46. Ayuda.

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Lunes con "L" de "Lunes 4 y no estás". Festejamos los 2K, Mabel sigue de viaje, pero cuéntenle a sus madres, a sus hermanxs, y a esa vecina chusma!
Doble capítulo a modo de festejo y porque no quiero dejarles esta intriga horrible del "questa pasando?!".
Muchísimas gracias por su apoyo y sus hermosos comentarios. No me voy a cansar de repetirlo.

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Buenos Aires. Abril 2019.

Anahí Markhez

-te conseguí un vuelo en diez horas Ani, disculpame, es lo mejor que puedo...-
- muchas gracias Maca, me sirve hasta un burro para cruzar Los Andes.-
- Ani... qué paso?.-
- Ni siquiera quiero averiguarlo. Estoy camino a Santiago, y después me quedo en el aeropuerto.-
- Pero todo iba bien.-
- Si, bueno... un descuido de ellos. O mío. Ya no se qué pensar. Me mandas a alguien a Ezeiza para cuando llegue?.-
- Si, ya está pedido.-
- Genial, tenemos reunión? Cómo vienen con Crestino?.-
- Vos tenes una semana de descanso todavía...-
- Necesito esto para no matar a nadie Maca. No quiero pensar, y el trabajo es lo mejor que tengo.-
- Está bien. Pero sólo te voy a dejar pocas cosas.-
- Se supone que yo soy tu jefe.-
- Si, pero "A", nunca pusiste diferencias por un rango y "B", sabes que tranquilamente puedo hablar con tú jefe.-
- No puedo creer que a mis veinticinco años me amenaces con mi papá.-
- Todo sea por tu bien.-
- Gracias. Por todo. Por atenderme a esta hora, por ser tan insistente... por ser una buena amiga.-
- No te pongas sentimental y calmate un poco, todo este estrés no te  va a hacer bien. Que tengas un buen viaje. Te llamo cuando llegues.-
- Gracias nuevamente Maca. Nos vemos mañana.-

Apagué mi teléfono después de eso. Las llamadas de la banda seguían entrando y me rompía la paciencia que me quedaba.

Tenía una sensación horrible de inseguridad. Mientras esperaba mi vuelo miraba hacia todos lados, me sentía observada, vigilada. No podía ni tomar agua de lo inquieta que estaba.

Para cuando me di cuenta, estaba llorando. Hacía tiempo que no me sentía así de insegura, indefensa, frágil, dominada... entonces pasó.

Vomito.

Los nervios dieron vuelta mi estómago, era tensión que ya no soportaba. Al sentir esa sensación corrí al baño y me interné ahí dejando correr toda la angustia con el sonido del agua arrastrando los fluidos.

Mi pasado se hizo mi presente.

Débil.

Indefensa.

Miedo.

Impotente.

Frágil.

Sola.

D o m i n a d a.

No me quiero encerrar en mí, pero todo esto se está volviendo en mi contra.

Me pasé sentada en la tapa del inodoro hasta que se hizo el tiempo de abordar. No me di cuenta.

Llegué a Buenos Aires y al cruzar la zona de arribos me encuentro con Augusto sosteniendo un cartel con mi nombre.

— "Emiliana"?-

— Pensé que necesitabas un poco de humor.- pone una cara que provoca ternura.

Yo le otorgo una sonrisa.— Gracias. Tenes razón.-

Augusto agarra mi valija, pero yo me aferro a la manija.

— Ana...-

— No es necesario, estás fuera del horario de trabajo.-

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