109. Público.

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Bogotá. Junio 2021.

Anahí Markhez

Negué.

Una y otra vez.

Mis mejillas estaban ardiendo.

Era tan imperfecto que rozaba lo absurdo.

La equivocada? En serio?

Una lágrima.

Mi mano va a mi boca callando cualquier cosa que amenace con soltar.

Mi corazón se saldría en cualquier momento.

Esta es la segunda publicación que hace conmigo, la primera fue con las fans en el aeropuerto. Y ahora esta... su mamá y yo... esta foto es extremadamente íntima y lo que dice en el pie, muchísimo más. Un resumen extremo de nuestra relación. Lo conocí hace tres años, aún así nuestra historia es muy larga, mucho drama, yo soy drama y a él le encanta lo dramático. Una pareja "goals"? No se, no me dejo llevar por eso.

Animarse a salir y asumir esta relación es algo... nuevo... es un paso enorme. Yo estaba en las tinieblas sentimentales, no era "lo oficial".

Suspiré.

Voltee.

Y ahí están esos ojos, sosteniendo mi cintura.

— Eres lo único que necesito a mi lado para saber que todo estará bien.-

— No necesito ninguna publicación para saber que me amas...-

— Yo se que tu sabes, y yo se que tu me amas, sólo quiero que te vean de la manera en la que te veo, que vean a esta muchacha simple con su sonrisa honesta, que es capaz de dejar cualquier diferencia atrás. Quiero que vean la razón por la cual has venido, la razón por la cual yo dejé todo, y que sepan...- suspira.— que sepan que tu no eres algo pasajero y que mereces completamente el lugar que tienes a mi lado. Es más, que sepan que eres mucho para mí. No pondré más excusas, no mentiré; aquella por la que pregunten como mi pareja... tendrá tu nombre y apellido. Porque lo mereces, no hay otro lugar, no hay otra persona... sólo-eres-tu. Y espero algún día merecer este lugar a tu lado...-

Negué otra vez y me aferré a su cintura, cerrando un sentido abrazo, sorbando mi nariz.

— Todo lo que tenga que ver con vos, me compete. Tus problemas son los míos, tu dolor me duele el doble, tus preocupaciones no me dejan dormir... mientras esté a mi alcance, voy a hacer todo lo posible por aliviar cualquier carga tuya Juan... - le digo apoyando mi mejilla en su hombro, escondiendo mi nariz en su cuello.

Él besa mi frente y nos quedamos un tiempo así, abrazados, en silencio, sintiendo su perfume y el inspirando el aroma de mi pelo.

— Tengo que seguir con la comida...-

— No te soltaré.- me interrumpe.

— Me vas a ayudar?.-

Asiente y luego de un fugaz beso se lava las manos.

Le dicto lo que tiene que hacer, que es cortar verduras, y su forma cuidadosa me provoca ternura.

Preparamos una tarta de verduras y una suculenta sopa. Mientras esperamos a que se cocinen ambas cosas, ese señor se me acercaba y se quedaba abrazándome. Nos levantamos melosos aparentemente.

— Piensa dejar a esa niña en algún momento?- le pregunta Mauricio.

— Claro que no.- dice orgulloso y muerde mi mejilla gruñendo cual perrito haciendo que ría y muera de vergüenza.

— No se que has hecho con mi hijo Ana... pero me alegra que hayas aparecido en su vida.-

— Convengamos que no me quedó de otra Mauricio, un golpe en la frente le alcanzó para que me carguen hasta la habitación y sepa Dios que otra cosas hicieron conmigo desmayada.- Juan resopla divertido.

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