Señorita Absorta

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- Andy... - Acariciaba mi cabello.

- ¿Si?

- ¿Dónde está Dominik?

- Está con Ithan.

- ¿Con mi papá?

- Exactamente. - Suspiré aliviada.

Hace rato que yacíamos desnudos bajo las sábanas, después de que Andy se cobró todo el tiempo perdido, llevándome a cinco orgasmos hasta que puedo decir que casi me desmayo.

- Estaba preocupado por ti... - Lo miré.

- Dominik, estaba muy preocupado, hasta que le dije que había ido a visitar a Ryan y que te quedarías a dormir, entonces se molestó porque no nos llevaste contigo.

- "¿Nos?".

- Él dijo "nos". - Reí.

- Andy... 

- ¿Quieres que vayamos a cenar? - Negué con la cabeza, y retiré su brazo de mis hombros.

- Debo volver... - Me miró. - De seguro, ese tipo debe estarme buscando.

- Hayden... ¿Es enserio? - Asentí y él me miró, boquiabierto.

- Si no regreso... - Dejé de mirarlo a los ojos. - Si no regreso, no quiero ni imaginarme lo que podría pasarle a Ryan, lo que su padre podría hacerle.

Me miró, tácito.

- Vete.

- Andy...

- Haz lo que quieras, Hayden, sólo vete... - Me rompí, Andrew me había quebrado con tal sólo eso, con siete palabras en una oración.

Había olvidado hace tiempo, como era su voz, como me hacía sentir, como cada verso, cada palabra, cada rima que me dedicaba me acariciaba la piel como sus manos en la cama, y no sólo me acariciaba la piel, me acariciaba el alma.

Y ahora, ahora que tenía de vuelta su voz, su dulce, ronca y hermosa voz, lo que debía escuchar era un "Vete".

Me levanté con pesar, en mi lúgubre sinfonía de marcha sentí su mirada sobre mi, esperando, de seguro esperando que decidiera quedarme, que decidiera estar con él por sobre todo, y nada más, que nada más importe- Sin embargo, yo no podía darle eso, no pude... Y ahora tampoco podré.

Fui al baño y me duché rápidamente, lloré, claro que lo hice, quería más que nada que Andy volviera a mi, a mis brazos, a mi hogar, conmigo... Pero, no podía.

Ryan había dejado mil veces su vida, sus sueños, todos sus deseos por sacarme a mi adelante, por salvarme, por guiarme fuera del agujero en el que yo misma había decidido meterme, y ahora... No puedo hacer más que agradecerle, e intentar devolverle el favor.

Terminé de vestirme.

Busqué a Andy, quien parado junto a la ventana, tan quieto y pacífico, así como caótico. Fumaba, lentamente, como si le doliera, como si le pesara.

- Andy... - Se volteó a mirarme. 

- Te llevaré.

Comenzó a caminar en dirección a la puerta, pero, lo detuve, colocándome en frente de él, intentó hacerse a un lado, y entonces, lo abracé.

- Hayden. - Dijo, en un tono frío, gélido.

- Andy, por favor, no me odies.

- Debemos irnos.

Levanté la mirada y él agachó su mirada.

- Azul contra Celeste. - Una lágrima recorrió mi mejilla suavemente. - ¿Recuerdas?.

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora