscándote, a dónde tu fueras él estaría, ¿No crees que ya es tiempo de dejar el miedo, orgulloso y demás estupideces a un lado?.
- Tal vez. - Sacudí la cabeza. - Eso creo, yo... Wendy no lo sé.
- Dominik estaría encantado. - Sonrió. - Anoche no dejaba de correr de lado a lado, emocionado por el hecho de que ustedes se habían besado y Andy te dijo te amo, hasta él que es un niño ve lo que hay entre ustedes, Hayden, ¿Qué más quieres?.
- Nada. - La miré, con los ojos envueltos en lágrimas.
- ¿Entonces?.
- Creo que si es mejor que vaya a casa.
(...)
"Si el mundo se acaba y sobrevivo sin ti
Cómo encontrarte si los caminos no están
Esperaré que el viento me lleve hacia ti
Esperaré que el tiempo te traiga hacia mí
No hay labios para besar
Siempre que busques me encontrarás
No hay estrellas en el cielo
Siempre que busques me encontrarás
Sin ti"
Apagué la radio al instante, la música no ayuda, no quiere ponerse de mi lado...
Andy, eres lo único en lo que logro pensar, ¿Cómo es que voy a dormir esta noche?, ¿Cómo es que voy a concentrarme en el trabajo?.
¿Qué me hiciste?, en lo único que puedo pensar es en tu sonrisa, en tus manos sobre mi cintura, en tus labios besando los míos, en tus dedos siendo entrelazados con los míos, en el perfume de tu ropa y esa manía que tienes por hacer que me sonroje a causa tuya.
En cuanto me di cuenta, estaba marcando su número y le había llamado.
- ¿Hola?, ¿Hayden?. - No respondí. - ¿Pasa algo?... - Silencio. - Hayden.
- Necesitaba escuchar tu voz. - Solté, como si aquello hubiera estado oprimiendo mi peso y ahora estuviera libre.
- ¿Por qué?.
- En realidad no.
- ¿No?.
- Creo que ahora que te tuve entre mis brazos nuevamente, simplemente extraño tu cercanía.
- ¿Dónde estás?.
- En el auto, estoy esperando para ir a recoger a Dominik.
- Ahora tengo una clase, yo... También quisiera verte, te extraño.
- Andy...
- Debo irme.
- Oh, claro. Disculpa si te interrumpí o algo.
- Tú nunca me interrumpes.
- Lo siento.
- Te amo. - Dijo, y en mi corazón parecía que la fiera encerrada había sido liberada. - Te amo demasiado Hayden, de modo desmesurado.
- Yo... - Suspiré, me quedé en blanco, en... en Shock, y colgué...
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Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda Temporada
Fanfic- Jamás creí que llegaría a referirme a ti a manera de sarcasmo Hayden... Ya no eres tú... - Sigo siendo yo... - Le grité molesta y frustrada. - No, no de la que me enamoré...