5. Caminos

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23:07. No les jodo.
Cuento: esta semana estuve un poco mal, incluso al día de hoy. Pero tengo la suerte de que al menos pude avanzar con otro proyecto de historia, que estoy segura les va a gustar.

Mi balance del año no es muy bueno. Todo lo contrario, este año rescato muy pocas cosas, entre ellas, los amigos que se quedaron a pesar de mi humor errático, mi familia cercana, mi experiencia en Europa y las personas que conocí ahí, y estas pequeña historias que empezaron por diversión, pero que me fueron dando algo con lo que distraerme.

Les agradezco a todos y todas por su apoyo incondicional, por los 10K y los 800 votos de Casualidad.

De verdad, me encantan sus comentarios, sus reacciones, todo me llena.

Les deseo un muy buen comienzo de año a todos y todas, y que se cumplan todos sus proyectos.

Los quiere.

H.

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Buenos Aires. Septiembre 2018.

Anahí Markhez.

Resulta que estoy encerrada en una habitación, vaya a saber Dios a qué altura, con cinco tipos que ni conozco.

El tal Juan Pablo se trae algo, pero no pienso quedarme a averiguarlo.

—No te quiero ofender ni nada parecido.- me dice el chabon.

—A mi no. Hablalo con tu pareja, a mi no me metas.- le sonrío y me doy media vuelta para intentar salir.

— Por favor Emilia... una oportunidad.- me pide el de anteojos.

Cristo, que no se cansan de esto!

El que te tira los perros no está mal.

Callate, ese es el que nos la dió en la madre.

El de pelo largo tampoco está mal.

No me cae bien, me da mala espina.

Bueno, vamos por el golpeador entonces.

"Vamos" me suena a "manada" y yo si voy a algún lado, va a ser a casa. Además, tiene novia... o novio.

Aborreda!

—Esa cara es un si?.- se emociona el de lentes.

—Cómo?.- qué hice?

JA! Por discutirme accediste.

Por eso no te hablo.

Claro que no, soy tu conciencia, no queres que te tomen por loca.

—Qué?.- le pregunto.

— Que asintió con la cabeza mientras miraba ... aquel punto.- me dice el Juan Pablo golpeador posicionado su mano sobre mi hombro para poder entrar en mi perspectiva y señalar la pata de una mesa que miraba mientras peleaba con la estupida de mi conciencia.

Deci lo que quieras, vas a tener que ir.

El contacto físico con este muchacho me molestaba, porque sabía lo que hacía y yo ya sabía que algo se traía, por lo que pongo los ojos en blanco y quito esa mano que nada tiene que hacer ahí.

—Bien, salgan entonces.- nos dice Pedro.

- Y usted Pedrito?.-

- Salgan?.- le pregunto.

Ya accediste no te queda de otra.

—Yo me quedaré tratando de calmar algunas aguas, ese video está en todos lados.- dice con su teléfono en la mano.

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