1. Despertar.

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Mendoza. Septiembre 2019.

—Ana!.- me despierto, en mi asiento, en el avión, a punto de llegar. Con una sensación horrible en el pecho, como si me hubiesen sacado lo mas importante para mí. Todo se desvaneció.

—Ana?.- me pregunta Simón con una cara de curiosidad.

— Y esa quién es?- Isaza le sigue el sentimiento. Cómo que quién es? Fue un sueño? Qué clase de sueño fue ese?! Todo fue tan... real, mis sentimientos, la piel, el perfume, esos besos, esos labios, el amor, la desesperación, la angustia, el sufrimiento...

— Villa? Villa!.- me saca Marto de mis pensamientos.— estás bien?.-

— Q-Quee.- ese nombre sólo resonaba tirando los muros de mi mente. Ana, Ana, Ana, Ana...—Ana...- se escapa de mis labios como un susurro.

—Ya se nos descompuso.- me señala Marto.

—Ya, espabile y abroche ese cinturón que ya llegamos.- me codea Isaza.

Yo sólo me limito a pensar y a mirar a la nada, ni siquiera me di cuenta cuando aterrizó el avión.

Los demás me fueron dirigiendo, me sacaban de mi nube cada  dos minutos, era tedioso. Me pasé las siguientes dos horas pensando en ese sueño, de principio a fin.

—Oiga, ya no?!- se sacan por mi ausencia.

—Si Villamil, qué le pasó que se taró?.- Simón está muy interesado

No encuentro manera de contarles esto. Es sólo un sueño. Pero quizá valga la pena... ellos me traerán a tierra.—Pues... tuve algo así como un sueño, pero de lo más raro y... se sintió tan real. Fue como vivir un año entero, y lo recuerdo como si lo hubiese vivido en carne propia. Pero, lo perturbador, es que, desperté con estos sentimientos...- mi cara de desentendimiento me acompaña todo el tiempo.

—Espere. Qué soñó?.- me pregunta Isaza intrigado.

Decidí contarles todo. De principio a fin.—Bueno. Estábamos terminando la gira en Argentina y ese día, luego del teatro de Buenos Aires, salimos a cenar y a festejar. En el apuro, bañamos a una niña cuando la furgo en la que íbamos levantó una pared de agua de la calle, pero ni nos enteramos hasta que la vimos en frente, bien cabreada con el conductor, le dijo todas las barbaridades que se les ocurra, pero nunca perdió la decencia. Estábamos pasmados. Les convencí de llevarla con nosotros para cenar, y recibí todo tipo de comentarios por ello. Pero aún así, corri tras de ella y le ofrecí mi chaqueta, me costó, pero logré convencerla de cenar con nosotros, su amiga lo hizo en realidad. Resultó que eran fans de nosotros y habían asistido a nuestro show, y así terminábamos de pagarle.- me río.-

—Entonces... esa niña...Ana... qué en el sueño?.- Marto me pone una mirada que no descifro.

—Pues. Morena, tenía un hermoso cabello largo.- me sonrío.- risado pero no le gustaba mucho, así que se lo estiraba. Sus ojos eran cafés, estaban llenos de vida siempre que sonreía. Su tez era morena, pero de un tono trigueño, no llegaba a ser tostado, y mis sentidos me decían que era tersa, muy suave. Medía metro setenta y era una muchacha muy especial.-

—Y qué le pasó? Se asustó, no? Por lo que vi hoy...- vuelve a insistir Isaza.

—Ella...- sentia que fue tan real que me dolía pensar en ello.—ella tenía problemas... depresión y todos nos preocupábamos por ella. En dos días, sentía que estaba como... como... como enamorado de ella.-

—Pero no era Gabriela?.- se sorprende Simón.

—No... y era completamente diferente. Verán. Era agresiva, pero delicada, todos la tratábamos con sumo respeto y admiración. Extremadamente inteligente, a pesar de su enfermedad. La disquera la contrató y nos ayudaba. Muy talentosa y con una voz única. Me embelesaba con sus suaves tonos y armonías. A ti te encantaba Isaza, se oían muy bien juntos. Contigo se llevaba muy bien Marto, la querías casi tanto como yo. Y estudiaba Historia, lo que...-

Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora