Buenos Aires. Mayo 2024.
Anahí Markhez.
Tengo un problema.
Peso sesenta y un kilos y medio.
No lo noté hasta que lo dijo la modista de Buenos Aires.
Tomó mis medidas y establecimos la idea principal. Caro, que tiene unas medidas parecidas a las mías... cuando estoy sana, fue la modelo, así que se basaron en ella y las últimas pruebas serían las mías.
Pero no esperaba enterarme que me había achicado más de un talle, lo cual hacía que se achique todo en general.
— Creo que puedo tratar de subir de peso...- le digo a la modista.
— Nena, tenes que parar con esos nervios. Te consumen.- me dice Carmen.
— Hola! Perdón! Jeremias maneja como principiante.- dice Caro y me doy vuelta adentro del dichoso vestido.
— Jeremias.- asintiendo.
— Señorita.- devolviéndome el gesto.— es mentira lo que dice la señorita Carolina, se quedó dormida.- Caro lo mira mal y él esboza una sonrisa.
— Ya veo para quién es tu lealtad, sos un lambiscon.- le reclama mi hermana con los ojos entrecerrados.
— No pelees.- dice mamá que llega por detrás y se detiene en seco.— ese vestido te queda...- mirando mi cintura y la de Caro.
— Ya se!.- dejándome caer angustiada en la silla detrás mío.— perdí como cinco kilos y recién me entero... juro que vengo comiendo y hago todo al pie de la letra...- llevando mis manos a mi cara.
— Emi...- Caro siente pena al ver la desesperación.
— Quizá estás quemando más calorías con tanto nervio.- dice mamá.— tenes que calmarte un poco.-
— Trato! Pero...-
— Que pasa?.- me pregunta Caro sin vueltas.
Suspiro.— No se... es todo esto, Juan está muy emocionado... y si no es lo que él espera? Y si no es lo que yo espero? Qué va a pasar cuando su carrera termine? Cómo va a ser mi carrera? Vamos a vivir allá o acá? Y si venimos y Juan no es feliz? Y si yo me quedo allá y ...-
— ANA!.- me silencia mamá sosteniendo mis hombros.
— Tengo miedo de cagarla, ma... imaginate que ahora estoy bajando de peso... y si caigo otra vez? Y si no me tiene paciencia?.-
Las lágrimas y el pánico se hicieron mejores amigas para llegar a poseer mi persona.
— Hija...- mamá intenta pero niego y me levanto.
— Necesito...- ni siquiera termino mi idea, que ya me encuentro aislándome en un cuarto del estudio de Carmen, la modista.
Apoye mi mano en la pared esperando no caerme, tome bocanadas de aire pero todo presionaba en mi pecho, no podía ni respirar, estaba teniendo un ataque de pánico.
— Entonces...- me doy vuelta del susto y veo a Jeremias.— presenta tesis, da conferencias, pelea y dispara armas, pero no puede pasar una prueba de vestido sin desmayarse?.- me ofrece un pañuelo descartable.
Resoplé divertida, me sacó de la histeria por un microsegundo.
— Ya vamos a ver si algún día te casas con alguien que vive del otro lado del continente.- mientras lo veo sacar una botella de agua y me la entrega.— Gracias.-
— Respire, de a poco.-
Le hago caso y en eso, me ayuda a sentarme en una silla.
— Emilia...- se pone de cuclillas frente a mí para verme a los ojos y tomó completamente mi atención... me llamó por mi nombre.— Es normal. Tener esos miedos son normales, porque es incierto ese futuro. Lo que no voy a permitir, es que dude de usted misma. No necesita de nadie para superarse a sí misma. No necesita de nadie para cuidar de usted misma, porque es lo que viene haciendo desde muy chica. Es la mujer mas fuerte que conozco, pero no lo digo por lo que maneja de pelea o armas o la actitud. Es fuerte porque a pesar de todo lo sucedido, sigue de pie... y se preocupa de no volver a caer. Cualquiera ya se hubiese rendido a la primera.- agarra mis manos temblorosas.— me pone feliz que al fin descanse de tanta negatividad. Siéntase feliz, por favor, y disfrute, déjese consentir, por todo ese tiempo que vivió sola estando en compañía.-
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Destino?
أدب الهواةJuan Pablo tuvo un sueño. Pero no fue cualquier sueño. Fue uno que le transmitió una cantidad ínfima de sensaciones y sentimientos que lo descompaginaron. Luego de despertar y ver que nada de eso fue real, va a tener que lidiar con la realidad y co...