Destino?

96. Momento correcto. 2/

Corran a leer el capítulo 95 "Conmigo".

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Bogotá. Diciembre 2020.

Juan Pablo Villamil.

Pues qué decir?

No hay control.

Al menos no de mi parte.

Es todo y más.

Es pensar en todo lo que ella pasó, es pensar en todas esas cosas horribles y lograr llegar a un balance donde me acepta, donde me deja verla y sentirla tal cual es.

Supera cualquier expectativa pensada, la amo diez veces más de lo que creí, y no por una cuestión física, sino por todo eso por lo que ella pasó para poder llegar a este momento. Todas esas sesiones, esas peleas internas, tengo presente esas muecas de asco al comer, esas miradas de rechazo que le devolvía al espejo. Llegar a esto, es un gran logro para los dos, el de ella aceptándome a mi y el mío de ser capaz de acompañarla, lo admito, no es fácil, porque duele, pero muchísimo más me dolería dejarla.

Lamentablemente para los dos, nuestra química es total. Es tal cual mi sueño, me hace amarla y desearla al mismo tiempo.

En este preciso momento quiero arrancarle eso que lleva puesto y besarla por entero.

Pero no puedo... porque estamos en público. Y además, debemos alimentarnos de  vez en cuando.

— A qué hora quiere salir pasado mañana?- tomando de mi refresco.

Se encoge de hombros.— Cuando vos quieras, vos vas a manejar.- me sonríe y sigue con su comida para luego hacer una mueca, pero de satisfacción... conozco bien esa expresión.

— Bueno?.-

— Te odio... esto es riquísimo.- tapándose la boca.

Honestamente me encanta verla así, tiene un brillo especial, completamente diferente de ese brillo que irradia cuando siente satisfacción por su buen trabajo, o diferente de cuando estamos en la cama o de cuando sube un par de kilos. Este brillo, me anticipa que realmente disfruta de la vida, y me encanta denotarlo cuando está a solas conmigo, porque eso significa sólo una cosa...

Personas correctas, en el momento correcto.

Y mierda, que hemos esperado a que ese momento llegue.

Pasamos una linda y romántica velada, en este restaurante con una iluminación que hacía que el ambiente sea bien tranquilo y reservado.

Luego seguimos a un bar que pasaban un poco de música urbana, no era completamente un antro, pero se acercaba.

Hacía lo posible por no estarle encima todo el tiempo, pero me era imposible no tener contacto con ella.

A cada momento, la ayudaba a bajar del auto, agarraba su mano, le abría la puerta, mi brazo por su hombro, la dejaba pasar primero, mi mano en su espalda baja.

Y ya en el bar, atestado de gente, atrás de ella, con mis manos en su cintura, procurando que nadie la choque.

Realmente no se me da bien lo de bailar, es más, mi baile es un balanceo de lado a lado y ya, ese es todo mi baile. Si estoy con tragos encima, de seguro que me animo a más.

O quizá si salgo con Ani, me vea obligado a sucumbir ante sus encantos y sus caras que ruegan porque bailemos.

Cualquier excusa por tenerla pegada a mí me servía.

Así como baila en un escenario, baila en la pista. Quizá no tan estructurada, pero tiene una cintura suelta y se adaptaba a cualquier ritmo. Mi cara de idiota al verla me delataba y por ello, me sonreía y se tiraba encima mío para depositar un corto beso.